Muerto Abu Bakr, sube en 1085 al trono de Valencia el rey de Toledo, Al-Qadir, apoyado por ALFONSO VI de Castilla. El fundador de la taifa de Denia es Muyahid, que le anexionará las Baleares y llevará a cabo expediciones contra Cerdeña.
ALFONSO VI el Bravo (Rey de León 1065-1072)(Rey de León, Castilla, Galicia 1072-1109)
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Mayrit (Madrid) es conquistada a los musulmanes, en la fecha, por ALFONSO VI el Bravo de Castilla y León.
Mayrit (Madrid) es conquistada a los musulmanes, en la fecha, por ALFONSO VI el Bravo de Castilla, pasando a formar parte del Reino de Castilla y León. En 1118, se sumará Alcalá de Henares. Madrid crece y así nacen los barrios de Puerta de la Vega, Puerta de Moros, Puerta Cerrada, Puerta de Guadalajara y Puerta de Balnadú, donde posteriormente estará el Palacio Real. Según asegura la leyenda, numerosos osos rondaban por los alrededores de sus calles y callejuelas, como perpetúa en la memoria de todos a través del escudo de la ciudad, donde uno de ellos se apoya con dos patas en el tronco de un madroño.
ALFONSO VI entra, en la fecha, victorioso en Toledo, fracturando el centro neurálgico de la cultura musulmana.
Cumplido el plazo de cuatro años pactado y fijadas las condiciones para la capitulación, ALFONSO VI entra, en la fecha, victorioso en Toledo. Con Toledo se incorporan a Castilla y León todos los territorios próximos a la antigua capital imperial, con plazas y fortalezas como Talavera, Madrid y Guadalajara. Con Toledo, ALFONSO VI consigue fracturar el centro neurálgico de la cultura musulmana, estrangulando la vía medular de comunicación andalusí, que va de Tortosa a Sevilla, pasando por Zaragoza y Toledo. En este momento, la minoría mozárabe en Toledo, que es importante, carece de obispo. Con la conquista de Toledo aumenta el prestigio de ALFONSO VI que se hará titular «imperator super omnes Spanie nationes», es la fórmula que se emplea en los documentos. La práctica totalidad de la España musulmana le paga tributo y acude a él en demanda de auxilio en sus luchas internas. Ya esta la frontera en el río Tajo, a pocas jornadas de las feraces huertas del Guadalquivir. Los reyezuelos musulmanes comienzan a inquietarse.
Toledo, la antigua capital de los visigodos, conquistada por ALFONSO VI, se convierte en todo un símbolo.
Toledo, la antigua capital de los visigodos, al ser conquistada por ALFONSO VI, se convierte en todo un símbolo. ¿Podrá este rey reconstruir el añorado reino godo? También los musuImanes entienden el mensaje: aquel rey puede expulsarlos de sus almunias, de sus huertos y jardines y enviarlos de regreso al pedregal africano, el de los camellos y los escorpiones. El rey de Castilla es animoso y va camino de conquistar Valencia para cortar el avance hacia el sur de pamploneses, aragoneses y catalanes… Quiere quedarse toda la tarta de al-Ándalus para él solito. A partir de este momento se atribuye el título de «Totius Hispaniae Imperator» que es aceptado sin reservas por sus contemporáneos peninsulares, especialmente por el rey de Aragón. En este mismo año una expedición del rey cristiano por Andalucía deja bien claro a todas las taifas de al-Ándalus que están a merced de su ejército, si no pagan parias, mostrándose como rey indiscutible de toda la península. Frente a este espíritu imperante en el lado cristiano, la España musulmana presenta un panorama de desunión y lucha entre los Taifas.
ALFONSO VI impone el Misal romano por lo que se repite el refrán:»Allá van las leyes, do quieren reyes».
Los mozárabes -que no son numerosos en este momento- exigen, de ALFONSO VI y de su mujer Constanza, un «Juicio de Dios». Es por ello que se resuelve echar al fuego ambos oficios -el gregoriano y el mozárabe- con la intención de que prevalezca el que no se queme. El Misal mozárabe queda intacto mientras que el romano se quema, pero a pesar de ello el rey impone el Misal romano, por lo que se vuelve a repetir el refrán: «Allá van las leyes, do quieren reyes». En los días de ALFONSO VI, y aún mucho antes, ya no se habla latín en Castilla; de modo que esta protesta del pueblo ha de ser con precisión expresada en idioma vulgar y probablemente en la misma forma en que hoy la decimos: una frase que es la de más antigüedad conocida que tenemos en castellano.
Ante las exigencias de ALFONSO VI, algunos reyezuelos solicitan ayuda al sultán almorávide YUSUF.
