Fallece Abd al-Málik. Es sucedido en el cargo de ministro del califa, por su medio hermano, el incapaz AB AL-RAHMÁN SANCHUELO, llamado así porque su madre es hija de Sancho II de Pamplona. Su padre ha sido ALMANZOR. Ha sido tal la osadía de SANCHUELO que ha obligado al califa HIXEM II, ya reducido a mero comparsa, a nombrarle su heredero.

Al desaparecer el Califato de Córdoba y declararse independientes los gobernadores de los distintos distritos, al-Ándalus pierde su unidad política. Estos gobernadores son señores árabes, jefes beréberes y clientes eslavos, que reinan a partir de entonces en reinos independientes que se agruparán en dos partidos que lucharán, durante el siglo XI, por la hegemonía del islam español. Uno, el partido nacional, acaudillado por los monarcas abbadies de Sevilla, está integrado por celtarromanos, árabes, eslavos y beréberes españolizados, unidos por un sentimiento común de profundo odio al beréber. El otro partido, el africano, formado por beréberes traídos por los califas como tropas auxiliares, que no han llegado a españolizarse, gobernados por los hammudies, se llaman califas y residen en Córdoba, formando mas tarde reinos independientes en Málaga y Algeciras, a partir de este momento la jefatura de este partido pasará al monarca ziri granadino.

Tras la muerte de Almanzor, estallan disensiones en el Califato, luchas intestinas para controlar el poder. El gobernador del distrito o región al que pertenece Elvira, el beréber Zawi ben Ziri, venido a la Península en tiempos de Almanzor con un grupo de la tribu de los “zenetes”, erige esta región en reino, derrotando al Califa al-Mustazhir. Esta actitud precipitará la desintegración del Califato de Córdoba en los llamados “Primeros Reinos de Taifa”, distribuidos entre las distintas etnias: eslava, árabe y berberisca. La ciudad resulta seriamente dañada por lo que los árabes de Elvira buscan refugio en Garnata Akyejud, a orillas del Darro. Los musulmanes ya no se moverán del lugar y, desde el punto donde hoy se encuentra el barrio de San Matías, la villa comenzará a extenderse hasta unirse a la antigua Elvira, a la que acabará imponiendo su nombre: Granada.

El ejército catalán contratado por Wadih -cabecilla andalusí de origen eslavo, oficial de Almanzor y gobernador de la frontera superior (Medinaceli) y del Magreb-, está formado por unos 9.000 hombres y cuenta con una buena parte de la nobleza. Los efectivos musulmanes que se les unen, suman unos 30.000. En la fecha, llegan ante Córdoba y después de algunas acciones bélicas de signo diverso, los catalanes entran en la ciudad -batalla de El Vacar- y la saquean obteniendo un gran botín. MUHAMMAD al-MAHDI -Mohamed II- es restaurado en el trono cordobés. El año 1010 es conocido en las crónicas musulmanas como el “año de los francos”, palabra con la que eran conocidos los cristianos provenientes del Nordeste de la Península en el mundo islámico. Estos cristianos también eran conocidos por “francos”, o por “gente de Barcelona” por los demás reinos peninsulares. Precisamente el sentimiento catalán se formó por la oposición a francos y musulmanes y las expediciones sobre Córdoba por los condes catalanes eran consideradas, desde Catalunya, como dirigidas a “Hispania”.

Los soldados del conde de Barcelona persiguen a los berberiscos por el camino de Algeciras. El 21 de junio se produce la segunda gran batalla en la desembocadura del Guadiaro pero esta vez la suerte no es tan propicia para los catalanes. Las pérdidas humanas son considerables: unos 3.000 muertos, entre los cuales el conde ERMENGOL I de Urgell y el obispo de Barcelona. El ejército tiene que retirarse a Córdoba.

Dicen las fuentes musulmanas que los guerreros catalanes “furiosos con el desastre (del 26/6), procedieron con inaudita crueldad matando a todos los que se parecían con los berberiscos”. De todas maneras, los cordobeses, expertos en toda clase de vejaciones consideran el comportamiento de los “francos” como relativamente benigno, al menos en comparación con el pánico que les inspiran los berberiscos, porque cuando el 8 de julio emprenden la retirada, “los vieron marchar con pena, porque los habían defendido de los berberiscos y ahora la ciudad quedaba desamparada”.

Ante la desorganización existente en Córdoba, en el año 1012, el liberto amirí de origen eslavo Jayrán se hace nombrar rey en la ciudad de Almería, comenzando un gobierno independiente del califato.

SULAIMAN, es asesinado y los berberiscos declarados fuera de la ley. Estos acontecimientos provocan que la población cordobesa, al mando de sus caudillos eslavos y árabes, exaltados por la victoria contra la dinastía amirí, incendien y saqueen el palacio de Medina Zahira, residencia de ALMANZOR y sus sucesores en Córdoba. También es saqueada y destruida Medina Azahara. Los beréberes eligen a ALÍ BEN HAMMUD como nuevo califa de Córdoba (1016-1017).

En el año de la fecha, es impuesto como califa de Córdoba, ABDERRAMÁN IV. Su reinado es efímero ya que es un mero instrumento de los señores de las Taifas de Almería y Zaragoza, quienes le asesinan este mismo año, poco después de su proclamación.

En el año 1031, los mismos notables cordobeses que habían llamado a HIXEM III a gobernarles, lo expulsan de la ciudad y un visir honesto llamado ABULHÁZAM CHAHUAR mantiene una especie de república. (1031-1043). Posteriormente Córdoba caerá en poder de Al- Mutámid, rey de Sevilla.