ISABEL I la Católica (Reina Corona de Castilla) (1474-1504)

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Encuentro de Isabel, Enrique IV y Fernando II en Segovia que significa la reconciliación de ambas partes.


Encuentro de ISABEL y ENRIQUE IV en Segovia el 27 de diciembre de 1473, encuentro al que FERNANDO se une el primero de enero y viene a significar la reconciliación entre ambas partes.

Algunos nobles proponen introducir en Castilla la costumbre francesa que excluye a las mujeres del trono.


De hecho algunos nobles proponen introducir en Castilla la costumbre francesa, vigente también en Aragón, que excluye a las mujeres del trono, y proclamar rey a FERNANDO, basándose en que desciende de JUAN I de Castilla por línea de varón en el mismo grado que ISABEL. Con esta solución, se eliminaría, además, la pugna entre ISABEL y la pretendiente JUANA la Beltraneja. Parece que FERNANDO acepta de buen grado la propuesta, pero por lo visto, ISABEL le convence de los graves peligros que acarrearía tal decisión, ajena a los usos de Castilla; es evidente que la mayoría de la nobleza castellana no aceptaría la solución aragonesa.

Muere Enrique IV el Impotente y la cuestión sucesoria divide al reino entre partidarios de Juana la Beltraneja y de Isabel la Católica.


ENRIQUE IV el Impotente, de Castilla, después de un día de cacería en los bosques de El Pardo, encontrándose enfermo se va a descansar al Alcázar de Madrid. Allí fallece en la noche del día de la fecha.  Habida cuenta de los documentos firmados, daba el trono a su hermana ISABEL, contra los legítimos derechos de su hija Juana la BELTRANEJA y la cuestión sucesoria divide a la ciudad entre partidarios de una y de otra. La nobleza también se divide. ISABEL cuenta con el apoyo de algunas de las principales familias nobiliarias, como los Mendoza, los Velasco o los Enríquez. Pero otro sector de la nobleza, con el marqués de Villena y el arzobispo de Toledo, Alfonso Carrillo, a la cabeza, defiende los derechos al trono de JUANA que asimismo está apoyada por su tío el rey de Portugal, ALFONSO VI. Esta rapidez en la proclamación sitúa a nobles y ciudades ante un hecho consumado; imposible, desde ese momento, negociar, discutir, pactar una adhesión; hay que pronunciarse a favor o en contra, sin garantías de ningún tipo. La osadía por parte de ISABEL, es indudable. De hecho, ISABEL se apunta algunos éxitos: Ávila, Valladolid, Tordesillas, Toledo, el País Vasco, no ponen ninguna dificultad en reconocerla como reina; pero Burgos, la región de Zamora y la mitad sur del reino quedan a la expectativa o francamente hostiles. El reino queda sumido en una guerra civil que durará cinco años (1474-1479).

ISABEL se hace proclamar en Segovia, con la ayuda del alcaide de la fortaleza, Andrés Cabrera, reina y propietaria del reino de Castilla.


Muerto ENRIQUE IV, su testamento señala como heredera del trono de Castilla y León a su hija JUANA la Beltraneja. Pese a ello y de acuerdo con lo previsto en el pacto de los Toros de Guisando, ISABEL, apenas tiene noticia del fallecimiento de su hermano ENRIQUE IV, sin esperar la llegada de FERNANDO que está en Aragón, se hace proclamar -en la fecha-, en Segovia, con la ayuda del alcaide de la fortaleza, Andrés Cabrera, reina y propietaria del reino de Castilla (1474-1504). Unos mensajeros incitan a las otras ciudades del reino con representación en Cortes, a prestar juramento a la nueva soberana.

Ningún entusiasmo, ni ninguna oposición alza a la nación en torno a Isabel.


En resumidas cuentas, en el transcurso del invierno 1474-1475, la situación se mantiene indecisa. Ningún entusiasmo real alza a la nación en torno a ISABEL; tampoco se alza contra ella ninguna oposición franca; sorprendidos, sus adversarios acechan la ocasión favorable para intervenir.

Idéntica situación en el alto clero; muy unido a la aristocracia: el cardenal MENDOZA está a favor de ISABEL


Idéntica situación en el alto clero; muy unido a la aristocracia: el cardenal MENDOZA está a favor de ISABEL; CARRILLO, arzobispo de Toledo, también, por lo menos hasta marzo de 1475, hasta que comprenda que ISABEL no es ENRIQUE IV, que no hay nada que esperar del nuevo poder; se pasa entonces al otro bando y lo que le impulsa a actuar de esta forma, no son escrúpulos jurídicos, es una reacción de viejo feudal, cónsciente del peligro que representa para él y sus semejantes la joven monarquia que se instala.

Para que todo quede bien claro entre Fernando e Isabel, se elabora la Concordia de Segovia.


Para que todo quede bien claro se elabora, el 15 de enero de 1475, la Concordia de Segovia, designada oficialmente bajo el título de “Acuerdo para el gobierno del reino”: todos los documentos oficiales serán redactados en nombre del rey y de la reina; el nombre del rey aparecerá antes que el de la reina, pero las armas de la reina precederán a las del rey; el producto de los impuestos recaudados en Castilla será destinados prioritariamente a Castilla; el saldo se utilizará de común acuerdo entre los soberanos; idéntico procedimiento para los impuestos en Aragón; la reina se reserva el derecho de dotar las funciones públicas en Castilla; los beneficios eclesiásticos se dotarán de común acuerdo, pero la reina tendrá la última palabra en caso de conflicto, en las cartas, bandos, monedas y sellos, ha de figurar el nombre del rey delante del de la reina, pero las armas de Castilla y de León han de preceder a las de Aragón y Sicilia. El hombre va delante de la mujer, pero los reinos de ella tienen más importancia que los de él. Estos textos, que son de derecho público, no dejan duda alguna sobre la preeminencia de la reina en Castilla.

Estallido, en la primavera de 1475, en Castilla, de la guerra sucesoria (1475-1479).


La inteligencia política demostrada por ISABEL y FERNANDO al eliminar sus diferencias no puede evitar el estallido, en la fecha, de la guerra sucesoria (1475-1479). Los seguidores de JUANA y aquellos que están junto a ISABEL o, lo que es casi igual, quienes defienden la unión de Castilla con Portugal y los que prefieren que Castilla se una a Aragón, lucharán en una guerra sucesoria por espacio de cuatro años. FERNANDO II, es proclamado corregente de Castilla en el arbitraje de Segovia (1475), participa activamente en la dirección militar de la guerra.

Vizcaya y Guipúzcoa defienden con las armas a FERNANDO e ISABEL en la guerra civil de 1475.


Vizcaya y Guipúzcoa reconocen los derechos de ISABEL la Católica al trono y defienden con las armas a FERNANDO e ISABEL en la guerra civil de 1475.

En la Península, al bando anti-isabelino se suma también Francia.


En la Península Ibérica, al bando anti-isabelino se suma también Francia, cuyo monarca, LUIS XI, mantiene un contencioso con el rey de Aragón JUAN II.