Durante los dos años transcurridos desde el inicio de las hostilidades entre Roma y Macedonia, la guerra ha sido pasivamente conducida por Roma y por Macedonia; sin embargo, esta última despliega una gran actividad diplomática que brinda algunos resultados por el resurgimiento de la flota macedonia en el mar Egeo y por la aparente incapacidad de Roma de dar fin a la guerra. Esto genera entre los rodios el deseo de actuar como intermediarios para finalizar la guerra, dado que su comercio está fuertemente contraído a causa de ésta. Sin embargo, notando el senado romano la actitud de los griegos hacia Roma, y viendo el peligro que esto representa, decide poner fin a la guerra victoriosamente al precio que sea. En la fecha, se nombra cónsul a un noble sin fortuna, Lucio Emilio Paulo, hijo del cónsul del mismo nombre muerto en Cannas durante la Segunda Guerra Púnica, padre biológico de Publio Cornelio Escipión Emiliano. Emilio Paulo contaba con muchos años de experiencia militar y era famoso por su intachable honestidad. Llegado al teatro de operaciones, rápidamente restaura la disciplina que se ha relajado y se dirige hacia Macedonia.

Lucio Emilio Paulo, penetra en Macedonia hasta la ciudad de Pidna, donde se encuentra PERSEO y su ejército. Allí se desarrolla la famosa batalla de Pidna, cuyo resultado es la destrucción para siempre de la monarquía macedonia. En efecto, en la costa egea de Macedonia, y dentro de la Tercera guerra macedónica, se enfrentan por última vez la legión romana y la falange macedonia. Vencen los romanos. Veinte mil macedonios cayeron en la liza y once mil fueron capturados. PERSEO huye con su oro (unos 6.000 talentos) a Samotracia, en cuyo santuario confía encontrar un refugio seguro. Pero los romanos, que no respetan santuarios de ninguna clase, lo obligan a rendirse con sus tesoros y sus dos hijos, siendo confinado en Italia, donde morirá algunos años después. Su hijo mayor, Filipo (y técnicamente heredero del trono de Macedonia) morirá dos años después que el padre, mientras que el más joven se convertirá en un simple escribano.

ANTÍOCO IV, rey de Siria, que ha invadido Egipto (171 aC), está, en la fecha, a punto de tomar Alejandría, pero el cónsul romano Popilio Lena, le ordena regresar a Asia so pena de enfrentarse con la propia Roma. Cuando ANTÍOCO IV solicita tiempo para considerar el asunto, el cónsul romano Popilio traza un círculo alrededor de ANTÍOCO y le ordena que tome una decisión antes de traspasar aquella línea. La humillación es completa. ANTÍOCO IV se plega a la imposición y abandona Egipto. (Es por ello que cuando alguien debe tomar una decisión inaplazable se dice que ha entrado en el «círculo de Popilio»).

Como resultado de la guerra, Macedonia es dividida en cuatro repúblicas nominalmente independientes, cuyos habitantes no pueden tener relaciones diplomáticas, comerciales ni matrimoniales entre ellos. Macedonia tiene prohibido comerciar con madera, materiales de construcción, metales preciosos y sal con quien sea. Las fortalezas son desmanteladas y la población desarmada. La monarquía macedonia es destruida para siempre.

Las legiones romanas entran definitivamente en toda Grecia dejando claro que no aceptan sublevaciones y, para que sirva de escarmiento, destruyen por completo Corinto y deportan a Roma 1.000 rehenes procedentes de las ciudades de la Liga aquea y un gran botín. Gracias a éste se suprimirá en Roma el impuesto de guerra (tributum) que grava a los ciudadanos. Hay en todas las ciudades de Grecia, un partido aristócrata que apoya a los romanos, los demócratas están de lado de los macedonios. Los romanos saquean las ciudades aliadas a Perseo, las gentes de la Beocia son vendidas como esclavas. Así, pues, por esta época, la única región griega que conserva cierta independencia es la isla de Rodas. Como sus habitantes muestran escaso tacto en la expresión de esta independencia, desafiando abiertamente el control de los romanos, éstos declaran la isla de Delos centro libre de impuestos, con lo que la competencia así originada lleva a Rodas a la decadencia. Con la decadencia de su flota, los mares quedan a la merced de los piratas cretenses.

Finaliza la Tercera y última guerra macedónica en la que Roma sale vencedor.

En el año 154 aC el pueblo celtíbero de los belos comienza a construir en Segeda una muralla que Roma, de forma interesada, considera un desafío y una ruptura del tratado con GRACO, dando lugar de este modo a la segunda guerra celtibérica en el año 153 aC (153 aC – 133 aC).

Roma ha seguido su conquista hacia el Oeste de Hispania y, en la fecha, está ya acercándose al territorio de Lusitania, cuyas razzias, bajo el caudillaje de Púnico, arrecian y se convierten, a partir de ahora, en penetraciones violentas y de saqueo. Son las llamadas «Guerras lusitanas» (154-139 aC). En cada uno de los enfrentamientos mueren miles de legionarios romanos en los campos de batalla. La alarma cunde en Roma. Muere Púnico, jefe de los lusitanos y le sucede Césaro que lleva sus correrías por toda la costa andaluza. Otro jefe lusitano es Cauceno que atraviesa el estrecho de Gibraltar pero es derrotado en Arcila (África) por los romanos. Pero en la Península tal es la situación que los romanos deben enviar a diversos generales y pretores con sus ejércitos para poder pacificar a los lusitanos y a sus aliados, los vecinos orientales, los vetones.

En la segunda guerra celtibérica, el cónsul Quinto Fulvio Nobilior, al frente de 30.000 hombres, es derrotado por un ejército de numantinos y belos y es nombrado pretor de la Hispania Ulterior C.L. Mummio.

La situación militar en Hispania por parte de Roma es tan mala que se unen los recien llegados GALBA y LÚCULO, gobernadores de las dos provincias de la Península -la Ulterior y la Citerior respectivamente-, para coger a los lusitanos como en una tenaza. Ambos vencerán (153-151 aC).