En 1338, el rey de Aragón -PEDRO IV el Ceremonioso- firma también la paz con ALFONSO XI, después de hacer algunas concesiones.

Hacia 1340, el poeta castellano conocido como el Arcipreste de Hita, JUAN RUIZ, compone el Libro del Buen Amor. De su autor no se conoce nada más que las 1728 estrofas que forman el Libro del Buen Amor, y que reúnen una larga serie de formas métricas que van desde la cuaderna vía, hasta una readaptación del zéjel andaluz y pasan por la estrofa de verso menor al estilo provenzal. La obra aglutina casi todos los temas y las formas más usuales de la época. Resulta difícil determinar si el autor se propone moralizar a través de la descripción de los vicios de la sociedad de su tiempo, o presentar una actitud cínica o desvergonzada.

Los benimerines en gran número atraviesan el estrecho de Gibraltar, a pesar de los esfuerzos de la escuadra castellana para evitarlo. Sin embargo, los africanos, en vez de adelantarse hacia el interior, se detienen a sitiar Tarifa, lo cual da tiempo a ALFONSO XI el Justiciero de Castilla para allegar soldados y colaboración. La batalla decisiva tiene lugar -en la fecha- a orillas del río Salado (Cádiz). El papa BENEDICTO XII, declara cruzada la campaña. Castellanos, catalanoaragoneses y portugueses, en virtud de la alianza que tienen firmada precisamente ante la amenaza musulmana, se enfrentan a la invasión. Intervienen  ALFONSO VI de Portugal y PEDRO el Ceremonioso, rey de la Corona de Aragón y entre todos, incluidos los propios defensores de Tarifa, obligan al sultán Abú-l-Hasan a regresar a Marruecos, lo que prácticamente supone la expulsión definitiva de los norteafricanos benimerines, pero no el control absoluto del estrecho de Gibraltar. La victoria del Salado es importante por el enorme botín que obtiene ALFONSO XI de Castilla. Calcúlase en más de 200.000 el número de benimerines que perecieron o quedaron prisioneros. Es la última gran batalla que registran los anales de la reconquista. (También en 1343, ALFONSO XI obtendrá otra gran victoria sobre los benimerines en Palmones.)

La gran pericia militar de ALFONSO XI se manifesta en la ocupación del estrecho de Gibraltar, llevada a cabo tras la victoria del Salado (1340), en la que cuenta con la ayuda de los reyes de la Corona de Aragón y Portugal, y en la conquista de Algeciras (1344).

El 1344 se establece el primer acuerdo para regular las comunicaciones entre Vizcaya y Flandes.

Refugiados en Algeciras los pocos benimerines que habían escapado de la batalla del Salado, son definitivamente expulsados al ser conquistada esta ciudad, en la fecha, por castellanos  (Alfonso XI el Justiciero) y catalanes. Según se dice, en esta batalla se empleó por primera vez la artillería. Los toscos cañones o «truenos» arrojaban «pellas de fierro» del tamaño de una manzana grande, de trayectoria un tanto errática, sin puntería. Tampoco alejaban mucho, y era más el ruido que las nueces pero el impacto psicológico debía de ser considerable. (Algunos autores aseguran que los primeros cañones europeos habían tronado en 1331 en la expedición del moro granadino contra Alicante y Orihuela. Por otra parte, parece que existen dos manuscritos, uno florentino y otro inglés, fechados en 1326, que hablan ya de cañones.)

El preceptor real de ENRIQUE II, don Rodrigo Álvarez Asturias, Conde de Trastámara, cede en 1345, el título de Conde de Trastámara (de Trans Támaris, «Más allá del Río Tambre», en Galicia) a Don ENRIQUE, como heredero legal suyo.

Expedición, en la fecha, de JAUME FERRER al Sáhara. Parece ser que en esta expedición fue bautizado el territorio de Uad Dahad con el nombre Río de Oro, que el Frente Polisario en el nombre de su partido ha mantenido: Frente Popular de Liberación de Saguia el Hamra y Río de Oro.

En 1348 las Cortes, que son ya un órgano legislativo de primer orden, se reúnen en Alcalá y promulgan el Ordenamiento, primera aproximación a la unidad legislativa, que será ampliamente invocado durante el reinado de los Trastámara.

El 4 de noviembre de 1348 se conceden importantes privilegios a la «nación española» de Brujas. Esta expresión, \»nación española\», quiere decir que todos los subditos del rey de Castilla que comercien con la ciudad disfrutarán de los privilegios y quedarán sujetos a las obligaciones que en aquel documento se determinen. De hecho en Brujas se levantará en 1357 una capilla por los franciscanos donde serán colocados los escudos que la representan; el emblema será el de los lobos y el árbol, demostrándose así la plena dominación vizcaína. Dos veces al año navegaban en convoy las flotas desde Flandes a España. La \»nación\», en nombre de la Hermandad, llegará incluso a negociar y concluir un tratado de comercio con Inglaterra (1/8/1351)