JUDÍOS / JUDAÍSMO / JUDAIZANTES / JUDÁ

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La guerra civil en Judea continúa hasta la llegada de Pompeyo.


La situación de guerra civil en Judea continúa hasta que, en la fecha, se aproxima POMPEYO que acaba de anexionar Siria y considera que la anexión es el mejor remedio para cualquier clase de desorden. Después de la reorganización de los dominios romanos en el próximo Oriente: Ponto, Siria y Cilicia (asimismo la isla de Creta) se convierten en provincias; Armenia, Capadocia, Galacia, Cólquida y Judea pasan a ser estados vasallos que se constituyen en escudo protector. De este modo llega a su final el reino macabeo, al cabo de un siglo de la rebelión que le dio origen.

Jerusalén cae bajo dominación romana en el 63 aC


Jerusalén, ciudad que ya es mencionada en escritos que datan del tercer y segundo milenios antes de Cristo con los nombres de Urusalim (acadio) y Urushamem (egipcio), cae bajo la dominación romana en el 63 aC. Por entonces, el mundo judío está irreconciliablemente dividido entre los aristócratas saduceos y los más populares fariseos. Vulnerable como era a causa de su fragmentación interna, llama la atención de la emergente Roma, que no ve con buenos ojos el expansionismo judío, que pretende convertir a sus vecinos a su propia fe.

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Se crea un nuevo distrito de Judea que abarca a los que profesan el culto de Jerusalén.


Dentro de la provincia romana de Siria se crea, en la fecha, un nuevo distrito de Judea que abarca a los que profesan el culto de Jerusalén. HIRCANO II se hace etnarca (esto es, príncipe vasallo) y “aliado” de Roma. El apoyo de los judíos inclinados constantemente a favor de CÉSAR en la lucha contra POMPEYO les reporta varias concesiones.

HERODES el Edomita (hijo de Antípatro) es nombrado rey de Judea por el Senado Romano.


HERODES el Edomita (hijo del asesinado Antípatro) es nombrado rey (40aC a 4 aC) del recientemente creado nuevo distrito de Judea por el Senado Romano. Político brillante, aunque también ingenuo y supersticioso. HERODES desafiará en varias ocasiones la autoridad del Sanedrín (el consejo supremo de los judíos en asuntos de Estado y religión). Durante el dominio del emperador romano Marco ANTONIO, se producen en Judea diversos levantamientos ya que los asmoneos se han aliado con los partos, y HERODES, ya en el 40 aC. , tiene que escapar a Roma, cuando su sobrino Antígono, apoyado por los partos, toma Jerusalén.

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Se calcula que en tiempos de HERODES vivían unos ocho millones de judíos en el mundo.


Se calcula que en tiempos de HERODES vivían unos ocho millones de judíos en el mundo

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HERODES regresa a Judea al frente de un ejército romano de 30.000 infantes y 6.000 de caballería.


Con el título de rex socius et amicus populi romani (“rey aliado y amigo del pueblo romano”), que le otorga el Senado, HERODES regresa a Judea al frente de un ejército romano compuesto por 30.000 infantes y 6.000 hombres de caballería. Recupera Jerusalén, ejecuta a su sobrino Antígono y se convierte en un aliado fiel de Roma, a quien apoya en todos sus conflictos. Seguro de su poder y buscando neutralizar las influencias del judaísmo rigorista, HERODES separa Estado y religión, al tiempo que se dedica a exterminar a todos sus rivales. Llega incluso a ordenar la muerte de Mariamme, su segunda mujer, y de sus dos hijos, Alexandros y Aristobulos, pues a ella la acusa de querer envenenarlo y a ellos de conspiración. Pero esta inflexible brutalidad está acompañada de otras aspiraciones más elevadas. Así, HERODES quiere perpetuar su memoria con actos de munificencia (ayuda a crear organismos de beneficencia que atienden a las viudas, los pobres y los huérfanos, y entierran a los que mueren sin recursos), construcciones y legados colosales que le ganan el favor del pueblo judío.

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Jerusalén cuenta con 250.000 habitantes. Es el centro espiritual de la diáspora judía .