Desde la toma de Toledo (1085) y ante la presión y exigencias de ALFONSO VI, los reyezuelos Al-Mutámid de Sevilla , Al-Mutawakkil de Badajoz y Abd-allah de Granada, solicitan ayuda al sultán almorávide YUSUF ibn Tashufin, señor del Magreb. El título de emperador de ALFONSO VI da que pensar a los almorávides, pues deja traslucir su propósito de unir bajo su mando a la España cristiana y Al Ándalus. Los almorávides con capital en Marrakech, llevan velo como sus hermanos tuareg y son defensores intransigentes de la pureza de la doctrina «maliki”.
ALFONSO VI encomienda al CID la protección de la región valenciana.
ALFONSO VI encomienda al CID la protección de la región valenciana, donde, de acuerdo con el soberano de la taifa levantina, consigue hacerse respetar y ahuyentar a todos los aspirantes al dominio sobre la zona, además de recuperar para sí los tributos de Valencia y ganarse los de Sagunto y Alpuente. El CID es un hombre muy sagaz y se da cuenta de que puede conquistar Valencia y gobernarla como señor soberano, y a eso se dedicará. Por otra parte, el reino de Zaragoza, sin la ayuda y la protección del Cid, irá perdiendo pequeñas parcelas de territorio ante el avance de los aragoneses.
Setenta mil almorávides, al mando de Yusuf Ben Tasfin, acuden a la demanda de ayuda de Sevilla.
Setenta mil almorávides, al mando de YUSUF Ibn Tashufin, el propio creador del imperio almorávide, acuden a la demanda de ayuda hecha por AL-MUTÁMID de Sevilla, desembarcando, en la fecha, en Algeciras. Los colegas Ándalusíes de AL-MUTÁMID le advierten que el remedio podrá ser peor que la enfermedad: «Si llamas a esos fanáticos del otro lado del Estrecho labrarás tu ruina y la de todos nosotros, se nos quedarán con todo». Pero AL-MUTÁMID que era de los que no dudan en perder los dos ojos con tal de dejar tuerto al enemigo, se mantiene en sus trece. «Prefiero -replica- ser camellero en África a verme de porquero en Castilla.» Impondrán un fanático monoteísmo, expulsarán a todos los mozárabes, dando fin a la tolerancia musulmana y a la presencia de cristianos católicos bajo el régimen del Islam. A los almorávides se unen de inmediato las tropas de Granada, Málaga y Badajoz y, rápidamente aquel poderoso ejército se lanzará contra ALFONSO VI. Al-Ándalus se constituirá en una provincia periférica de este imperio magrebí.
En la «Batalla de los Siete condes», la derrota cristiana es completa. ALFONSO VI huye.
El ataque almorávide se anuncia con el ronco retumbar de los tambores, arma psicológica en estos momentos desconocida en España (luego, las cajas de guerra serán adoptadas por todos los ejércitos hasta después de Napoleón). Los almorávides, en la fecha, derrotan a las tropas de Castilla y León en Zalaca (Sagrajas, cerca de Badajoz) (Batalla de Sagrajas) y Uclés (Badajoz). En esta última batalla muere el infante D.SANCHO, hijo de ALFONSO VI, juntamente con los siete condes que le acompañan, por cuyo motivo se denomina la Batalla de los Siete condes. La derrota cristiana es completa. ALFONSO VI huye al amparo de la noche, los almorávides arrasan el campamento cristiano y forman inmensos montones con las cabezas de los cadáveres cristianos. El rey tiene suerte de que IBN TASHUFIN no puede o no quiere explotar su victoria porque si le da por proseguir la marcha hacia el interior de Castilla, ya desguarnecida, no sabemos en qué hubiera acabado la cosa. Pero el almorávide se atiene a lo pactado y regresa a Marruecos. Los reinos de taifas dejan de pagar tributos al rey de Castilla.
ALFONSO VI decide levantar el destierro al CAMPEADOR ante el desastre de Badajoz.
Como consecuencia de la gran derrota que ALFONSO VI ha sufrido en Badajoz, a cargo del almorávide YUSUF, el rey decide levantar el destierro al CAMPEADOR. El CID, que ha estado guerreando en levante en forma tal que, en suma, ha resultado beneficiosa para Castilla y que ha servido de guardián de su flanco suroriental, vuelve al favor del rey, que le entrega señoríos y reconoce la importancia de su labor. Por otra parte, la derrota de ALFONO VI no tiene efectos de tipo territorial ya que tras ella YUSUF regresa a África, pero cambia el curso de los acontecimientos. Los cruzados cristianos ya no se enfrentan a Taifas desunidos y desorganizados, sino a un renacido imperio musulmán que hace la guerra santa. La política de ALFONSO VI tiene que variar su orientación.