Fallece en Rávena, el emperador del Imperio romano de occidente, Flavio HONORIO.

Tras la muerte del emperador Honorio, TEODOSIO II, el representante en Oriente de la dinastía teodosiana en el poder en aquel tiempo, duda sobre si anunciar o no la muerte de su tío. En este lapso, el patricio de Honorio en el momento de su muerte, Castino, eleva a JUAN a la dignidad imperial. JUAN es un primicerius notariorum o sirviente civil veterano por aquel tiempo. En contra de los emperadores teodosianos, tolera todas las sectas cristianas. Su control sobre la Galia no es seguro: su prefecto pretoriano en la región es asesinado en Arlés en una insurrección del ejército. Y el Comes Bonifacio, que controla las provincias africanas, retiene el grano del imperio privando de él a Roma.

Por fin, TEODOSIO II proclama augusto (emperador) a VALENTINIANO III (423-455), hijo de Constancio III. Gala PLACIDIA, su madre, se convierte en emperatriz regente durante su minoría de edad. (Gala Placidia fallecerá en Rávena en 450). VALENTINIANO III está, en consecuencia, subordinado a TEODOSIO II, emperador de Oriente. JUAN, el emperador usurpador, esperaba poder llegar a un acuerdo con el emperador TEODOSIO II, pero cuando éste nombra augusto al joven VALENTINIANO III (indudablemente influenciado por la madre, Gala Placidia), sabe que la guerra no se hará esperar.

El gobierno imperial de VALENTINIANO III, hace lo que puede por hacer frente a la difícil situación por la que atraviesa el Imperio. Hay pruebas de la creación de mandos militares de emergencia en las regiones fronterizas y de la creciente llamada de tropas provinciales para combatir las invasiones de Italia. JUAN, el emperador usurpador, por su parte, envía a su amigo, el general romano llamado Flavio AECIO, a contratar hunos para su ejército imperial.

Cuando el general AECIO se encuentra lejos embarcado en su misión de contratar un ejército de hunos, el ejército del Imperio de Oriente deja Tesalónica en dirección a Italia, pronto se hacen con Aquilea, ya en territorio de la península, a la que convierten en su base. Las siguientes acciones militares no son concluyentes hasta que la guarnición de Rávena del usurpador JUAN es convencida para entregarlo a los imperialistas. JUAN, el emperador caído es llevado a Aquilea donde primero le cortan la mano, es paseado en cueros por el Hipódromo con los insultos del pueblo, y finalmente tras muchos insultos e injurias es decapitado en junio de 425.

Tres días después de la muerte de Juan, AECIO vuelve al frente de un importante ejército huno. Tras una escaramuza preliminar, Gala Placidia y AECIO llegan a un acuerdo: los hunos serán recompensados y se marcharán a sus hogares, mientras AECIO recibirá el puesto de magister militum (comandante en jefe del ejército romano).

El vándalo silingo GENSERICO, según su acuerdo con el general romano BONIFACIO, abandona Hispania en mayo de 429. Los vándalos, asdingos y silingos, en número de más de 80.000 son trasladados a África en barcos romanos embarcando en el puerto de Julia Traducta (Tarifa).

Una vez en África, el vándalo GENSERICO demuestra que su idea de auxiliar a BONIFACIO consiste en apoderarse para sí de la provincia romana de África. No en vano África es el principal provisor de trigo del Imperio y en ella la decrepitud romana es aún más evidente que en la desprotegida Hispania.

Los hermanos ATILA (palabra de origen germánico que significa “padrecito”) (433-453) y BLEDA (433-445) empiezan a gobernar sobre los hunos. Éstos continúan expandiéndose en todas direcciones, pero su destino más importante es Germania, donde empujan a algunas tribus germánicas más allá del Rin, lo que les permite crear sus propios reinos. ATILA (el “Etzel” de la Canción de los Nibelungos) es un hombre de excepcional capacidad guerrera y política. Se dice que donde pisa su caballo, no vuelve a crecer la hierba. ATILA consigue aglutinar a su alrededor a todo su pueblo y no se va a conformar con ser un mercenario de Roma, sino que aspirará a conquistarla o, al menos, a hacerse con todos sus tesoros.

Los hunos destruyen el reino burgundio de la ribera izquierda del Rin, a petición de Roma, cuando este reino escandinavo intenta expandirse hacia Bélgica. Muere el rey Gunther, acontecimiento relatado al principio de la leyenda de los Nibelungos. Los burgundios conseguirán instalarse a orillas del lago de Ginebra. Para detener sus incursiones, los romanos firman con ellos un foedus (pacto), tratado que les instala en el actual departamento de Saboya. Extenderán entonces su esfera de influencia hasta Langres, Dijon y Die, y se implantarán en Lyon, antigua capital de los galos. Al igual que los francos y los visigodos, sus reyes designan condes para las ciudades que salen de las viejas elites galorromanas y están encargados de la administración, de la policía y de la recaudación de impuestos. Conservan sus tradiciones bárbaras. Convertidos en su mayoría a la versión arriana del cristianismo, algunos abrazarán pronto el cristianismo ortodoxo que ha condenado dicha herejía.