MOZÁRABES (Cristianos hispanos en territorio ocupado por los musulmanes)

Total de piezas: 56

Al-Qadir recupera el trono en 1081, con la ayuda de Alfonso VI que no consiente la unión de taifas.


Al-Qadir recupera el trono en 1081 ya que ALFONSO VI, que no puede consentir la unión de las taifas, decide ayudarle a recuperar las tierra toledanas y valencianas a cambio de que Valencia fuese para Al-Qadir y Toledo para ALFONSO. Ante este acuerdo, los toledanos musulmanes, opuestos a la colaboración “Alfonso — Al-Qadir”, solicitan el apoyo de Al-Muqtadir de Zaragoza, al-Mutamid de Sevilla y al-Mutawakki de Badajoz; mientras otra parte de la población, mozárabes y judíos, cansada de las continuas guerras, acepta la entrega de Toledo a Alfonso, siempre que este simule tomarla por la fuerza, para evitar que los toledanos sean acusados de traicionar la causa musulmana, conscientes de la pérdida de prestigio que supondrá para el Islam la cesión de Toledo.

Esta pieza también aparece en ... PRIMEROS REINOS DE TAIFA (1031-1086)

ALFONSO VI entra, en la fecha, victorioso en Toledo, fracturando el centro neurálgico de la cultura musulmana.


Cumplido el plazo de cuatro años pactado y fijadas las condiciones para la capitulación, ALFONSO VI entra, en la fecha, victorioso en Toledo. Con Toledo se incorporan a Castilla y León todos los territorios próximos a la antigua capital imperial, con plazas y fortalezas como Talavera, Madrid y Guadalajara. Con Toledo, ALFONSO VI consigue fracturar el centro neurálgico de la cultura musulmana, estrangulando la vía medular de comunicación  andalusí, que va de Tortosa a Sevilla, pasando por Zaragoza y Toledo. En este momento, la minoría mozárabe en Toledo, que es importante, carece de obispo. Con la conquista de Toledo aumenta el prestigio de ALFONSO VI que se hará titular “imperator super omnes Spanie nationes”, es la fórmula que se emplea en los documentos. La práctica totalidad de la España musulmana le paga tributo y acude a él en demanda de auxilio en sus luchas internas. Ya esta la frontera en el río Tajo, a pocas jornadas de las feraces huertas del Guadalquivir. Los reyezuelos musulmanes comienzan a inquietarse.

ALFONSO VI impone el Misal romano por lo que se repite el refrán:”Allá van las leyes, do quieren reyes”.


Los mozárabes -que no son numerosos en este momento- exigen, de ALFONSO VI y de su mujer Constanza, un “Juicio de Dios”. Es por ello que se resuelve echar al fuego ambos oficios -el gregoriano y el mozárabe- con la intención de que prevalezca el que no se queme. El Misal mozárabe queda intacto mientras que el romano se quema, pero a pesar de ello el rey impone el Misal romano, por lo que se vuelve a repetir el refrán: “Allá van las leyes, do quieren reyes”. En los días de ALFONSO VI, y aún mucho antes, ya no se habla latín en Castilla; de modo que esta protesta del pueblo ha de ser con precisión expresada en idioma vulgar y probablemente en la misma forma en que hoy la decimos: una frase que es la de más antigüedad conocida que tenemos en castellano.

Setenta mil almorávides, al mando de Yusuf Ben Tasfin, acuden a la demanda de ayuda de Sevilla.


Setenta mil almorávides, al mando de YUSUF Ibn Tashufin, el propio creador del imperio almorávide, acuden a la demanda de ayuda hecha por AL-MUTÁMID de Sevilla, desembarcando, en la fecha, en Algeciras. Los colegas Ándalusíes de AL-MUTÁMID le advierten que el remedio podrá ser peor que la enfermedad: “Si llamas a esos fanáticos del otro lado del Estrecho labrarás tu ruina y la de todos nosotros, se nos quedarán con todo”. Pero AL-MUTÁMID que era de los que no dudan en perder los dos ojos con tal de dejar tuerto al enemigo, se mantiene en sus trece. “Prefiero -replica- ser camellero en África a verme de porquero en Castilla.” Impondrán un fanático monoteísmo, expulsarán a todos los mozárabes, dando fin a la tolerancia musulmana y a la presencia de cristianos católicos bajo el régimen del Islam. A los almorávides se unen de inmediato las tropas de Granada, Málaga y Badajoz y, rápidamente aquel poderoso ejército se lanzará contra ALFONSO VI. Al-Ándalus se constituirá en una provincia periférica de este imperio magrebí.

Los mozárabes gozan del aprecio y afecto del rey ALFONSO VI. Les concede un fuero.


