IMPERIO ROMANO DE ORIENTE (BIZANCIO)(395 - 1453).

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Constantinopla inicia su propia producción de seda.


JUSTINIANO ha sobornado a dos monjes persas que viven en China, para que regresen con unos huevos de gusano de seda ocultos en cañas de bambú huecas. Hacia 550, Constantinopla inicia su propia producción de seda, y de estos huevos introducidos de contrabando descienden todas las orugas que desde entonces han constituido la base de la industria sedera europea.

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NARSÉS es enviado por JUSTINIANO I a Italia para proseguir la lucha contra los ostrogodos.


En la fecha, NARSÉS es enviado por JUSTINIANO I a Italia para proseguir la lucha contra los ostrogodos. NARSÉS es un eunuco que cuenta ya 71 años en esa época. Es el único eunuco de la historia de Occidente que ha brillado como jefe militar.

La decadencia económica del Imperio romano de Oriente es la causa básica de sus problemas sociales.


Es fácil comprender que las premisas en que JUSTINIANO ha basado sus campañas de Occidente (que el Imperio se fortalecería con la recuperación de África e Italia) son erróneas. Esos países no son capaces de defenderse por sí solos, no hacen más que aumentar los problemas de Constantinopla, que ya tiene bastantes. La decadencia económica, causa básica de la enfermedad del Imperio, aún continúa: las ciudades se debilitan, las rentas públicas disminuyen y aumenta la despoblación.

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TOTILA, rey de los ostrogodos, muere en combate contra NARSÉS. Su sucesor es TEYA.


TOTILA, rey de los ostrogodos, muere en combate -en la fecha- contra NARSÉS en Tadinae (al norte de Espoleto). La última batalla campal de una cruel guerra que viene durando más de un cuarto de siglo. Esta victoria permitirá reincorporar Italia al Imperio. Pero los costes resultan ser mucho más elevados de lo previsto. Y no sólo desde el punto de vista económico; la guerra ha destruido completamente ciudades enteras, el país queda tan devastado que no merece ya la pena dominar El sucesor de Totila es el último rey ostrogodo, TEYA, que morirá meses más tarde en el Mons Lactarius (al pie del Vesubio, Nápoles) luchando asimismo contra NARSÉS. Éste lleva a cabo lo que BELISARIO no ha logrado, si bien conviene precisar que JUSTINIANO le ha apoyado más que a aquél. Después de todo, un eunuco no puede disputarle el trono.

Las tropas bizantinas enviadas por JUSTINIANO I ayudan a las fuerzas del rebelde ATANAGILDO.


Las tropas bizantinas enviadas por JUSTINIANO I, al mando del general LIBERIUS desembarcan en el Sur de Hispania, uniendo sus fuerzas a las del rebelde ATANAGILDO al que ayudan a derrotar al ejército del rey visigodo ÁGILA I que ha marchado hacia el Sur, desde Mérida, con dirección a Sevilla. En compensación, los bizantinos -según acuerdo de esta fecha entre ATANAGILDO y LIBERIUS- recibirán plazas importantes en Levante y en el sur de la península.

Las huestes bizantinas se van apoderando de parte de la Cartaginense y de la Bética.


Las campañas entre los visigodos y ATANAGILDO, sigue durante meses, en los que los ejércitos visigodos se destrozan ante la mirada complaciente de las huestes bizantinas que se van apoderando de parte de la Cartaginense y de la Bética. Ambas provincias quedarán, en su mayor parte, anexionadas al Imperio romano de Oriente.

La administración del Patrimonio de San Pedro confiere a los papas prerrogativas civiles y políticas.


La administración del Patrimonio de San Pedro, aunque no convierte inicialmente a los papas en jefes de Estado, les confiere no obstante auténticas prerrogativas civiles y políticas reconocidas por la Pragmática Sanción de 554 promulgada por el emperador JUSTINIANO I (una vez que, tras la conquista de BELISARIO, Roma vuelve a estar bajo la soberanía de los emperadores, tras el interregno hérulo y ostrogodo), entre otras la de poseer una fuerza militar que llegará a constituir un respetable ejército puesto en acción en múltiples ocasiones, en no pocas bajo el mando del propio pontífice-caudillo. Por otro lado, muchos de los papas proceden de las clases dominantes romanas y ejercen en simultaneidad el cargo episcopal y el de mandatarios civiles de la Ciudad Eterna. Tal será el caso de Gregorio I Magno (590 – 604) , hombre avezado en el desempeño de funciones políticas pues ha ostentado anteriormente el cargo de prefecto de la propia ciudad (prefectus Urbis) y pertenece a una familia de patricios romanos.

JUSTINIANO I quiere tomar parte en las decisiones religiosas por lo que persigue a los herejes.


La ortodoxia de JUSTINIANO le ha llevado a realizar numerosas persecuciones contra posiciones supuestamente heréticas, combinando estas persecuciones con una política de aproximación, demostrando una vez más los deseos de JUSTINIANO I de tomar parte en las decisiones religiosas. El resultado de esta misión espiritual es un rotundo fracaso, que abrirá aún más las brechas entre las iglesias de Oriente y Occidente.

JUSTINIANO I destierra y somete al Papa VIGILIO aunque por breve espacio de tiempo a trabajos forzad


JUSTINIANO I obliga al papa VIGILIO -prácticamente como su prisionero- a viajar a Constantinopla. Allí intenta obligarlo a dejar sin efecto las conclusiones del concilio de Calcedonia de 451, a lo que responde el pontífice con un fallido intento de huida que empeora más la situación. JUSTINIANO I destierra y somete al Papa aunque por breve espacio de tiempo a trabajos forzados, así como a cuantos no admiten la condenación de los «Tres Capítulos». Convencido el Papa VIGILIO de que la condenación es justa, publica, en la fecha, un segundo «Constitutum» en el que ratifica la censura contra la persona y escritos de Teodoro de Mopsuestia y condena los discutidos escritos de Teodoro de Ciro y de Ibas, pero no sus personas. Con esto, queda confirmado, en lo sustancial, el Concilio II de Constantinopla y se permite al Papa su regreso a Roma. Desde este momento se considera el accidentado concilio como ecuménico y, posteriormente, los sucesivos papas se esforzarán en que sea así considerado en Occidente.

Terminada la guerra, los bizantinos permanecen en la Península extendiéndose por la costa suroccidental.


En Hispania, el pacto establecido en 552 entre ATANAGILDO y el representante de JUSTINIANO I daba a este último algunas plazas fuertes situadas entre Valencia y Gibraltar. Pero en el transcurso de la guerra civil goda, entre ATANAGILDO y Agila, los bizantinos ocupan más plazas de las pactadas. Una vez terminada la guerra civil, los bizantinos permanecen en la Península y extienden sus dominios por la costa suroccidental, desde Cartago Spartaria, luego Cartagena, hasta la desembocadura del río Guadalete y algunas tierras del interior. Estos dominios constituyen, a partir del 555, junto a las Islas Baleares, la provincia bizantina de HISPANIA que se coloca bajo la autoridad de un jefe militar -«Magister Militum Hispaniae»-. La península se halla ahora escindida en 3 soberanías: sueva, visigoda y bizantina. ATANAGILDO mantiene enfrentamientos permanentes con los bizantinos que, sin obtener éxitos claros, al menos permiten el establecimiento de una frontera fija con los territorios dominados por éstos.