NESTORIO. NESTORIANISMO

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NESTORIO no acepta las conclusiones del Concilio Ecuménico de Éfeso.


En el I Concilio ecuménico de Éfeso, se componen, bajo la inspiración de CIRILO de Alejandría, los célebres «Doce Anatematismos». Aprobados como resumen de la doctrina católica opuesta a los errores de NESTORIO, son enviados inmediatamente a éste, con la orden expresa de que los suscriba, conminándole a abjurar, por escrito, de su doctrina en el perentorio plazo de diez dias. NESTORIO se niega. Tras el concilio, los seguidores de NESTORIO huyen a Persia y más tarde se propagan por la India y China. (Actualmente la iglesia Nestoriana sobrevive en India, Turquía, Irán, Irak, Siria y en los Estados Unidos, en donde reside su patriarca en la ciudad de San Francisco.)

Cirilo de Alejandría es depuesto por un sínodo formado por los obispos disidentes.


En la fecha, un sínodo -celebrado en Éfeso- de los obispos que no están de acuerdo con las resoluciones del III Concilio Ecuménico celebrado asimismo en Éfeso, presididos por JUAN de Antioquia, depone y excomulga a CIRILO de Alejandría. En vista de las conclusiones del sínodo de Éfeso, los delegados pontificios excomulgan, a su vez, a JUAN de Antioquia y a sus secuaces.

Se consigue la reconciliación de los Obispos de Oriente mediante el «Edicto de unión».


El contenido dogmático del concilio de Éfeso (431) parece más bien escaso, puesto que el único documento oficial es la condena de NESTORIO. De hecho, el concilio de Éfeso refuerza la autoridad de Nicea y la insistencia en la unidad de Cristo. El término theotokos (Madre de Dios) ya no será discutido. Por otra parte, JUAN de Antioquía, uno de los adversarios de CIRILO, propone en el 433 una fórmula de unión y reconciliación, el «Edicto de Unión»: «De las dos naturalezas se hizo la unión […] y debido a esta unión confesamos que la santa Virgen es theotokos, porque el Verbo de Dios se hizo carne y se hizo hombre». CIRILO de Alejandría acepta con entusiasmo, y SIXTO, obispo de Roma, felicita a los dos por su acuerdo aprobando su fórmula.

El nestorianismo y el pelagianismo, son condenados en el primer Concilio ecuménico de Éfeso.


El pontificado de SIXTO III está marcado por el nestorianismo y al pelagianismo. NESTORIO, obispo de Constantinopla, acusa al papa SIXTO III de abrazar sus postulados, debido a que se muestra un pontífice conciliador. SIXTO III, para rebatir dichas acusaciones hace reconstruir la basílica de Santa María la Mayor, que al dedicarla a María como madre de Dios, supone su aceptación del título de Theotokos que el concilio de Éfeso (431) ha otorgado a María en contra de las doctrinas nestorianas que sólo le otorgan el título de Khristotokos (madre de Jesús)

El gobierno imperial de Constantinopla se encarga de imponer en sus territorios la doctrina ortodoxa.


El gobierno imperial de Constantinopla se encarga de imponer en sus territorios la doctrina ortodoxa (la «doctrina recta») de Calcedonia. Muchas provincias o regiones la rechazan para manifestar su independencia cultural y religiosa frente al imperialismo griego de Constantinopla. En Egipto, por fidelidad a Dióscoro y a Cirilo, los cristianos eligen el monofisismo como religión nacional de una Iglesia de lengua copta, mientras que los pocos calcedonianos se reclutan entre las minorías helenizadas cercanas al poder. Lo mismo sucede en Siria, donde el monofisismo se convierte en la religión de los cristianos de lengua siríaca (Iglesia Ortodoxa Siria o Jacobita, por Jacobo Baradeo uno de sus primeros líderes) y los calcedonianos reciben el nombre de imperiales. Los monofisitas introducen en la liturgia el credo de Nicea-Constantinopla para mostrar que son fieles a una tradición más antigua que las innovaciones de Calcedonia. Además, los enviados armenios, tampoco aceptarán la condena surgiendo la Iglesia Apostólica Armenia. La Iglesia Ortodoxa Malankara, la Iglesia copta etíope y la Iglesia copta Eritrea también seguirán doctrinas monofisitas. Otras iglesias seguirán el nestorianismo.

ZENÓN I trata de conseguir la unidad religiosa, pero la Santa Sede no acepta su propuesta.


ZENÓN I busca una solución al conflicto monofisita con la publicación en 482 de un edicto conocido como «Henotikon» en el que se propugna una fórmula de unión entre monofisitas y la doctrina considerada como ortodoxa. En efecto, ante la segregación de iglesias africanas y asiáticas, el emperador ZENÓN I el Isáurico, en un esfuerzo por restablecer la unidad religiosa dentro de los límites de su imperio, encarga a los patriarcas de Alejandría, PEDRO MONGO, y de Constantinopla, ACACIO, la redacción de una confesión de fe. Ésta tiene el título de «Henotikon» (Acta de unión), y el carácter de ley del Imperio. En el documento se condena a NESTORIO y EUTIQUES y sólo se admiten como normas de fe el concilio de Nicea y los anatemas de Cirilo contra NESTORIO, rechazándose las conclusiones del concilio de Calcedonia de 451, lo que lo hace inaceptable para la Santa Sede.

A finales del siglo V, el emperador cierra la escuela teológica de Edesa considerada como nestoriana.


A finales del siglo V, el emperador ZENÓN cierra la escuela teológica de Edesa (Urfa, entre el Éufrates y el Tigris), considerada como nestoriana y se instala en territorio persa. El nestorianismo, pues, se convierte en la religión oficial de los cristianos del Imperio persa en el sínodo de Ctesifonte (486). Al mismo tiempo, los cristianos persas piensan zafarse de la acusación de espías al servicio del emperador de Constantinopla. Separados de Occidente, los nestorianos persas son grandes misioneros, llegando hasta Asia central y China. Por lo que respecta a los armenios, adoptan el monofisismo por oposición a los persas nestorianos y a los griegos de Constantinopla. Los etíopes, que dependen de Alejandría, optan por el monofisismo. Los emperadores conservan la esperanza de rehacer la unidad dogmática y política mediante fórmulas de compromiso. En vano. Eso será ocasión de nuevas disputas y nuevos actos de violencia.

JUSTINIANO I ruega al Papa VIGILIO que acepte la condenación de los tres nestorianos. El papa accede.


JUSTINIANO I ruega al Papa VIGILIO que acepte la condenación de los tres nestorianos. Ante las razones aducidas por el emperador en beneficio de Oriente, accede el pontífice y, en Constantinopla, publica, en la fecha, su célebre «Iudicatum». Al conocerse esta determinación en Occidente, ocasiona enorme disgusto por interpretarlo como una coacción del emperador, en desdoro de Calcedonia.