GUERRA CIVIL ESPAÑOLA (1936-1939)

Total de piezas: 581

Las Centrales Sindicales y los Comités de Empresa se incautan de fábricas en la zona republicana.


Las Centrales Sindicales y los Comités de Empresa se incautan de fábricas, oficinas y talleres en la zona republicana. Por otra parte, el Gobierno de la República ordena la incautación de industrias abandonadas por su propietario.

Los nacionales consiguen situar sus barcos en el estrecho y dominar la zona.


Entre julio y diciembre de 1936 las principales operaciones navales que tienen efecto logran que los republicanos abandonen el estrecho para defender la zona del cantábrico, movimiento que es aprovechado por los franquistas para situar sus barcos en el estrecho y dominar la zona.

Se organiza en la zona franquista, entre el 8 y el 9 de 1936, el Tercio Virgen de Montserrat.


El Tercio Virgen de Montserrat es una unidad militar (180 hombres) organizada en la zona franquista entre el agosto y el septiembre de 1936 y formada por requetés catalanes que huyen de la zona republicana. De entre sus miembros podemos destacar el conde del Montseny y Martí de Riquer. El Tercio se incorpora al ejército franquista y participa en varias acciones bélicas, por ejemplo, en la batalla de Belchite. Más tarde la unidad es reorganizada y ampliada y participa en la batalla del Ebro (encuadrada en la 74 División), en los sectores de Vilalba dels Arcs, dónde intervino en durísimos combates, y en Gandesa. De hecho, durante la Guerra civil española los tercios de requetés, que combatirán junto a Franco, tendrán una actuación destacada. En total se constituirán 41 tercios: 10 compuestos por navarros, 8 por vascos, 8 por castellanos, 7 por andaluces, 6 por aragoneses, 2 por asturianos y 1 por catalanes. Los nombres de todos ellos se encuentran grabados en las estaciones del Via Crucis de Montejurra. Alrededor de 60.000 requetés participarán en la guerra civil y de ellos unos 6.000 morirán.

Las milicias obreras sólo tienen éxito cuando cuentan con el respaldo de fuerzas regulares.


En términos generales, el levantamiento triunfa donde se mantiene la cadena de mando y fracasa en los lugares donde no es así. En contra de la mitología obrerista, lo cierto es que las milicias obreras sólo tienen éxito -como en Barcelona- cuando cuentan con el respaldo de fuerzas regulares ya sean del Ejército o de la Guardia Civil.

Italia suministra a España armas a los alzados y les envía posteriormente unos 70.000 combatientes.


Italia suministra a España armas a los alzados y les envía posteriormente unos 70.000 combatientes. Este conflicto vincula el destino del fascismo con el del nazismo, ya que en 1936 se crea el Eje Roma-Berlín y en 1939 se suscribirá entre ambas potencias el que se denominará Pacto de Acero.

En teoría, el Gobierno tenía que haber acabado con la sublevación en el curso de unas semanas.


En teoría, el Gobierno tenía que haber acabado con la sublevación en el curso de unas semanas, dados los medios con que cuenta y así lo reconocen dirigentes como el socialista Indalecio PRIETO. La realidad, sin embargo, es muy diferente. Por un lado, las estructuras de poder de la República quedan pulverizadas como consecuencia de la revolución que estalla en la zona controlada por el Frente Popular. En el espacio de apenas unas horas el poder real queda en la calle y ésta cae en manos de las milicias de izquierdas. El Estado republicano no puede reaccionar con eficacia contra la sublevación por la sencilla razón de que, en la práctica, ha dejado de existir. Por el contrario, los alzados saben conservar la cadena de mando.

Se pacta la entrega de 200.000 francos a cambio de la salida de España de un grupo de maristas.


Las patrullas de la CNT-FAI están en manos de un hombre sin escrúpulos, Aurelio Fernández, secretario general de la Junta de Seguretat Interior de la Generalitat. La sede de los maristas, en Francia, alarmada por las noticias de los asesinatos de miembros de su orden en España comienza a hacer gestiones en los consulados de Barcelona. Al final, son remitidos a Aurelio Fernández. Se pacta la entrega de 200.000 francos a cambio de la inmunidad y salida de España de los maristas que han salvado la vida. La cita es en el puerto, donde les esperará un barco, fletado por Francia, que les debe llevar a Marsella. Los maristas, confiados, abandonan sus escondites y se dirigen al barco. Sólo tienen que dar la contraseña pactada, ‘Asunto Ordaz’, para que les dejen pasar. Van a una ratonera. Les desembarcan, les meten en dos autobuses y les llevan a la checa de Sant Elies. Allí, Aurelio Fernández, dirigiéndose a los patrulleros, les felicita: ‘¡Buena caza, compañeros. Os felicitamos. Cómo os divertiréis con estos conejitos. Que tengáisbuena puntería!”. Aquella misma noche matan a 46 religiosos en Montcada. El fusilamiento de un segundo grupo queda frustrado y así se consigue salvar a 62 maristas.

Barcelona se convierte en una ciudad revolucionaria, controlada por los milicianos armados.


Barcelona se convierte en una ciudad revolucionaria, controlada por los milicianos armados (fundamentalmente anarquistas), que imponen su modelo de colectivización. Los partidos obreristas proceden a la expropiación de los edificios y así, durante los primeros meses de la guerra, el Comité de Milicias Antifeixistes se instala en la Escuela de Náutica de Barcelona, la CNT-FAI en el edificio de la patronal Fomento del Trabajo Nacional y el PSUC en el hotel Colón de la Plaza de Catalunya. Se han contabilizado 65 asesinatos diarios entre julio y septiembre de 1936. Aunque la responsabilidad es múltiple, buena parte de ellos corresponderán a las patrullas de control dirigidas y con mayoría de miembros de la FAI (25%-30% para CNT-FAI, 10%-15% ERC, 10%-15% UGT, 3%-5% el POUM y, desde agosto, también el PSUC). Cobraban de la Generalitat 12 pesetas al día. El botín de las requisas a iglesias y casas particulares iba a la Conselleria d’Economia y otra parte era sustraída por miembros de las patrullas. Aparte de religiosos, militantes de la Lliga, empresarios, carlistas, falangistas o de la CEDA, muchos fueron asesinados sólo por ser catalanistas, jóvenes cristianos o por venganzas personales.