David Ben-GURIÓN, fundador del partido Mapai (laborista) proclama -en la fecha- (el 5 de Iyar de 5708) ante el Consejo Nacional Provisional, horas antes de la retirada de la últimas tropas británicas de Palestina el fin del mandato británico en Palestina (que se hará efectivo el 15/5) y la constitución del Estado de Israel como República independiente con las fronteras aprobadas por la Asamblea General de la ONU en su resolución de 29 de noviembre de 1947. Israel, se ve inmediatamente invadido por sus vecinos árabes. Israel resiste y la ONU impone una tregua. Más tarde, reanudadas las hostilidades, los árabes pedirán un armisticio.

La anunciada paz entre árabes y judíos ha sido desde el primer momento ficticia y precaria. Hay una verdad judía, como hay una verdad árabe. Los judíos, esgrimen la promesa de una tierra santa para ellos. Una tierra que, por santa, \”escapa completamente a los actos de la Historia…\” Una de las características de este amor del pueblo judío a Palestina es su constante intento de regreso a lo largo de la historia. Además de estos derechos espirituales, los judíos esgrimen derechos históricos sobre Palestina. Desde la conquista de Josué, en el siglo XIII antes de nuestra Era, hasta la rebelión de Bar Kokeba, en el año 135, el pueblo judío ha ocupado Palestina durante trece siglos. Si después fue dispersado, siempre estuvo presente en esta tierra. Algunos sionistas añaden el derecho que les concede el duro trabajo de transformación geoeconómica que ellos han realizado, convirtiendo un país árido y despoblado en un suelo rico y lleno de promesas. Así lo han expresado en la frase: \”una tierra sin pueblo para un pueblo sin tierra\”.

Existe también una verdad árabe: En el año 636 el califa Omar conquistó y dominó Palestina. Es curioso advertir que si Palestina fue judía durante trece siglos en la Antigüedad, también fue árabe durante otros trece siglos, hasta nuestros días. Si el derecho internacional admite la legalidad de la conquista como argumento de posesión, este valor vale por igual para los árabes que conquistaron Palestina en 636, como para los judíos, al conquistarla Josué. No pueden alegar, pues, los judíos derechos de conquista. Además, el reparto actual de Palestina y el reconocimiento del Estado de Israel fue decidido por las NU en contradicción con la Carta del Atlántico, uno de cuyos principios es el derecho de todos los pueblos a disponer de sí mismos.

La consigna sionista “una tierra sin pueblo para un pueblo sin tierra”, no es en absoluto exacta. En 1948 viven en Palestina 1.400.000 árabes. El pueblo judío es, en efecto, un pueblo sin tierra, pero Palestina no es una tierra sin pueblo… Por otra parte, los árabes partidarios de la teoría de la conspiración han interpretado históricamente las dos líneas azules que aparecen en la bandera nacional israelí de una manera anexionista. Una de estas líneas, según esta interpretación, representa el río Nilo y la otra el Eufrates. Es decir, estas dos líneas fluviales delimitarían la tierra que el estado de Israel pretendería abarcar en la región.

Tregua impuesta por la ONU del 11 de junio al 8 de julio. El ejército israelí, aprovecha rápidamente la ocasión para doblar sus efectivos militares y renovar su material. Se permite el éxodo de 400.000 palestinos, quienes adoptan el término “diáspora” (adoptado anteriormente por los judíos) para referirse a su dispersión tras las guerras contra Israel. Los palestinos empiezan a entrar masivamente en Líbano. Este hecho provoca una gran alarma, ya que los recién llegados constituyen entre el 10 y el 12% de la población libanesa. Beirut sigue con los palestinos una política excluyente, hasta el punto de que la Constitución prohibe explícitamente que se integren en el país. Se trata de evitar que una comunidad de mayoría musulmana rompa el frágil equilibrio religioso del estado, de forma que la “unidad nacional” se vea en peligro. Los campos de refugiados más populosos se constituirán en los alrededores de Sidón o de Tiro.

El pariente pobre de los hachemitas, ABDULLAH I toma posesión del reino de Transjordania en 1949. A pesar de las derrotas árabes, el rey de Transjordania ABDULLAH I logrará ocupar la Palestina central, al oeste del Jordán (Cisjordania con Bethléem, Hebrón, Naplusa) -en donde se están refugiando varios cientos de miles de palestinos-, así como la parte este de Jerusalén, anexionando ambos territorios a Transjordania que tomará el nombre de Reino Hachemita de Jordania, por la dinastía de los hachemitas que seguirá gobernando este país hasta nuestros días.

Muere asesinado ABDULLAH I, primer rey del Reino Hachemita de Jordania (1949-1951), al que los extremistas reprochan la aceptación del reparto de Palestina por Israel. Es asesinado por un palestino cuando atraviesa, en la fecha, viernes, día de la oración de los musulmanes, el umbral de la mezquita de Al Aqsa de Jerusalen. Le acompaña su nieto, HUSSEIN (futuro rey) de quince años, que sale indemne del atentado al rebotar la bala que va directa a su corazón sobre una gran condecoración colgada en su pecho. Sus súbditos lo interpretan como un presagio divino y, por otra parte, se empieza a hablar de su “baraka”, de su buena suerte. Aunque gozará del apoyo británico, no podrá concretar sus aspiraciones de reunir en un solo reino árabe los territorios jordanos: Palestina y el Líbano.

La tensión permanente de las fronteras se agrava con el proyecto israelí de utilización de las aguas del Jordán para el riego de la región del Neguev, anexionada a Israel, después de la guerra de 1948.

A punto de cumplir los 18 años (los cumplirá el 14 de noviembre), HUSSEIN IBN TALAL (HUSSEIN I), es nombrado rey de Jordania, sucediendo a su padre el rey Talal, depuesto por enajenación mental. El “pequeño rey” como a veces se le llamará por su corta estatura, se convertirá en un personaje muy popular en el mundo. Es rey árabe, descendiente de Mahoma, en un país en el que los palestinos son la mayoría de la población.

Arafat crea la organización palestina Al Fatah