Joan Alsina nacido en Castelló d’Empúries (Catalunya / España). Es ordenado sacerdote después de estudiar en el Seminario Iberoamericano de Madrid. En el intento de ser fiel a las enseñanzas del Concilio busca fórmulas para trabajar en el mundo. Llega a Chile en 1968, donde pretende estar al menos 10 años. Es destinado a la parroquia de San Antonio, donde ejerce su ministerio y donde toma contacto con el Movimiento Obrero de Acción Católica (MOAC).

La junta militar que gobierna Grecia crea un nuevo gabinete encabezado por el coronel Georgios PAPADÓPULOS, y nombran como virrey y regente al general Georgios Zoitakis. El 15 de marzo de 1968 PAPADÓPULOS presenta el borrador de la nueva Constitución que es ratificada por un referéndum.

En agosto de 1968, se inaugura en Zamora una cárcel «concordataria» especial para clérigos. Ello es debido a que por estas fechas aparecen numerosos sacerdotes comprometidos con su ministerio al lado de las capas más desfavorecidas. En los barrios obreros comenzan también a actuar sacerdotes que abren sus iglesias a las reuniones ilegales, a la vez que se hacen militantes activos de las organizaciones sindicales y políticas ilegales (Mariano Gamo, García Salve, el padre Llanos…). Por esta cárcel pasará, a lo largo de los próximos ocho años, un centenar de presbíteros, en su mayoría guipuzcoanos y vizcaínos. No deja de ser una paradoja que la España «martillo de herejes y luz de la Cristiandad» tenga en los años finales del Régimen más curas presos que en todas las cárceles de Europa, incluidas las de los países comunistas. Desde el Régimen existe una creciente incomprensión ante el distanciamiento de la Iglesia, como lo pone de manifiesto el propio FRANCO o Carrero, que se evidencia en la organización del clero integrista (Hermandad Sacerdotal de San Antonio Claret y San Juan de Ávila), en las acciones de los ultra, y en las condenas públicas a Tarancón y los curas rojos.

Llega a Colombia el papa PABLO VI para asisitir al XXXIX Congreso Eucarístico Internacional. Se trata de la primera vez que un pontífice viaja a América Latina.

Fallece el Padre Pío.

En un encuentro teológico celebrado en Suiza en 1969 se proponen las primeras líneas «Hacia una teología de la liberación».

Marcel LEFEBVRE funda, en 1969, en Ecône (Suiza) la Hermandad Sacerdotal de San Pío X.

Los orígenes del Teléfono de la Esperanza se remontan a finales del siglo XIX: un pastor anglicano, Chad Varah (Londres, 1953), motivado por la muerte de su hija, alumbró la idea. En España, el primer servicio de estas características se inicia en Vizcaya en 1967 de la mano también de una orden religiosa, los padres franciscanos de Irabalarri. Concebido como un servicio de orientación cristiana. Un año después, lo instaura en Bilbao el padre Jesús Biain, que lo anuncia con un sobrecogedor a la par que eficaz eslogan: “Antes de suicidarse, llame”. La denominación definitiva “Teléfono de la Esperanza” la acuña Serafín Madrid, hermano de San Juan de Dios, en Sevilla en 1969. En Barcelona el pionero es mosén Miguel Ángel Terribas, quien lo pone en marcha ese mismo año, el 1 de marzo, atendido inicialmente por sus propios familiares. El 1 de diciembre de 1971 se inaugura en Madrid. El empuje de las nuevas tecnologías y la evolución de los medios de comunicación no han conseguido relegar la importancia del Teléfono de la Esperanza. Al contrario.

Después de las reorganizaciones de la guardia suiza del Vaticano inspiradas por los consejeros de Juan XXIII y de Pablo VI, estos hombres -tres oficiales, veinte suboficiales y cincuenta alabarderos- tienen por objetivo principal la custodia personal del Papa en la Basílica de San Pedro y en sus residencias oficiales en el Vaticano y en Castelgandolfo y la del colegio cardenalicio durante la celebración de los cónclaves. Para ser admitido en la Guardia Pontificia se requieren la nacionalidad suiza, la condición de católico, el estado civil de soltero y determinadas cualidades físicas, por ejemplo, una determinada estatura.

Ludmila Javorová (nacida en 1932 en Brno, República Checa) es una personalidad de la iglesia católica clandestina de Checoslovaquia bajo el régimen comunista. Ella recibe la ordenación sacerdotal en 1970 del obispo Felix Maria Davídek del que será vicario general en la clandestinidad. Ludmila Javorová es, hasta hoy (2013), la única mujer ordenada sacerdote de la que se conoce el nombre, pero esta ordenación no es reconocida por las instancias oficiales de la iglesia Católica. La revelación pública de su ordenación sacerdotal en 1995 reavivará el tema de la ordenación de mujeres en la iglesia católica romana.