También los aragoneses reconocen su parte de culpa en el hecho de que no consiguieran para sí los territorios conquistados en Valencia. Si en el siglo XIII la Corona de Aragón era un conglomerado de reinos, condados y señoríos inconexos y desvertebrados, el reino de Aragón no lo era menos. Por esto, las Cortes de Aragón reunidas en la ciudad de Huesca durante el mes de enero de 1247 se ven obligadas a realizar una compilación de fueros y leyes que ponga algo de orden en semejante desbarajuste. En la asamblea, se hallan representados cuatro estados: ricos hombres o alta nobleza, caballeros o baja nobleza, clero y estado llano que son los representantes de las ciudades. El encargado de dirigir la compilación es Vidal de Canellas, obispo de Huesca, quien realiza una gran obra llamada popularmente «el Vidal Mayor».

Muere VIOLANTE de Hungría a la edad de 35 años, esposa de JAIME I. El afan de VIOLANTE de Hungría, por legar coronas a sus hijos varones, parece que ha sido la razón por la que Valencia y Mallorca no han sido asimilados por Aragón o Catalunya, sino que, formando parte de la Corona de Aragón, se han constituido en nuevos países independientes.

En 1261 es incluido en los «Furs de Valéncia» la «Costum de Valéncia» dada por JAIME I a la ciudad de Valencia en 1239. Este derecho entrará en competencia con los otros códigos, en particular con los fueros aragoneses, favorables a la nobleza. Esto dará lugar a la llamada pugna foral, que no se solucionará hasta las Cortes de Valencia de 1329, en que Alfonso V reconocerá ciertos derechos a los nobles a cambio de aceptar los fueros valencianos. Antes, en 1283, Pedro III se habrá visto obligado a jurar el Privilegio General, en el que la Corona cede ante la nobleza aragonesista. El reino de Valencia nace en el contexto de la pugna entre la monarquía y la nobleza por el control. Al crear un reino, con sus leyes, sus fronteras, su moneda, el Rey sustraía estas tierras a la anexión a Aragón, y con ello al dominio feudal de la nobleza, creando un reino a su medida.

Rey y nobleza pugnan durante varios años en una soterrada lucha por el poder y la influencia política que en realidad encierra un ansia de dominio sobre la tierra. Desde 1262, la situación interna en el reino de Aragón se parece a la de una auténtica guerra civil entre partidarios del rey -JAIME I- y partidarios de la nobleza, en la que intervienen decididamente dos de sus hijos, el infante PEDRO, heredero legítimo, y FERNANDO SÁNCHEZ, un hijo bastardo del rey al que apoyan algunos nobles deseosos de romper la unión con Catalunya.

PEDRO, el futuro PEDRO el Grande de Aragón -hijo de JAIME el Conquistador- se casa con CONSTANZA, hija y heredera del rey de las Dos Sicilias (reinos de Sicilia y Nápoles unidos) MANFREDO de Suabia, hijo bastardo, a su vez, del emperador Federico II Hohenstaufen. Este matrimonio despierta tensiones en las Cortes europeas y en la Santa Sede. De hecho, PEDRO el Grande es «gibelino», o sea, partidario de los emperadores de Alemania, en contra de los «güelfos», defensores de los papas.

En este año se produce un alzamiento general de los musulmanes de Andalucía y de Murcia, con el soporte de al-Ahmar, el rey musulmán de Granada. Esta revuelta tiene un éxito inicial que lleva consigo la pérdida de varias plazas que ya habían sido reconquistadas. Incapaz de combatir en dos frentes simultáneamente, ALFONSO X el Sabio, rey de Castilla, pide a su suegro JAIME I, rey de Aragón, que se encargué de la toma de Murcia, cosa que el aragonés acepta. En esta ocasión, JAIME I nada más recibe ayuda de catalanes y valencianos, porque los nobles aragoneses están resentidos por el poco provecho que han obtenido de la conquista de Valencia. ALFONSO X, por su parte, inicia una campaña que, entre setiembre y diciembre de 1264, hará retroceder a los granadinos y volver la situación fronteriza a sus anteriores límites.

En Aragón, la figura del Justicia se mitifica a través de los años, como tantas otras cosas, y se rodea de una especie de leyenda dorada como si en verdad fuera el único garante de las libertades y derechos de todos los aragoneses. Es una institución que será supravalorada. No obstante, es una institución de suma importancia en el Aragón bajomedieval.

En las Cortes de Ejea, JAIME I se ve obligado a reconocer los privilegios de la turbulenta nobleza que agitaba Aragón en continua guerra civil. En estas Cortes, se concretan las funciones del Justicia Mayor (Justiciazgo), tercera de las instituciones importantes del reino, (El Rey y las Cortes son las dos primeras) y sin duda la más original de todas ellas. En efecto, en cada una de las ciudades y grandes villas hay un justicia que es la máxima autoridad en la localidad, una especie de alcalde con atribuciones judiciales. En el siglo XIII se crea la figura del Justicia Mayor. Aunque sus prerrogativas irán evolucionando y se configurará como una especie de moderador entre el rey y los aragoneses con la misión de defender los intereses y leyes del reino, acabará convirtiéndose en una institución nepotista que sólo atenderá a los intereses particulares de algunos miembros de la nobleza.

A JAIME I se le achacará una política de exagerada complacencia con Castilla, en perjuicio de los intereses de Aragón y de Catalunya y de la propia Reconquista. Se ha dicho que el gesto de JAIME I de abandonar la Reconquista y ceder a Castilla el reino de Murcia, constituye el error más fundamental de su política, mucho más grave aún que la funesta división testamentaria de sus Estados. El rey JAIME I desconoce la fuerza política del hecho peninsular y por eso la política catalana queda orientada hacia las aventuras mediterráneas. Juzga JAIME I que, más allá de sus dominios, la Península es el extranjero y menos atrayente que las tierras transmarinas. Así lo pensarán también sus sucesores y Catalunya, en el período de su máxima potencia olvida la península. Castilla se aprovechará de ello.

La donación, por parte de JAIME I, del lugar de Arcos de las Salinas al Consejo de Teruel, el 17 de junio de 1.269, puede considerarse el origen del enclave del Rincón de Ademuz que pasa a formar parte definitivamente del nuevo Reino de Valencia.