Los mozárabes gozan del aprecio y afecto del rey ALFONSO VI, como figura expresamente en el fuero que les concede en 1101. Un mozárabe, Sisnando Davídiz, es escogido para organizar la instalacion de los nuevos pobladores, de modo que puedan controlar y defender el territorio conquistado, de acuerdo con las nuevas estructuras sociales que exige la nueva situación.

Catorce mil mozárabes granadinos se asientan en las tierras recien conquistadas del valle del Ebro.


ALFONSO I el Batallador, se dirige de Granada hacia Córdoba, cuya campiña somete a saqueo, al igual que hace en plazas como Ecija, Baena y Lucena. Sin embargo, carente de fuerzas suficientes para intentar la conquista de Córdoba, ALFONSO I regresa hacia la costa con intención de volver a dirigirse hacia Granada. Sin embargo una epidemia le obliga a emprender el camino de retorno a Zaragoza. Con él marchan unos catorce mil mozárabes granadinos que se asentarán en las tierras recien conquistadas del valle del Ebro.

ALFONSO I el Batallador marcha con su ejército hasta las puertas de Granada pero debe retirarse.


ALFONSO I el Batallador, siempre dispuesto a combatir a los musulmanes en su afán de cruzado, escucha el llamamiento que en 1125 le hacen los mozárabes de Granada -el último núcleo importante de cristianos en tierras musulmanas- para que tome dicha ciudad con la ayuda que éstos le prestarán desde dentro. En efecto, ALFONSO I el Batallador marcha con su ejército hasta las puertas de Granada y devasta durante dos o tres semanas la huerta que la rodea. Pero la llegada de importantes refuerzos almorávides le decide a levantar el sitio y retirarse.

La nueva invasión somete a la España árabe al poder de los almohades.


Sublevados de nuevo, en 1144, mozárabes y muladíes, los almorávides les hicieron objeto de otra persecución y, un año después, Zafadola que, en Toledo, se había alzado contra ellos, se apoderaba de la Alcazaba granadina, pero, derrotado, hubo de huir a Jaén. De nada sirvió a los almorávides esta victoria, pues la invasión de los almohades sometió a la España árabe, en la fecha, al poder de éstos.

El Reino de Granada ocupa más de 30.000 km cuadrados. Tiene entre 300 y 400.000 habitantes.


En estos más de 30.000 kilómetros cuadrados que ocupa el Reino de Granada, vive una población de entre 300 y 400.000 habitantes, muy densa para la época, fruto de diversas olas de inmigración desde el norte de África y desde el resto de la península al haberse convertido en el último refugio para los musulmanes. Étnicamente, la población se compone principalmente de árabes puros que descienden de los antiguos muladíes y beréberes norteafricanos. Hay también algunos conversos al cristianismo y pocos mozárabes (recordemos que por cuestiones políticas han sido prácticamente exterminados). Junto a ellos coexisten grupos muy minoritarios como los judíos o los comerciantes extranjeros, mayormente genoveses, y hasta algunos esclavos subsaharianos. Durante este período, se producirá un fuerte impulso organizador que llevará a un notable crecimiento de las ciudades. Granada sobrepasará los cincuenta mil habitantes, Málaga los veinte mil y otras ciudades importantes como Almería, Ronda, Loja, Guadix y Baza se acercarán a los diez mil. Ibn al-Ahmar funda una nueva dinastía, la nazarí, que mantendrá el último reino musulmán del occidente europeo hasta casi el siglo XVI y construiría los palacios de la Alhambra. (La Alhambra denominada así por sus muros de color rojizo ‘Qa’lat al-Hamra’ (Castillo Rojo), se encuentra situada en lo alto de la colina de Al-Sabika).

Esta pieza también aparece en ... REINO DE GRANADA (1238-1492)

El mayor desarrollo literario, cultural y demográfico en Catalunya, así como el asentamiento preferente de catalan


El mayor desarrollo literario, cultural y demográfico en Catalunya, así como el asentamiento preferente de catalanes en los núcleos vitales del reino valenciano, se traducirán -con el tiempo- en la adopción del catalán como lengua de uso tanto institucional como literario. Como se afirma taxativamente en el “Informe sobre la llengua del País Valenciá” de la Facultad de Filología de Valencia, ni las exiguas comunidades mozárabes supervivientes de las persecuciones almorávides, ni los mudéjares sometidos consiguieron imponer sus respectivas lenguas a la nueva realidad socio política. Si se quiere aceptar que los repobladores de Valencia de procedencia catalana de ninguna manera representan una abrumadora mayoría, se tiene que aceptar que la ocupación por los catalanes de los puntos clave de la administración será suficiente para que se imponga el catalán en no demasiado tiempo.