El cónsul Claudio Marcelo consigue conquistar algunas ciudades celtíberas, aunque no logra firmar una acuerdo de paz. Posteriormente se dirige a Numancia, pero no llega a atacar a la ciudad. Ante la situación generada, Roma concede a los arévacos la autonomía bajo ciertas condiciones, con el objetivo de aislar a los vacceos.

En la lucha que los lusitanos mantienen con los romanos, los vencidos por GALBA aceptan la paz que éste les ofrece. En efecto, GALBA les promete repartos de tierras de cultivo, por lo que confiados son concentrados más de 30.000 lusitanos en tres campamentos, desarmados en señal de buena voluntad, para recibir los lotes correspondientes. Entonces GALBA, ambicioso y sin escrúpulos, manda rodear estos campos de concentración y ordena la más cruel matanza de la antigüedad. Más de 9.000 lusitanos son pasados a cuchillo y 20.000 son vendidos como esclavos en las Galias.

Los vacceos, pese a que siempre han rehuído el combate abierto contra Roma, se ven atrapados en la guerra celtibérica. LÚCULO saquea sus ciudades -Cauca e Intercatia- en el 151 aC y su campaña será imitada posteriormente por otros jefes romanos: M.Emilio Lépido (137 aC), D.Junio Bruto (137 aC), P.Cornelio Escipión (134-133 aC).

En 150 aC no cabe la menor duda de que Roma es la potencia más fuerte del mundo occidental, y Grecia se encuentra bajo un dominio mucho más estricto que anteriormente con Macedonia. También el Imperio seléucida está totalmente a merced de Roma.

El Egipto tolemaico avanza en su decadencia. Todos los Tolomeos ponen de manifiesto su incapacidad. Continuarán gobernando el valle del Nilo y gracias a este río y al incansable trabajo del campesinado, Egipto seguirá siendo un país rico. Pero su independencia se debe tan sólo a su servilismo con respecto a Roma.

Muere, en Roma, MARCO PORCIO CATÓN el Viejo. En el Senado romano, MARCO PORCIO CATÓN, en todas sus intervenciones, no ha dejado de recordar: «Ceterum censeo Carthaginem esse delendam» lo que significa: «Por otra parte opino que Cartago debe ser destruida». De hecho, Roma, está temerosa del resurgir de su rival y encendida por el constantemente repetido «Carthaginan esse delendam» = «Cartago debe ser destruida. Y es que aunque la victoria de Roma sobre Cartago había reducido definitivamente a Cartago a una potencia menor, recluida en el norte de África, los años pasaban y los romanos todavía recordaban con pánico los terribles momentos de la amenaza de Aníbal, lo cerca que habían estado de la catástrofe.

Roma emprende la Tercera Guerra Púnica (149-146 aC) que quiere que sea destructiva ante la legítima defensa de Cartago contra los ataques del usurpador Masinissa, rey de los númidas y aliado de Roma, que da fácil pretexto para que Roma ataque sin piedad, ya que Cartago ha ido en contra de los dispuesto en el tratado de paz de 202 aC de no poder entablar una guerra sin el permiso de Roma. Escipión Emiliano, descendiente del gran general que había salvado a Roma en los tiempos de Aníbal, conduce la última Guerra Púnica, 55 años después de la derrota de Aníbal.

VIRIATO, caudillo de los lusitanos, consigue desde el primer momento notables éxitos. En Acinipo (Ronda la Vieja) y en Carteia (San Roque), derrota, ya en 147 aC, al pretor VETILIO, sucumbiendo éste junto a más de 4.000 legionarios. Esta victoria pone en manos de VIRIATO toda la Hispania Ulterior.

Algunos lusitanos pueden salvarse de la trampa que les ha tendido Galba (152 aC), entre ellos VIRIATO, quien, en la fecha, es elegido como caudillo que dirigirá, durante los próximos años, el levantamiento general del pueblo lusitano contra Roma. De todas maneras, las guerras lusitanas, en gran parte, se pueden considerar una auténtica guerra civil entre las diversas tribus de la Península Ibérica, pues, al estar generalmente unas tribus en luchas endémicas con otras vecinas, algunas de ellas encuentran protección en Roma, lo que motiva que sean atacadas inmediatamente por las restantes.

En este año, Rusadir (Melilla) se convierte en colonia romana con el nombre de Flavia.