El crecimiento demográfico y económico de los años sesenta se asienta sobre todo en las comarcas próximas a Barcelona, la fisonomía de las cuales cambiará totalmente en esta época. El crecimiento afecta inicialmente los núcleos de la primera corona metropolitana: Santa Coloma de Gramenet, Badalona, l’Hospitalet de Llobregat y Sant Adrià de Besòs, pero se extiende enseguida a localidades como El Prat, Sant Boi, Cornellà, Esplugues y Rubí, entre otras. Se levantan casas dormitorio que carecen de servicios y construidos deprisa y corriendo, a la vez que se improvisan polígonos industriales dónde implantar las grandes industrias, sobre todo las químicas y metalúrgicas. El boom constructor hace crecer estos municipios con un desorden total promovido por los especuladores, que hacen dinero fácil.

El Prat tiene poco más de 36.500 habitantes.

En Argentina, hay 22 millones de habitantes de los cuales 2 millones son pobres.

Censo en España: 33.956.047 habitantes

En Suiza, en 1974, la proporción de extranjeros en el total de la población es del 17%. En esta ocasión, el rechazo a los inmigrantes se expresará en varios referéndums y en la crisis de los años 1974-1976 decenas de miles de extranjeros tendrán que irse del país.

La estructura’estructura demogràfica de Catalunya cambia totalmente en las dècadas de los años sesenta y setenta. En menos de veinte años, la población pasa de los 3.900.000 habitantes de 1960 a los 5.300.000 de 1974. Lògicamente, un incremento de esta magnitud no se produce únicamente ppor el crecimiento natural, sino que el factor decisivo fue la gran inmigración que recibió Catalunya. También se produjo un significativo alargamiento de la esperanza de vida. La población catalana gano en peso específico en el conjunto del  estado español: en 1960 era el 12,7% i en 1970 ya era el 15,05%. Dentro del Principado, este fenómeno fu acompañado de la despoblación de muchas comarcas rurales y la consiguiente concentración de población en el àrea metropolitana de Barcelona y en el  Tarragonès.

En Yugoslavia, la nueva Constitución de 1974 refuerza -en contra de los serbios- la autonomía de Vojvodina. De hecho, TITO había dicho: “una Serbia débil significa una Yugoslavia fuerte”. Vojvodina, tiene más de dos millones de habitantes. Su capital es Novi Sad. Su especificidad reside en un pasado ligado estrechamente a su vecina Hungría, con una presencia cultural y demográfica magiar muy destacable.

La provincia de Kosovo que forma parte de Serbia, tiene un millón y medio de habitantes. Su proximidad con Albania y el hecho de que el 80% de su población sea albanesa ha hecho de esta provincia la caja de resonancia de un problema mucho más grave y que se ha extendido a la mayoría de las repúblicas. Desde Belgrado se afirma, ante la difícil convivencia entre serbios y albaneses en Kosovo, que ésta es parte integrante de Serbia y que su mayoría albanesa es una clara minoría en el conjunto de la República. En realidad para muchos serbios, Kosovo es una parte especialmente querida de su tierra: allí se enfrentaron a los turcos en 1389, una fecha muy recordada aun cuando supuso el dominio musulmán de su país.

El Prat tiene poco más de 51.000 habitantes. En un período de 15 años la población de El Prat se ha multiplicado varias veces. Al margen de la llegada de población foránea, con los desequilibrios sociales que este hecho provoca, hay que destacar también el paso de mano de obra agrícola a la industria. Como resultado último de este proceso de crecimiento, El Prat se ha de transformar físicamente, para contener esta población que ha llegado nueva y ha de empezar a crecer urbanísticamente.

En Suiza, en la fecha, el número de estudiantes de sexo masculino es prácticamente el triple del de sexo femenino y la mujer constituye apenas el 32,5% de la población económicamente activa.