El proyecto de una alianza militar entre Alemania e Italia (Eje), viene siendo acariciado por Hitler desde 1926 y ya en Mein Kampf expresa esta idea. La primera propuesta formal por parte de Alemania hacia Italia para firmar una Pacto que una a las dos naciones, tiene lugar con motivo de una visita de Hitler y Ribbentrop a Roma en 1938. La proposición prevé un «casus foederis», que se circunscribe a la única eventualidad de un ataque conjunto anglo-francés a una de las dos potencias del Eje. Sin embargo en esta ocasión el propósito no encuentra eco en Roma.
ADOLF HITLER
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HITLER dispone a las tropas alemanas para invadir Checoslovaquia.
Como más de 3.500.000 alemanes de Checoslovaquia viven a lo largo de la frontera, en el país de los Sudetes, el partido pro-nazi de Konrad Henlein pide autonomía. A tales pretensiones se opone Checoslovaquia, que cuenta con la ayuda, al menos moral, de Francia, Inglaterra e incluso de la Unión Soviética, por lo que cede un poco la presión alemana sobre esa región. Pero, en septiembre de 1938, Alemania vuelve a la carga y HITLER -fiel a sus propósitos- pide abiertamente la cesión de los Sudetes y dispone a las tropas alemanas para invadir Checoslovaquia.
La política de «apaciguamiento» consiste en ceder gradualmente a las peticiones de HITLER.
La «política de apaciguamiento a la que invoca CHAMBERLAIN, consiste en ceder gradualmente a las peticiones de HITLER y evitar una guerra general. Sus ideas, serán calificadas por algunos como «de clara inoperancia política». Pero está claro que la perspectiva histórica da al investigador una capacidad de estudiar los hechos que supera ampliamente la capacidad de análisis que tiene el sujeto histórico sobre su época y situaciones que le toca vivir. El sujeto de la historia no sabe qué acontecerá el día siguiente al que vive, el historiador ya conoce las consecuencias que acarrea la actuación del sujeto que estudia. Sólo cabe decir que Neville CHAMBERLAIN en esta ocasión, hace lo que cree conveniente para mantener la paz y no sin esfuerzo.
Pacto de Munich entre Francia, Gran Bretaña, Italia y Alemania.
En vista de los acontecimientos, Édouard DALADIER (Francia), Arthur Neville CHAMBERLAIN (Gran Bretaña), Benito MUSSOLINI (Italia) y Adolf HITLER (Alemania), se reúnen en Munich y firman un acuerdo que será conocido como «Pacto de Munich». En él se permite que Alemania ocupe la región checa de los Sudetes a condición de que renuncie a ulteriores expansiones. Toda Europa respira tranquila viendo alejarse el fantasma de una guerra que se tenía por inminente. Toda, menos Checoslovaquia, que ve con impotencia como, a consecuencia de lo acordado a sus espaldas en la capital bávara, perderá 30.000 km2 de su territorio y 3.500.000 habitantes a favor de Alemania. CHAMBERLAIN, por su parte, cree que su política de «apaciguamiento» ha triunfado, pues HITLER le ha prometido que no realizará ninguna otra reclamación territorial. Este éxito de la política exterior alemana coloca al país en situación predominante en el centro y oriente de Europa y marca el fin de la hegemonía francesa en Europa.
De acuerdo con el Pacto de Munich, La Wehrmacht ocupa los Sudetes.
De acuerdo con el Pacto de Munich, La Wehrmacht ocupa los Sudetes, zona germanoparlante de Checoslovaquia.
Winston CHURCHILL espeta a CHAMBERLAIN: «Hemos sufrido una derrota absoluta y total «
En el Parlamento británico, Winston CHURCHILL espeta a CHAMBERLAIN: «Hemos sufrido una derrota absoluta y total (…) entre el deshonor y la guerra, habéis elegido el deshonor (…) y tendréis la guerra». Pocos le toman en consideración. Sin embargo sus palabras resultarán clarividentes, pues HITLER, en contra de sus promesas, se prepara para una nueva reclamación territorial: la ciudad libre de Dánzig.
RIBBENTROP sugiere al embajador polaco en Berlín, Jósef LIPSKY, la restitución de Dánzig.
Unas semanas después del Pacto de Munich, durante un almuerzo en el Gran Hotel de Berchtesgaden, en los Alpes bávaros, el ministro de Asuntos Exteriores alemán Joachim von RIBBENTROP sugiere de improviso al embajador polaco en Berlín, Jósef LIPSKY, la restitución de Dánzig y la autorización al III Reich para la construcción de carreteras y vías férreas, con derecho a extraterritorialidad, a través de la Pomerania polaca. A cambio le ofrece facilidades económicas y la prolongación durante veinticinco años del Pacto de No Agresión firmado entre ambos países en 1934. LIPSKY informa a su ministro de exteriores Josef BECK. Pese a su alarma, éste le da instrucciones para que deje enfriar el asunto y lo considere como la iniciativa de un diplomático poco experto.
«Noche de los cristales rotos»: Son asesinados 90 judíos, destrozadas miles de tiendas e incendiadas sinagogas.
El gobierno alemán llega a controlar todos los asuntos de la Iglesia luterana, pero no resulta tan fácil la solución del problema con la Iglesia católica, por lo que la policia hace continuas irrupciones en órdenes católicas de frailes y monjas. La persecución de los judíos alcanza su momento culminante durante la noche del 9 al 10 de noviembre de 1938 mediante un pogromo u ola de destrucción, saqueos e incendios, en Alemania y Austria en represalia por el asesinato de Ernst von Rath, secretario de la embajada alemana en París, por un judío llamado Herschel Grunszpan. Por la noche de este día, Goebbels lanza sus huestes nazis quienes incendian 191 sinagogas y 17 viviendas de judíos en territorio alemán; 7.500 tiendas son saqueadas y destruidas; 90 judíos son asesinados; 20.000 judíos son deportados en masa, etc . Es la denominada «NOCHE DE LOS CRISTALES ROTOS». Cientos de miles de judíos huyen del país. Con la política del terror se pretende acelerar el proceso de emigración de los judíos. Con estos acontecimientos se encaminan a aislar sistemáticamente a los judíos del resto de la sociedad alemana para posteriormente forzarlos a salir de Alemania.
El embajador polaco le dice a Von RIBBENTROP que Polonia quiere la paz y la colaboración con Alemania, pero no cederá Dánzig.
El embajador polaco demora una nueva entrevista con los alemanes hasta del 19 de noviembre. En esa ocasión le dice a Von RIBBENTROP que Polonia quiere la paz y la colaboración con Alemania, pero necesita Dánzig y no lo cederá. Sin embargo, Varsovia está dispuesta a «Sustituir las garantías y prerrogativas establecidas por la Sociedad de Naciones por un acuerdo bilateral polaco-alemán» que garantice la existencia de la ciudad libre y los derechos de sus habitantes alemanes y polacos. Con maneras diplomáticas, LIPSKY deja claro que la incorporación violenta de Danzig al III Reich conducirá inevitablemente a un conflicto. El tema no queda zanjado.
Durante cuatro meses, con algunos sobresaltos, se mantiene la calma entre Berlín y Varsovia.
Durante cuatro meses, con algunos sobresaltos intermedios, se mantiene la calma entre Berlín y Varsovia. En enero, Joachim von RIBBENTROP, visita Varsovia y se mantienen las relaciones correctas y los gestos amistosos. El propio HITLER proclama el 30 de enero: «A lo largo de los revueltos meses del último año, la amistad germano-polaca ha sido un factor de estabilidad y pacificación en la vida política europea»