En Olèrdola (Alt Penedès) los romanos construyen una fortificación aprovechando su condición de fortaleza natural.
HISPANIA ROMANA (219 aC - 415dC)
Total de piezas: 153
TOLOMEO se aplica a la representación gráfica de la Tierra.
Alrededor de esta fecha, TOLOMEO recoge todos los conocimientos geográficos de sus predecesores y se aplica a la representación gráfica de la Tierra. En lo que se refiere a la Península Ibérica se aprecia un progreso considerable en su descripción y representación. Esta representación ptolemaica de la Iberia antigua será durante muchos siglos la más conseguida, más incluso que la de Estrabón en aprox 25 aC.
En los años comprendidos entre el 172 y el 176 se producen repetidas intentos de invasión de la Bética por parte de tingitanos del norte de África.
En los años comprendidos entre el 172 y el 176 se producen repetidas intentos de invasión de la Bética por parte de tribus moras provenientes de la provincia Tingitana del norte de Africa. Algunas de las principales ciudades de la Bética, como Malaca, Gades e Itálica sufren los efectos de estas incursiones que son reprimidas por tropas de Hispania.
Hispania comienza a desmoronarse a finales del siglo II de nuestra era.
Hispania comienza a desmoronarse a finales del siglo II de nuestra era, a la par del propio debilitamiento de la Roma imperial bajo la presión de los pueblos bárbaros del norte: el comercio sufre una fuerte regresión y las ciudades empiezan a fortificarse. El cambio del sistema agrícola del colonato romano a la implantación de la esclavitud conlleva una enorme pérdida de productividad y a falta de un nuevo esquema de poder, las ciudades optan por cerrarse sobre sí mismas y se acaba un período de prosperidad de dos siglos.
IRENEO, obispo de Lyo, escribe su famosa obra «Contra los herejes». Se habla de las Iberias. Hace una evocación de la Tradición.
El teólogo cristiano IRENEO, posiblemente el más importante del siglo II, compone un escrito contra las herejías, que se considera el documento más antiguo que habla de la existencia de cristianos en Hispania y que se totula: «Contra los herejes». En él describe un cierto número de doctrinas que considera aberrantes y a continuación hace una evocación de la Tradición: «… la más grande y más conocida de todas, fundada y establecida en Roma por los dos apóstoles más gloriosos: Pedro y Pablo… Es con esta Iglesia, debido a la autoridad de su origen, con la que debe concordar toda la Iglesia, es decir, los fieles procedentes de todas partes, y es en ella donde los fieles conservan la tradición que procede de los apóstoles… Aunque las lenguas son innumerables en el mundo, el poder de la tradición es uno y el mismo; ni las iglesias fundadas entre los germanos creen ni transmiten otra cosa, ni las de las Iberias, ni las de los celtas, ni las de Oriente, ni en Egipto, ni en Libia…». Este texto es muy importante porque nos revela que desde el siglo II para un católico, almenos en Occidente, el criterio principal de la verdadera doctrina es la «comunión con Roma».
Roma ha tenido siempre grandes dificultades a la hora de imponer su panteón de dioses particulares.
Roma ha tenido siempre grandes dificultades a la hora de imponer a los miembros de la tribus ibéricas que ha conquistado todo su panteón de dioses particulares y sus cultos. Los dioses como Hércules, Marte y Jupiter se confunden de inmediato con su equivalentes locales, garantizando así la supervivencia durante siglos de las creencias nativas bajo la máscara romana. Además, el culto al emperador de Roma, por muy útil que pudiera ser desde el punto de vista administrativo, no puede colmar la sed de misterios y revelaciones que subyace en el corazón del impulso religioso.Ese deseo reprimido va a verse aplacado por la religión más importante y de desarrollo más rápido de todas las religiones mistéricas de Oriente, esto es, el cristianismo que ha empezado a extenderse por Hispania hacia finales del s.II dC. Y así ha sido como el cristianismo estará compitiendo con la religión oficial del estado romano durante prácticamente doscientos años.
El derecho de ciudadanía romana también corresponde, lógicamente, a los hispanos.
El derecho de ciudadanía romana que el emperador CARACALLA ha otorgado a todos los habitantes del Imperio que no sean esclavos, también corresponde, lógicamente, a los hispanos aunque apenas influye en la situación de Hispania, pues casi todas sus tierras y pueblos están totalmente romanizados desde la época de Vespasiano. Roma ha dejado de ser una ciudad que gobierna en su provecho territorios obtenidos por conquista, para convertirse en un solo Imperio en el que todos sus habitantes son iguales, sin importar el lugar de nacimiento. Estas transformaciones, casi imperceptibles para sus contemporáneos, conducirán poco a poco a que Roma sea una ciudad más dentro de su propio Imperio, y darán comienzo a su lenta decadencia.
El emperador CARACALLA procede en Hispania a agregar una cuarta provincia.
El emperador CARACALLA procede en Hispania a agregar una cuarta provincia, separando de la Tarraconense la zona noroeste (actuales Galicia, Asturias y norte de Portugal) con el nombre de «Hispania Nova Citerior Antoniniana», luego llamada «Gallaecia», que tendrá una corta existencia. La capital de esta nueva provincia hispana es Bracara Augusta (actual Braga en Portugal). Hasta entonces -desde Augusto (27aC)-, Hispania había estado dividida en tres provincias.
Calzadas romanas que atraviesan Hispania.
En el área de la actual Catalunya, la Vía Heráclea (calzada romana), proviene de Roma y después de atravesar la parte sur de las Galias, une Empúries con Tarraco y desciende hasta Cartago Nova para finalizar en Gades. Más adelante será conocida como Vía Augusta. Desde Tarraco, otra calzada va hasta Asturica Augusta. Otras calzadas, desde distintos puntos de Hispania, llegan a Emérita Augusta (Mérida), a Olisipo (Lisboa), y a Brigantium (La Coruña).
Basilides y Marcial son dos obispos apóstatas por la persecución de DECIO en España.
Basilides y Marcial son dos obispos apóstatas por la persecución de DECIO en España. En las comunidades de León-Astorga y de Mérida son los mismos obispos los que ceden al temor. Estos dos obispos no solamente son débiles en la persecución, además Marcial es un obispo que no ha renunciado a sus costumbres no cristianas, manteniendo el contacto con sus amigos y consocios de un colegio funerario, con los que celebra alegres banquetes y en cuyo gremio mantienen las prácticas funerarias paganas, en una época en la que ya los cristianos cuentan con cementerios propios e independientes. Ante las persecuciones de que son objeto los cristianos, se produce entre ellos un derrumbe general de la moral. Muchos obispos que han de ser aliento y ejemplo a otros, renuncian al sagrado ministerio, abandonan a su gente, se alejan del distrito, tratan de hacer dinero, se apoderan de propiedades apelando a métodos fraudulentos y se dedican a la usura. Algunos fieles realizan los sacrificios oficiales, pero también continúan siendo cristianos. La Iglesia nunca puede adoptar una política uniforme frente a la persecución.