Las ciudades de Alost, Maestricht, Gante, y, en la fecha, Amberes… son brutalmente saqueadas por las amotinadas tropas españolas. Ante ello, tanto las provincias rebeldes: Holanda y Zelanda como las que se han mantenido leales al rey arbitran una forma de colaboración lanzándose ambos bandos sobre los amotinados. GUILLERMO de Orange va consolidando gradualmente su liderazgo y dirigiendo una campaña contra FELIPE II para obligarle a conceder medidas de tolerancia religiosa y cierto grado de autonomía política. El saqueo de Amberes, además de quebrantar los esfuerzos españoles significa que «poner una pica en Flandes», es decir, sostener el ejército, trasladarlo desde España vía marítima o desde Italia vía terrestre, no es una frase: es una dura realidad. En Flandes se pierden haciendas, vidas e imágenes de prestigio.

JUAN de Austria, hermanastro del rey, vencedor de Lepanto, es nombrado para apaciguar a los Países Bajos. Su experiencia en el campo de la política es mínima. Joven de 31 años ha vivido entre ejércitos y batallas, ajeno a las reponsabilidades de gobierno. El mismo comprende lo equivocado de su nombramiento, negándose a ir a los Países Bajos, lápida de las mejores carreras militares. Pero FELIPE II mantiene su nombramiento y D.JUAN ha de marchar a su destino. En 11/1576 llega a Flandes. La gestión a realizar consiste, como en el caso de Requesens, en negociar a partir del reconocimiento de la autoridad real y la unidad de la fe, llegando hasta donde exijan las circunstancias.

La actividad de D.JUAN de Austria, hermano natural de FELIPE II y gobernador de los Países Bajos, es sustitución del drástico duque de Alba y de Luis de Requesens, obtiene rápidos resultados. Aprovechando las divisiones dentro del bando rebelde, llega al llamado «Acuerdo Perpetuo», según el cual los rebeldes aceptan el catolicismo y le reconocen su autoridad, a cambio de los cual los tercios abandonarán los suelos de los Países Bajos admitiéndose importantes concesiones. GUILLERMO de Orange, hasta entonces dirigente de la sublevación, es, con alguno de sus partidarios, el único que no acepta el compromiso. Según lo pactado, los tercios abandonan los Países Bajos.

FELIPE II comprobando la endeblez de lo pactado, cambia de opinión y hace volver a las tropas españolas, retirando, a su vez, las concesiones religiosas. GUILLERMO de Orange es insultado no sólo por los realistas, sino también por los calvinistas. Todos están contra él. GUILLERMO está horrorizado, pero parece incapaz de controlar la furia dogmática de sus aliados.

El secretario personal de don JUAN de Austria, JUAN de Escobedo, muere asesinado por los hombres del secretario del rey Antonio PÉREZ cuando regresaba al anochecer hacia su casa de Madrid. Según todos los indicios, el rey ha consentido en la ejecución de este crimen movido por las calumnias que PÉREZ vierte sobre el comportamiento desleal de don JUAN de Austria, hermanastro de FELIPE II, y el papel que en estas intrigas ha desempeñado ESCOBEDO. En realidad, tras este crimen se esconde una enconada pugna por el poder entre los partidarios de ESCOBEDO y los de Antonio PÉREZ.

El asesinato de Juan de Escobedo es uno de los incidentes de intrigas y confabulaciones más oscuros del reinado de Felipe II y al que posteriormente se ha llegado a involucrar al propio rey, se ha puesto en relación con el hecho de que don Juan de Austria y Escobedo, una vez resueltos favorablemente los grandes problemas de los Países Bajos, escribieran al Rey transmitiéndole su deseo de regresar a España para, visto el éxito, encargarse de la política del monarca. Temeroso Antonio Pérez que se descubriera su doble juego y manejando al monarca a su favor, aprovecha la ocasión de que Juan de Escobedo regresa a la corte para ordenar su muerte. De hecho, ha sufrido dos intentos de envenenamiento en sendas comidas en casa de Antonio Pérez durante los días 8 y 12 de marzo de 1578 que no fructificaron. Sin embargo, en esta ocasión, en la fecha, muere acuchillado por parte de seis sicarios a pocas manzanas del antiguo palacio real de Madrid, cuando regresa ya de noche de la casa de la Princesa de Éboli.

Nace FELIPE (el que será Felipe III). Hijo de FELIPE II y de ANA de Austria, de la que es su cuarto hijo. Esperado heredero de la Corona española. Felipe II, que se ha casado cuatro veces, no ha conseguido ningún varón sobreviviente: otros tres niños previos, Fernando, Carlos Lorenzo y Diego, han fallecido tempranamente, obligando a un frecuente luto a la corte.

Habiendo fallecido sin herederos el rey SEBASTIÁN I de Portugal, sobrino de FELIPE II, queda abierto el camino de la sucesión al monarca español. FELIPE II, como hijo de la emperatriz ISABEL I de Portugal y nieto del rey portugués MANUEL I, tiene legítimos derechos al trono luso. Pero el cardenal ENRIQUE, tío abuelo del fallecido SEBASTIÁN (era hijo de Manuel I y hermano de Juan III) es puesto rápidamente en el trono, reinando como ENRIQUE I el Cardenal (1578-1580) por los nobles portugueses como solución de urgencia, pese a su avanzada edad y a la precariedad de una salud ya quebrantada. ENRIQUE había sido regente durante la minoría de Sebastián, contaba 66 años y tampoco tenía herederos.

Fallece, cerca de Namur, en los Países Bajos, en la fecha, JUAN de Austria, a causa de una epidemia de tifus surgida en su campamento, preso de la angustia y la desmoralización. Uno a uno, los más prestigiosos generales al servicio de España, son batidos por la revuelta de los Países Bajos. FELIPE II nombra a ALEJANDRO Farnesio, duque de Parma, hijo de MARGARITA de Parma y, por tanto, sobrino de FELIPE II, gobernador de los Países Bajos.

Fallece FERNANDO, el primogénito de FELIPE II, primer hijo habido con ANA. Apenas tiene los seis años. Quedan con vida sus dos hijas, del matrimonio anterior, y DIEGO y FELIPE.