En 1517, el Sultanato de los Mamelucos de Egipto cae bajo el dominio Otomano-turco, siendo Chipre cercado por las fuerzas del poderoso Imperio. Ante tales acontecimientos, los venecianos construyen nuevas murallas en Famagusta y refuerzan las existentes fortalezas del castillo de Keriña ya que las existentes resultan ineficaces en vista de los considerables avances técnicos habidos en el campo de la artillería.

Los turcos conquistan Egipto, que desde 1250 está gobernada por los mamelucos, dominando hasta 1750 en que los mamelucos de nuevo tomarán el poder. El mandato de los burÿés resulta problemático debido a revueltas palaciegas, guerras civiles y conquistas extranjeras, culminando con la derrota de la dinastía en 1517 ante SELIM I el Cruel (1512-1520), sultán del Imperio otomano. en la batalla de Marj-Dabik. Egipto entonces se somete a la autoridad de un representante turco, el pashá, aunque el poder real continúa estando en manos de los burÿés mamelucos, gobernadores de distritos o provincias menores

El territorio que hoy ocupa Jordania es conquistado por los turcos otomanos, quienes dominan totalmente la región que comprende, además, los actuales países de Siria y Líbano. Esa “Gran Siria” pasa, pues, a pertenecer al Imperio Otomano, que la controlará a través de diversos gobernadores.

Cuando los mamelucos son derrotados por el turco otomano SELIM I (1512-1520), Palestina queda integrada al imperio turco otomano por cuatro siglos, sumiéndose en un largo período de decadencia que propiciará una importante regresión demográfica, así como un notable aislamiento.

Solimán el Magnífico es proclamado sultán del Imperio otomano (1520-1566), al que convertirá en la primera potencia europea. Derrotará a los húngaros y llegará a sitiar Viena, y a la vez destacará como poeta y erudito e impulsará las artes. El Imperio alcanzará su cénit. Ha de luchar en dos frentes, el europeo (somete Hungría) y el asiático (anexiona el lrak). El rápido desarrollo del imperio otomano se debe, en parte, a la debilidad de los países vecinos y a la naturaleza militar del Estado. Grupo importante dentro de las fuerzas armadas es el cuerpo de los jenizaros, especie de guardia pretoríana que pone y depone visires y sultanes. El sultán es un soberano absoluto. Le sigue el gran visir, cuyo omnímodo poder sólo está limitado por la voluntad del sultán. Las regiones se dividen en wilayet, provincias (unas setenta), al frente de las cuales está un pachá (bajá). Los gobernadores se limitan a administrar los grandes núcleos urbanos y a enviar una expedición anual al interior para cobrar el tributo.

CARLOS V se encuentra en sus manos el imperio más grande del mundo después de la época de Carlomagno. Este imperio, establece la hegemonía de los Habsburgo en Alemania, Países Bajos, España, Nápoles y gran parte del Nuevo Mundo; pero sus vastas posesiones no acrecientan en cambio su poder imperial. Ningún soberano puede mantener unido durante mucho tiempo aquel imperio multinacional, sobre todo porque los numerosos príncipes imperiales practican su propia política. El enorme esfuerzo desplegado por hacer valer sus intereses en la política mundial le impedirá, por otra parte, imponerse en Alemania. Dedicará su vida a preservar un imperio medieval unido en la fe, un esfuerzo sin fruto en la sociedad plural creada por los reformadores y las fuerzas seculares. El protestantismo dividirá Alemania; su triunfo se deberá en parte a las guerras que CARLOS V habrá de sostener con Francisco I y Enrique II de Francia y a las invasiones de Hungría por el Sultán Solimán el Magnífico. Se hará coronar por el Papa en 1530.

En agosto de 1521, el ejército turco de SOLIMÁN I el Magnífico conquista Belgrado (en la actual Serbia), principal baluarte del reino de Hungría en el sur

En el siglo XVI la Orden de Sant Joan entra en un período de decadencia. Con la pérdida de Rodas ante los ortomanos (1522), la orden fija su sede en Malta que CARLOS V le ha entregado en feudo (de ahí su denominación como Orden de Malta). Los caballeros de la Orden proseguirán desde Malta la lucha contra los musulmanes y desempeñarán un importante papel estratégico en el rechazo de los ataques turcos.

MARÍA de Habsburgo, hija de Felipe y Juana, nieta de MAXIMILIANO I, se casa con LUIS II, rey de Hungría, Bohemia y Croacia. Este matrimonio y el anterior de FERNANDO -hermano de MARIA de Austria- con Anna Jagellón, hermana de LUIS II, preocupan al turco SOLIMÁN I el Magnífico.

Francia busca aliados, no sólo en Europa. El rey “cristianísimo” no duda en negociar con los más grandes enemigos de la cristiandad, los turcos, que amenazan las fronteras orientales del Imperio. Esto da la medida de la evolución que se ha producido desde los tiempos de la Edad Media. Los egoísmos nacionales y la razón de estado prevalecen sobre las preocupaciones religiosas. Así, pues, FRANCISCO I demanda abiertamente la ayuda militar de SOLIMÁN el Magnífico, tanto más cuanto que CARLOS (V) de Alemania se ha aliado con el gran enemigo de los turcos, el sha Thamasp, el soberano safawida de Persia. FRANCISCO I habría querido lanzar a SOLIMÁN I sobre Italia, pero éste prefiere Hungría. “No puedo negar -dice FRANCISCO I- que deseo vivamente ver al turco muy poderoso y dispuesto a la guerra, no por él, puesto que es un infiel y nosotros somos cristianos, sino para debilitar el poder del emperador, para obligarle a fuertes dispendios, para asegurar a todos los demás gobiernos contra un enemigo tan poderoso”.