Las acciones de Italia en el exterior le generan un aislamiento internacional que aproxima, en la fecha, a HITLER y a MUSSOLINI.

El incremento del poder alemán causaba gran consternación tanto en Italia como en la Unión Soviética. Mussolini envió soldados a la frontera austriaca para prevenir el AnseMuss y, en 1935, se reunieron en Stresa (Italia), representaciones de Gran Bretaña, Francia e Italia para formar el que se llamó «Frente de Stresa» contra la agresión alemana. Por su parte, los soviéticos empezaron a temer la potencia alemana y, en 1935, firmaron una alianza defensiva militar con Francia y Checoslovaquia. Por lo tanto, HITLER parecía haber quedado diplomáticamente aislado, ya que tanto las dictaduras fascistas como las comunistas habían hecho causa común con las democracias.

MUSSOLINI que quiere incrementar su prestigio internacional, extiende sus deseos imperialistas sobre Etiopía de Haile SELASSIE que se mantiene independiente y con la que Italia ya tuvo un viejo pleito en 1896. Tras haberlo anunciado por radio el día anterior, sin declaración de guerra, Mussolini lanza una ofensiva de 400.000 hombres y 11 escuadrillas contra Eritrea y Somalia. Tomará Adua, Gondar y Addis Abeba. Creación del África Oriental Italiana. El rey Víctor Manuel III se convertirá en emperador de Etiopía. En España, la guerra italo-etíope se vivirá intensamente y las simpatías generales del pueblo español serán para los africanos.

La Sociedad de Naciones denuncia la agresión italiana a Etiopía.

Ocho días después de la agresión contra Etiopía, Anthony Eden, ministro británico para la Sociedad de Naciones, logra en ésta una mayoría de cincuenta Estados a favor de las sanciones económicas contra Italia. Éstas no tendrán ningún efecto, aumentando el descrédito de la SDN.

Lamentablemente para la causa de la paz, las ambiciones italianas en África iban a condenar el Frente de Stresa. A finales de 1935, Mussolini envió a Etiopía fuerzas de invasión. Gran Bretaña y Francia, las principales potencias coloniales en África, se vieron obligadas a imponer a Italia sanciones económicas -a través de la Sociedad de Naciones-, lo que enfureció a Mussolini.

La heroica resistencia del pueblo etíope resulta inútil. Los italianos no sólo atacan al ejército etíope, sino que se ensañan con la población civil. Miles de personas mueren víctimas de sustancias tóxicas, entre ellas el gas mostaza, diseminadas por el invasor desde sus aviones. Cae la capital Addis Abeba en poder del ejército italiano. El emperador etíope Haile Selassie, se refugia en Londres y pasea su inimitable figura por todos los organismos interfranquistas, clamando por su causa. Comparece ante la Sociedad de Naciones (antecedente de la ONU) para reclamar justicia. La Sociedad de Naciones no se deja conmover por la tragedia. Sus miembros se limitan a votar sanciones poco efectivas contra Italia. Y a Etiopía ni siquiera se le otorgan fondos para comprar armas extranjeras.

Mussolini proclama el imperio de Etiopía y coloca en su trono a Víctor Manuel III de Italia. Badoglio es el virrey

La tardanza en recibir de Roma (Italia) una respuesta -que acabará siendo afirmativa- mueve a FRANCO a explorar la vía alemana. Lo hace por mediación del teniente coronel Beigbeder, dados los excelentes contactos que el antiguo agregado militar en Berlín mantiene en la capital del Reich. El encargo no llega a fructificar. Se opone el jefe de la Cancillería. Lo mismo ocurre más tarde con la comisión enviada por el gobierno republicano con idéntico fin, aunque esta vez la negativa corra a cargo del ministro de Asuntos Exteriores alemán. Se temen las consecuencias diplomáticas de una directa implicación en el naciente conflicto.

Aunque el régimen de Mussolini jamás tuvo sobre los otros fascismos la influencia -y mucho menos el control- del que disfrutó la URSS sobre los partidos comunistas, no puede negarse que proporcionó un modelo que fue rápidamente seguido en todos los países por aquellos que aborrecían el sistema liberal, que eran contrarios al modo de desarrollo capitalista y que, al mismo tiempo, desechaban las utopías de izquierdas. Precisamente, el hecho de que el fascismo acentuara la nota nacionalista explica la pluralidad de sus expresiones, una pluralidad que jamás se produjo en el movimiento
comunista.