Jerusalén cuenta con 250.000 habitantes, aunque la capital de Judea es algo más que una gran urbe: es el centro espiritual de la diáspora judía (recordemos que la primera dispersión se había producido en el año 586 aC., cuando los babilonios conquistan Judea), pues hay prósperas comunidades hebreas en las ciudades más importantes del Imperio Romano. Se calcula que en tiempos de HERODES vivían unos ocho millones de judíos en el mundo, y de ellos cerca de dos millones y medio habitaban en Palestina. Todos conservaban una tradición muy original, respetada por los romanos: “el dinero sagrado”. En base a la misma, todo varón judío mayor de 20 años pagaba cada año a Jerusalén un impuesto de medio siclo, que se guardaba en el Templo, lo que, unido a las donaciones en dinero y vajilla aportados por los judíos de Palestina y la diáspora, convirtieron a aquel lugar en lo que Josefo denominó como “la tesorería general de toda la riqueza judía.

Palestina, en estas fechas, es un lugar recóndito del Imperio romano.


Palestina, en estos años, es un lugar recóndito del Imperio romano. Conquistada por Pompeyo en el año 63 aC, está gobernada por los procuradores con sede en Cesarea, a orillas del Mediterráneo. Pero Roma ha instaurado en Palestina una monarquía títere originaria de Idumea. En realidad es una forma de insultar al pueblo de Israel haber colocado en el trono de David y Salomón a unos personajes como HERODES el Grande y sus sucesores que no son judíos, ni creen en el Dios de los judíos, ni tienen más argumento que la fuerza, la crueldad muchas veces, y siempre la sumisión a Roma. Esta división de poderes que se da en Palestina, refleja la especial situación y consideración que los judíos han conseguido de Roma.

Los habitantes de Judea viven en una constante excitación mística ante la expectativa del Mesías.


Los habitantes de Judea (región de Palestina) viven en una constante excitación mística ante la expectativa de que aparezca un descendiente del rey David (que reinó en el país mil años antes). Ese sería el “Mesías” (“el Ungido”). Con el paso del tiempo, la imagen del Mesías prometido, se ha ido achicando en las estrechas mentes de los hombres. Lo que la inmensa mayoría de judíos espera, en este tiempo, no es ya un magnánimo Rey de reyes, un Salvador universal, sino un simple liberador nacional. Una vez se produzca su advenimiento, el Mesías logrará más o menos milagrosamente que Judea sea libre e independiente, y encabezará un despertar universal que encamine a todos los hombres al judaísmo. En un momento u otro, a muchos individuos se les ha considerado el esperado Mesías, y Judea se halla en un estado de semiinsurrección como resultado de ello. Los grupos dirigentes tratan desesperadamente de eliminar a todos los supuestos Mesías, a fin de que Roma no pierda la paciencia y aplaste el país.

En Roma, la capital del Imperio, no entienden a los judíos. Es una raza terca y extraña.


Pero en Roma, la capital del Imperio, no se acaba de entender a los judíos. Es una raza terca y extraña. Adorar a un solo Dios resulta una excentricidad difícil de asimilar por un pueblo, el romano, acostumbrado a todo un conjunto de dioses y diosas, en parte heredados de Grecia, que resultan cómodos por su poca exigencia. Si los dioses cometen adulterio con frecuencia, mienten y se engañan unos a otros y se pelean entre sí por los mejores puestos, ¿cómo van a exigir nada a los mortales? En cambio. El Yawéh de los judíos es distinto. No tiene debilidades ni rivales. Es el único y exige ser “amado sobre todas las cosas, con todo el corazón, con toda la mente, con todo el ser”. ¡Allá ellos: Al fin y al cabo Palestina está lejos, en un rincón, y además, no parece que esas ideas monoteístas contagien a los vecinos. Y efectivamente, los judíos se sienten diferentes. Son conscientes de ello y están orgullosos de sus diferencias. Pero aunque piensen que tienen la verdad, saben que Roma tiene la fuerza. Y al poderoso hay que temerle. Y, lo que es peor, pagarle impuestos.