El papa EUGENIO IV envía al concilio cuatro nuevos legados, que en sus frecuentes intervenciones inician una campaña de dignificación de la autoridad papal.

El pensamiento de Platón hace «renacer» a los pensadores, que se creen más próximos al hombre; los humanistas son los eruditos o, en una acepción más general, quienes exaltan los valores propiamente humanos. La expansión del humanismo es rápida en un Occidente dispuesto a recibirlo cuando comienza a difundirse la imprenta, cuyo florecimiento a partir del valle del Rin se extiende por toda Europa occidental. Por supuesto que se imprimen, en primer lugar, las obras favoritas de la Edad Media, pero pronto los humanistas italianos, alemanes y franceses exigen ediciones «clásicas». Pese a la moderación de Erasmo y de Budé, que intentan armonizar helenismo y cristianismo, el humanismo apoya la Reforma. Francia, tiene menos influencia que los reformadores: Zwinglio, en Suiza; Lutero, en el norte de Alemania, Escandinavia y Finlandia; Calvino, en Ginebra, en los Países Bajos luego, en Escocia, en la mayoría de las comunidades francesas y, por último, en América del Norte.

No faltan tensiones interiores. Entre 1439 y 1446, Zurich se enfrenta al resto de la Confederación Helvética, con el apoyo de Austria y de CARLOS VII de Francia, que invade los valles y envía 40.000 mercenarios armañacs al mando del delfín LUIS. En la fecha, los confederados son vencidos en Santiago de Birse, tras de lo cual se firma la paz.

El emperador concede a la Confederación de los Ocho Cantones (Helvética) el derecho de conquista sobre Turgovia. Los confederados ocupan el territorio y lo gobernaran mancomunadamente.

CARLOS el Temerario, duque de Borgoña, es un peligro para Francia y el sutil LUIS XI de Francia convence a los suizos para que ataquen sus estados y firmen la paz con Austria. Sobreviene un gran conflicto internacional en el que se enfrentan Francia, Suiza y las ciudades de Alsacia contra el bando formado por Borgoña, Saboya y el ducado de Milán.

En la fecha, la infantería suiza derrota a los borgoñones en la batalla de Grandson.

En la fecha, la infantería suiza derrota a los borgoñones en la batalla de Morat. Tanto esta victoria como la de Grandson conseguida el pasado mes de marzo, elevan el prestigio militar helvético y permiten conquistar extensos territorios del Vaud y el Valais. Friburgo y Soleure (Solothurn en alemán) se incorporan a la Confederación (Ya son diez). En uno de estos movimientos, CARLOS el Temerario se apodera de una posición suiza, y en un momento de ira manda ahorcar a todos los prisioneros. Esto, naturalmente, enfurece a los suizos más allá de toda posibilidad de conciliación.

No faltan tensiones entre las ciudades burguesas y los territorios campesinos, de tal manera que en 1477 provocan una marcha sobre Ginebra de los mercenarios para apoderarse del dinero de la guerra con Borgoña, y luego una alianza de las ciudades de Berna, Zurich, Lucerna, Soleure y Friburgo. El conflicto es solucionado por la mediación del ermitaño Nicolás de Flue.

Los suizos cuentan con piqueros, mientras los borgoñones disponen de caballería y artillería. Los primeros avanzan y entran en combate en cuanto llegan al lugar escogido. En tres ocasiones -Grandson, Morat y Nancy- los suizos han sorprendido a los borgoñones y los han derrotado antes de que puedan hacer uso de la artillería y de los jinetes. En la tercera batalla, en Nancy, en territorio borgoñón, el 5 de enero de 1477, perece CARLOS el Temerario. Su muerte ante los muros de Nancy, combatiendo contra los suizos, frena la expansión borgoñona. MARÍA, sucede a su padre -Carlos el Temerario- en el gobierno de los Países Bajos. Tiene que jurar ante los Estados generales celebrados en Gante que respetará los privilegios de las familias flamencas que ya controlan el poder municipal en buena parte del país.

En Suiza, el “Convenio de Stans”, en la fecha, consigue evitar una guerra civil (tensiones territoriales, enfrentamientos burguesía-nobleza y disturbios de los mercenarios). Cada cantón se compromete a no fomentar los disturbios en el territorio de los demás y las ciudades y zonas rurales se obligan a reprimir de forma conjunta los disturbios y las incursiones armadas.