En los alrededores del año 500, CLODOVEO I, rey de los Francos, recibe el bautismo y abandona Tournai para ir a París. No todas las regiones ocupadas por los francos se hacen cristianas, ni menos todos los francos. En el mismo corazón del reino franco de aquel entonces, en la actual Bélgica y en las regiones limítrofes continúa durante mucho tiempo manteniéndose firme la religión pagana, hasta bien entrado el siglo VII.

El cisma en la Iglesia católica se mantiene abierto durante cuatro años hasta que, en 505, el rey ostrogodo retira su apoyo a LORENZO por su excesiva connivencia con la corte bizantina y, tras expulsar a todos los probizantinos, apoya definitivamente a SIMACO. LORENZO abdica definitivamente. Durante su pontificado, SIMACO apoyará económicamente a los obispos de África que se encuentran desterrados en Cerdeña tras las persecuciones a que los vándalos, de doctrina arriana, han sometido a la Iglesia del norte de África. También concede la libertad a los esclavos que mantiene la Iglesia y, asimismo, se le atribuye la construcción inicial del Palacio Vaticano.

Al dejar de oponerse TEODORICO a SIMACO concluyen los enfrentamientos. Durante su reinado, DIONISIO el Exiguo recopila las denominadas «Falsificaciones de Simaco», una compilación de escritos falsos con los que se ha pretendido demostrar que el papa no puede ser juzgado por ningún hombre.

ALARICO II, rey visigodo, se convierte al arrianismo; este hecho proporciona al jefe de los francos, CLODOVEO I, que es católico, una excusa para declararle la guerra. Éste último cruza -en la primavera del 507- el río Loira y derrota -apoyado ahora por los burgundios- a los visigodos en la batalla de Vouillé, cerca de Poitiers, en la que muere el rey visigodo a manos del propio CLODOVEO, poniéndose así fin al reino visigodo de Tolosa (Aquitania) -a pesar de la enconada resistencia de algunas ciudades como Arlés, Narbona y Carcasona- que es incorporado al dominio franco.

A partir del siglo VI, la ley eclesiástica sobre la observancia del domingo como día de descanso y de culto, se irá haciendo más severa hasta el punto de convertir la misa dominical en algo obligatorio.

Fallece BRÍGIDA, irlandesa que nació en 450 y que llegará a ser la patrona de Irlanda, junto con PATRICIO (377-461). Esta santa tiene todo el aire de haber sido creada por los monjes evangelizadores de las Islas Británicas, como figura sustitutoria de la diosa Brigit que la nueva autoridad religiosa había anatematizado. Nada se sabe con exactitud de esta santa, más allá de una sucesión inconcreta de prodigios de los que nadie menciona ni el dónde ni el cuándo.

Fallece el papa SIMACO.

S.HORMISDAS -papa- (20.7.514- 6.8.523). Diácono del papa Símaco, al igual que la mayoría del clero romano ha permanecido adicto a él en su contencioso con el antipapa Lorenzo. Ha estado casado antes de ser ordenado y ha tenido un hijo que más tarde se convertirá en el futuro papa Silverio. Mediante la llamada «Formula Hormisdae», logrará la reconciliación entre Roma y Constantinopla; esta situación desagradará a TEODORICO el Grande, que se convertirá en enemigo de HORMISDAS. El pontífice será benigno con los clérigos seguidores del antipapa Lorenzo, pero enérgico con los maniqueos, cuyos libros ordenará quemar ante las puertas de la basílica constantiniana. Restaurará el episcopado de África, embellecerá las iglesias romanas y realizará una importante tarea apostólica, en tiempo de tremendos cismas.

A Gundebaldo, rey de los burgundios, le sucede su hijo SEGISMUNDO (516-523). Convertido al catolicismo funda el monasterio de Saint Maurice (San Mauricio), en Agaune (Valais), que se convertirá en un centro de peregrinación. Procurará establecer buenas relaciones con Bizancio provocando la cólera de su suegro TEODORICO.

El Concilio de Nicea (325) institucionalizó los concilios provinciales como órganos de gobierno eclesiástico. Estos concilios, en los que se reunían los obispos de una misma provincia eclesiástica, debían celebrarse dos veces al año. Esta disciplina general será recordada a los obispos españoles por el papa HORMISDAS en una decretal de comienzos del siglo VI.