Los dos imperios, el de Oriente y el de Occidente, vuelven, por última vez, a reunirse en manos de una sola persona: TEODOSIO I el Grande. Sus hijos HONORIO Y ARCADIO son nombrados corregentes.
HONORIO (Corregente de Occidente 394-395)(Emperador romano de Occidente)(395-423)
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Muere el emperador romano TEODOSIO I el Grande. El imperio queda dividido en Occidente y Oriente.
Muere el emperador romano TEODOSIO I el Grande. Occidente, con centro en Milán, pasa al hijo de Teodosio, HONORIO, de 10 años (395-423), a quién le deja a Estilicón como consejero, un general experimentado, y Oriente, con capital en Constantinopla, pasa a su otro hijo ARCADIO, de 18 años (395-408), siendo éste aconsejado sucesivamente por Rufino, Eutropio y finalmente, a partir de 399, se impondrá la emperatriz EUDOXIA. Esta división del Imperio romano obedece a la actualidad de cada mitad: Occidente sumida en un caos y con invasiones muy importantes, y Oriente con mas reservas humanas, mayor fuerza productiva y con cierta estabilidad institucional. Por tanto, en lo sucesivo deberemos referirnos al «Imperio romano de Occidente» y al «Imperio romano de Oriente o Bizantino». El Imperio romano de Oriente comprende toda Grecia y la región del Egeo y se caracteriza por el sincretismo de la cultura helénica, influencias orientales del Oriente Próximo y cristianismo.
Ante la amenaza de ALARICO, sale a su encuentro ESTILICÓN que ejerce el poder en nombre HONORIO.
Parece lógico que invasores procedentes del este ataquen en primer lugar a la parte oriental. Sin embargo, los sucesivos contingentes de visigodos, hunos y ostrogodos serán desviados a Occidente, y Constantinopla seguirá siendo capital del Imperio por mil años más. Así, pues, ante la amenaza de ALARICO, sale a su encuentro ESTILICÓN que ejerce el poder como regente del débil HONORIO. (ESTILICÓN es un vándalo, es decir también germano que se convertirá en el suegro de HONORIO). Parece que el ambicioso ESTILICÓN está a punto de apoyarse en ALARICO para asegurarse el control de Iliria, pero al fin se enfrentan.
Rávena se convierte en la capital del Imperio romano de Occidente.
En 402 Rávena se convierte en la capital del Imperio romano de Occidente, pues el emperador HONORIO traslada aquí la corte imperial. El traslado se hace, ante todo, con finalidades defensivas: Rávena está rodeada de ciénagas y pantanos y tiene fácil acceso a las fuerzas imperiales del Imperio romano de Oriente.
AGUSTÍN se opone al emperador HONORIO cuando éste amenaza a los donatistas con la pena de muerte.
Los católicos reúnen un nuevo sínodo en Cartago y solicitan al emperador HONORIO que los donatistas sean declarados fuera de la ley y castigados conforme a los decretos promulgados por Teodosio el Grande contra los herejes. AGUSTÍN no desea tener que recurrir a la autoridad civil; pero finalmente tiene que ceder en vista de la terrible obstinación de los donatistas y basándose en aquel pasaje evangélico de la parábola del rey con respecto a sus invitados al banquete divino (que simboliza la entrada de los fieles a la Iglesia): «Obliga a la gente a entrar para que se llene mi casa» (Lc 14;23). Pero se opondrá resueltamente al emperador HONORIO cuando éste, mediante un edicto de 405, amenace a los donatistas con la pena de muerte.
HONORIO y ESTILICÓN van a Roma para celebrar su triunfo.
HONORIO y ESTILICÓN van a Roma para celebrar su triunfo. Es famosa esta celebración por ser la última en que se dan en espectáculo los combates de gladiadores. Los cristianos protestan y hasta un monje llamado Telémaco muere apedreado por la turba cuando trata de separar a los contendientes en la arena. Este incidente acaba de decidir a HONORIO que publica un edicto en el que prohibe para siempre los juegos gladiatorios.
HONORIO declara a ESTILICÓN enemigo público de Roma.
ESTILICÓN, a pesar de sus éxitos, su ascendencia bárbara y su fe arriana provocan rechazo a los ojos de los consejeros imperiales, que intrigan contra él. Extienden falsos rumores contra él, de manera que el joven y manipulable emperador se deja convencer por sus consejeros y pese a que ESTILICÓN le ha intentado educar para ser un buen emperador, HONORIO declara a ESTILICÓN enemigo público de Roma. ESTILICÓN se retira a Rávena, en donde le toman en cautiverio. Aunque está dentro de su capacidad disputar las acusaciones, no resiste, debido a la culpabilidad o por miedo de las consecuencias sobre el estado ya precario del imperio occidental.
El emperador HONORIO da orden de ejecutar a su suegro ESTILICÓN que es asesinado en Pavía.
La invasión de la Galia por suevos, vándalos y alanos (406) se achaca a la incapacidad de ESTILICÓN, pese a que ha hecho cuanto ha podido para proteger al menos a Italia. El emperador HONORIO, en la fecha, da orden de ejecutar a su suegro ESTILICÓN que es asesinado al día siguiente. Antes de ejecutarlo, le son retiradas sus insignias de magister militum. Por otra parte, su hijo Euquerio es asesinado en Roma poco tiempo después para evitar que los partidarios de ESTILICÓN lo traten de aupar al trono. Los germanos que constituyen el grueso del ejército «romano», desertan indignados. El imperio, privado de su más firme sostén, pronto se derrumbará.
Flavio Claudio CONSTANTINO III, se proclama emperador y cruza las Galias. Establece su corte en Arlés.
La inquietud local en Britania, las incursiones sajonas a lo largo de la línea costera y el estado de disolución en que se halla el imperio en el reinado de HONORIO, provocan una serie de proclamaciones imperiales. Como resultado de las cuales, el usurpador Flavio Claudio CONSTANTINO III, abandona Britania, cruza las Galias y establece su corte en Arlés siendo reconocido coemperador por HONORIO ya que no tiene fuerzas para combatirlo. Tras la marcha de CONSTANTINO III, Britania ya nunca se recuperará como provincia romana. Estará gobernada por hombres que las fuentes romanas describirán como «tiranos», esto es, reyezuelos locales más o menos continuadores del poder romano.
El Imperio ofrece a los bárbaros que acepten la condición de federados y a cambio recibirán tierras.
Ajenos de momento a lo que han provocado, los bárbaros deambulan sin rumbo fijo por Hispania, saqueando a su paso, y sobre todo, creando en la hasta entonces tranquila Hispania un pánico tremendo. Ésta era, a grandes rasgos la situación en Hispania cuando HONORIO decide poner un poco de orden. El Imperio ofrece a los bárbaros, en la fecha, un pacto: aceptarán la condición de federados y a cambio recibirán tierras en Hispania. El trato parece que es aceptado, aunque después veremos a los romanos que quieren sacarse de encima todos estos pueblos.