En la fecha, FELIPE V se casa en Figueras (Catalunya) con MARÍA LUISA GABRIELA de Saboya, esposa que su abuelo, LUIS XIV, le ha designado y cuya influencia será decisiva, dado el carácter irresoluto del monarca, que por su condición de hijo segundo del Delfín de Francia, no había sido preparado para ejercer tareas de gobierno. Para instruir a la novia de trece años, el previsor abuelo la hace acompañar a España por Marie-Anne de la Trémouille? -la princesa Orsini-, más conocida entre nosotros por la princesa “de los Ursinos”, que tanta influencia tendrá en la corte española. La princesa Orsini, además de actuar como agente de LUIS XIV en la corte española, introduce en ésta la etiqueta y las costumbres francesas, desterrando los usos implantados por los Austria. De este matrimonio nacerán cuatro hijos: Luis, Felipe, Felipe Pedro y Fernando.

El reinado de Carlos II se ha caracterizado en Catalunya por la parálisis total legislativa a causa de la no convocatoria de la Corte General, por los enfrentamientos con Francia y por las revueltas campesinas. O se va a un sistema de gobierno como el holandés o el inglés, o se caerá en una monarquía absoluta al estilo borbónico francés. Eso es lo que muchos catalanes consideran que puede pasar cuando el nieto de LUIS XIV, FELIPE de Anjou, se convierte en rey de España en 1700.

Asegurados los impuestos catalanes, conseguidos en la sesión de Cortes que se está celebrando en Catalunya, FELIPE V de Castilla, jura las constituciones catalanas y recibe el homenaje de los tres estamentos. Se toman medidas importantes a cambio de un donativo de doce millones de libras, como la autorización de un puerto franco para Barcelona, el derecho a participar con dos barcos en la carrera de las Indias, la edición de una compilación actualizada de las Constituciones de Catalunya y la creación del Tribunal de “contrafaccions”. También se concede que los obispos de las sedes de Catalunya hayan de ser catalanes con la excepción del arzobispo de Tarragona. Un testigo de la época, Macanaz, escribe: “Los catalanes lograron cuanto deseaban, pues ni a ellos les quedó qué pedir, ni al rey cosa especial que concederles, y así, vinieron a quedar más independientes del rey, que lo está el Parlamento de Inglaterra.”

La temporal falta de salud de FELIPE V, lleva al pueblo a una serie de rogativas que se transformaron en acciones de gracias tras su restablecimiento. El 15 de enero de 1702, la ciudad de Barcelona celebra unas fiestas solemnísimas “por el feliz y perfecto recobro de la salud de Nuestro Rey y Señor FELIPE”.

FELIPE V tiene que dejar la Península para, siguiendo las instrucciones de su todopoderoso abuelo, ir a guerrear en Italia. En efecto, estimulado por su abuelo, FELIPE V desembarca cerca de Nápoles, pacificando el Reino de las Dos Sicilias. De ahí va a Milán, siendo recibido con entusiasmo también aquí, e incorporándose al ejército del Po, al mando del duque de Vendóme a comienzos de julio. La primera batalla, en Santa Vittoria supone la destrucción del ejército del general Visconti, por las tropas franco-españolas a la que sigue un sangriento intento de desquite en Luzzara. Su comportamiento en estas batallas es brillante rayando lo temerario.

En 1702, al convertirse en reina ANA, la hija de Jacobo II, Marlborough recuperó su lugar en la corte. Los aliados europeos, firmantes de la Gran Alianza de la Haya (7/9/1701): Austria, Inglaterra y la República holandesa, declaran formalmente la guerra -en la fecha- a España y Francia. Marlborough recibe el mando de las tropas inglesas, Holandesas y austriacas. Como capitán general tiene que negociar con los enviados Holandeses. A pesar de la frustración que las continuas negociaciones le suponen y de la actitud remisa de los Holandeses, en la fecha, 14 de mayo, desembarca en la república Holandesa. El primer ataque lo lanzan las tropas austriacas unos días después contra la ciudad de Cremona, en Lombardía. Esta situación da comienzo a la Guerra de Sucesión por el trono de España (1702-1713) a los pocos meses de haber sido proclamado rey de España FELIPE de Anjou como FELIPE V.Ya en este año, Marlborough habrá capturado Venlo, Roermond, Stevensweert y Lieja en los Países Bajos Españoles, por lo que en diciembre la reina Ana le concederá el título de duque.

A pesar de que FELIPE de Anjou ha sido nombrado Rey de España, La Gran Alianza de la Haya, quiere imponer en el trono de España a un austria, el archiduque CARLOS, segundo hijo del emperador LEOPOLDO.

Un ejército de la Gran Alianza compuesto de 14.000 hombres desembarca cerca de Cádiz en un momento en que no hay casi tropas en la península. El saqueo de los dos puertos gaditanos de Rota y Santa María por la escuadra anglo-holandesa el 23 de agosto de 1702 obliga a la flota de Indias a refugiarse en el puerto de Vigo. Se reúnen tropas españolas a toda prisa, recurriéndose incluso a fondos privados de la esposa de FELIPE V, la reina María Gabriela de Saboya (que en el futuro será conocida afectuosamente por los castellanos como “la saboyana”), y del cardenal Portocarrero. Sorprendentemente, este ataque aliado es rechazado. Cádiz no es tomada y el ejército aliado reembarca. Los sacrilegios cometidos por las tropas aliadas del archiduque CARLOS de Austria causan una fuerte conmoción en Andalucía, hasta entonces poco interesada en la Guerra de Sucesión.

Sin embargo, una segunda tentativa a cargo de la escuadra anglo-holandesa comandada por George Rooke, en la ría de Vigo tratando de hacerse con la escuadra española que ha regresado de América cargada de oro, tiene éxito, entablándose una batalla naval que se salda con la destrucción de la flota española, aunque parece ser que la mayoría del oro ha sido desembarcado ya.

Sumido en un nuevo acceso de su enfermiza melancolía, FELIPE V, que se encuentra en Italia, se reembarca y regresa a España, entrando por Catalunya y Aragón y haciendo entrada triunfal en Madrid el 13 de enero de 1703. La corte de FELIPE V en Madrid, parece una “sucursal” de la de Versalles, dominada por la condesa de los Ursinos, bien apoyada por el embajador Amelot y el financiero Orry. Pero a su regreso esperan a FELIPE V las malas noticias de que la Dieta imperial le ha declarado la guerra a él y a su abuelo como usurpadores del trono español.