Tropas francesas derrotan a las holandesas en Lawfeld

Se firma la Paz de Aquisgrán. (En la historia se firmaron otras paces en la misma ciudad). Conjunto de tratados que tienen lugar en 1748 y que ponen fin a ocho años de guerra en Europa motivada por los problemas de la sucesión al trono austriaco. FRANCISCO I y MARÍA TERESA son reconocidos como emperadores por toda Europa. Y excepto en lo relativo a Silesia, que es entregada a Prusia, la Paz de Aquisgrán restaura en su integridad territorial el país que recibiera MARÍA TERESA al acceder al trono. La soberana ha salvado casi íntegramente su país superando enormes inconvenientes. FEDERICO II ha sido el gran vencedor. No sólo ha obtenido Silesia, sino que ha convertido a Prusia en una gran potencia poniendo en entredicho la primacía austriaca en Europa central y ha ganado merecidamente una fama inmortal como militar.

Por otra parte, en la Paz de Aquisgrán, CARLOS MANUEL III incrementa sus dominios hasta el Ticino. LUIS XV acepta evacuar los Países Bajos, renunciando así a una ocasión muy favorable de ampliar la frontera norte francesa. CARLOS III mantiene Nápoles y Sicilia. D.FELIPE, casado con una hija de LUIS XV, recibe los ducados de Parma Guastalla y Piacenza, arrebatados a María teresa. Así queda fortalecida la influencia de los Borbones en la península italiana.

Estas condiciones provocan protestas austriacas. En Francia, las cláusulas del tratado son mal acogidas y hay gran indignación; la opinión general es que se ha luchado para el rey de Prusia, el verdadero beneficiado en el asunto. También causa irritación la excesiva benevolencia hacia Inglaterra, y sobre todo la obligación de expulsar de territorio francés al pretendiente estuardo CARLOS EDUARDO. Sea cual fuere el valor de las decisiones tomadas, el Tratado de Aquisgrán no resuelve ni los grandes problemas europeos ni las diferencias marítimas y coloniales que enfrentan en ultramar a Francia e Inglaterra. De todas maneras, a lo largo de los próximos años FEDERICO II el Grande se ocupará de la consolidación y reorganización interna de sus estados.

Los franceses desde 1713 están estableciendose en Norteamérica en el territorio de Ohio, la región comprendida entre el río de ese nombre y los Grandes Lagos. Esto, alrededor de la fecha, desagrada a los colonos británicos, que se dan cuenta que pueden verse arrinconados en el litoral. Las zona controlada por los franceses sigue escasamente pobladas: sólo viven ochenta mil franceses en toda aquella vasta área, pero se hallan bajo un único gobierno, mientras que una población de un millón y medio de habitantes, más o menos, sujetos al poder colonial británico, se dividen entre trece colonias (quince, contando Nueva Escocia y Terranova).

Los bombones surgen en la corte francesa en el siglo XVIII. La palabra repite la sílaba “bon” que en francés significa bueno. Regalar bombones se convertirá en un acto cortés. El café y el té, más fáciles de preparar, se convierten en símbolo de la burguesía dinámica. El chocolate, que exige todo un ritual, se adecúa más a la nobleza.

La defensa de las colonias españolas en América y de la flota mercante contra los continuos ataques de piratas y corsarios franceses, ingleses y holandeses se va encareciendo hasta alcanzar proporciones alarmantes. En el siglo XVIII absorbe tres cuartas partes de lo recaudado por el gobierno. A la postre son Francia, Inglaterra y Holanda y los banqueros italianos y alemanes los que recogen los frutos de tanto esfuerzo y de tanto sacrificio. (Corsario era el nombre que se concedía a los navegantes que, en virtud del permiso concedido por un gobierno en una carta de marca o patente de corso, capturaban y saqueaban el tráfico mercante de las naciones enemigas de ese gobierno).

En 1751, Francia domina de hecho las costas meridionales de la India, pero Robert Clive de la Compañía británica de las Indias orientales, demuestra un notable empuje al apoderarse de la capital de un soberano indio respaldado por los franceses, en el sur del país. Con unos pocos cientos de hombres, resistirá luego un asedio llevado a cabo por millares de soldados. Esto bastará para elevar el prestigio británico y rebajar el francés. Ya en las postrimerías del siglo XVIII, Robert Clive será considerado uno de los más relevantes hombres de estado de la política colonial británica en el subcontinente indio. Pese a no ser un estratega de gran talento, ni un soldado particularmente experimentado, fue considerado un general notable a causa de la importancia de sus victorias, mediante las que ha logrado expulsar a las franceses de diversos territorios que ocupaban en zonas de interés inglés. Combinó sus dotes militares con un don innato para la administración y la política, instaurando los cimientos sobre los que reposará la potente estructura económica en la que se basarán las relaciones entre Gran Bretaña y la India en los siguientes siglos.

Se publica el primer volumen de la “Enciclopedia”. Causa gran escándalo y suscita violentos ataques por parte de jansenistas, jesuitas, la alta aristocracia y los parlamentarios. Por otra parte, el conde de Buffon la califica como la quintaesencia del conocimiento humano. “Enciclopedia” es un conjunto de 17 volúmenes editados en París, Francia, entre 1751 y 1772, por Denis Diderot y Jean Le Rond d´Alambert, con el objetivo genérico de difundir las ideas de la Ilustración francesa. De hecho la filosofía que difunde se identifica con el afán de crítica, o de aplicar la «luz» de la razón, a todos los campos del saber, en especial a aquellos en que se pone de manifiesto de forma más directa la concepción político-social y religiosa de la época.

Juan Jacobo ROUSSEAU, nacido en Ginebra en 1712, firma, en 1754, el prólogo de un Discurso sobre el origen de la desigualdad entre los hombres, que presentará a un concurso en la Academia de Dijon. Pensador de espíritu apasionado y escritor sistemático, Rousseau expone en estas páginas el filón central de su pensamiento: el hombre es bueno por naturaleza y es la sociedad la que corrompe su condición natural. Quizás el estado natural no haya existido nunca, acepta Rousseau, pero es necesario plantearlo como hipótesis de partida, punto de comparación e ideal por conseguir, pues el propio filósofo ve la decadencia y podredumbre en que se ha sumido la sociedad que lo rodea.