O’DONNELL y PRIM reciben los títulos de duque de Tetuán y conde de los Castillejos, respectivamente, en reconocimiento a sus méritos militares. Esta primera guerra con Marruecos une en un solo frente patriótico a todos los partidos políticos, se implantan nuevos tributos para financiar la campaña y la propia reina ISABEL II ofrece sus joyas para sufragar los gastos.

La Guerra de África termina con el Tratado de paz de Wad-Ras entre el sultán Muley el Abbas y el general O’DONNELL. El sultán cede a España Ifni en reconocimiento del fortín, Santa Cruz de Mar Pequeña, citado en el testamento de Isabel la Católica; cede también Tetuán como aval de las reparaciones de guerra (dos años más tarde se cambiará la ciudad por la intervención de las aduanas marroquíes); se pacta, asimismo, la ampliación de los perímetros de Ceuta y Melilla, y diversas ventajas comerciales. El orgullo colonial español muy deteriorado después de la emancipación americana, se recupera y empieza el sueño de un imperio colonial en el Magreb. Figura también en este tratado la ratificación de los convenios preexistentes sobre los peñones de Vélez de la Gomera y de Alhucemas, así como el pago de una indemnización de guerra de cien millones de pesetas, que nunca se hará efectiva. En este tratado no se hace mención expresa del islote de Perejil (Leila). En la península el tratado se recibe con desilusión. Con los cañones arrebatados se funden los leones que pasan a ‘guardar’ las puertas del edificio de las Cortes (Congreso de los Diputados) en Madrid.

Los intereses encontrados de las potencias europeas Francia, Inglaterra y Alemania, principalmente, impiden que ningún país se decida a invadir el imperio marroquí, pero la creciente injerencia de estos países y de España en los asuntos internos del país magrebí y los sucesivos privilegios económicos y comerciales que lograrán del debilitado régimen sultaniano serán factores que acelerarán su descomposición. Así, pues, agravada en Marruecos la crisis económica, a partir de 1860 se suceden los movimientos contra la dominación extranjera.

Convenio entre Francia y Marruecos que permite la penetración Francesa en Marruecos.

Las Cortes de España en 1872 proponen el abandono del Peñón de Vélez de la Gomera “por carecer de importancia militar”.

Tras el Convenio de este año entre España y Marruecos, el Gobierno español amplia la línea defensiva de Melilla con la construcción de varios fuertes como Rostrogordo o Cabrerizas Altas.

Como consecuencia de los acuerdos de la Conferencia de Berlín, España se verá obligada a asegurar sus diversos enclaves africanos frente a las apetencias extranjeras. El temor a una colonización inglesa hace que, de acuerdo con la Conferencia de Berlín, en 1884 Antonio Cánovas -artífice del régimen de la Restauración española- envíe una expedición militar organizada por la Sociedad Española de Africanistas y Colonialistas para que tome posesión del territorio de Sáhara Occidental y ocupe Río de Oro y Saguia el Hamra (acequia roja) , los territorios que integran la colonia. El primer asentamiento se alza en Villa Cisneros (hoy, Dajla). Así, pues, España ocupa la costa sahariana con un propósito estratégico; tener cubierto el flanco de las Islas Canarias. Hasta 1904 mantendrá un acuerdo con Francia a través del cual se establecerán las fronteras del Sáhara Español.

El comandante del Cuerpo de Ingenieros de Ceuta, Luis Sánchez de la Campa, advierte que el islote de Perejil puede originar conflictos a España al haber descuidado su ocupación. Este experto sugiere la construcción de “un pequeño faro al norte de la isla” como muestra de la soberanía española. Así, en la fecha, el Ministerio de Fomento envía una comisión para buscar el mejor emplazamiento y manda colocar unos piquetes de hierro con los colores de la bandera española. Ello da lugar a una reclamación de las autoridades marroquíes de Tánger y el responsable español de la zona autoriza que se arranquen aquellos signos. El faro no se instalará.

Después del Tratado de paz hispano-marroquí de abril de 1860 se producen -según Marruecos- algunas incursiones esporádicas por parte de los españoles sobre el islote de Perejil que son contrarrestadas por el sultán HASSAN I como lo demuestran las cartas dirigidas por éste al pachá de Tánger en 26/11/1887, el 28/IX/1888 y el 25/XI/1892.

Transcurridos treinta años de relativa tranquilidad en las colonias africanas, en la fecha, en Sidi-Warriach y en el fuerte de Cabrerizas Altas, se producen incidentes con los rifeños. Al iniciarse la construcción del fuerte de Sidi-Warriach, junto a una mezquita y un cementerio marroqui próximos a Melilla, los rifeños se alzan contra la guarnición de la plaza. El Gobierno español envía tropas de refuerzo y al general MARTÍNEZ CAMPOS como jefe supremo. También va el general MIGUEL PRIMO de Rivera.