Desde octubre de 1936 Madrid está inmersa de lleno en el conflicto bélico. El 27 de agosto tiene su primera alarma antiaérea. Estos bombardeos inciden más sobre las zonas populares que sobre aquellas en las que viven posibles partidarios de Franco.

En la fecha, se publica un decreto firmado por el general Cabanellas, presidente de la junta de Defensa Nacional, «restaurando la bandera bicolor, roja y gualda como bandera de España». La bandera tricolor, roja, amarilla y morada, ha sido adoptada oficialmente como bandera nacional por la República mediante un decreto del 28 de abril de 1931. Goza de gran popularidad. El color morado siempre ha tenido popularmente connotaciones revolucionarias. La adopción de la bandera roja y gualda por las tropas franquistas, frente a la tricolor de la República, patentiza la existencia de «Dos Españas» que luchan cada una bajo su propia bandera.

En Barcelona, a partir de septiembre, empieza el problema del abastecimiento de alimentos, que se convertirá en crónico hasta el final de la guerra. Los problemas alimentarios se agravarán con la progresiva llegada, a Barcelona y a otras poblaciones catalanas, de refugiados de otros lugares de España, que huyen del avance franquista.

En septiembre de 1936, STALIN decide finalmente intervenir en la Guerra Civil española. Llega, pues, la ayuda soviética a España, dirigida hacia el Frente Popular, y que se articula en el envío de armamento moderno, asesores militares y de las Brigadas Internacionales, un verdadero ejército de la Komintern. Si HITLER persigue distraer a las potencias de sus acciones en el centro de Europa y poner a prueba sus fuerzas acorazadas y su aviación (Legión Cóndor), si Mussolini tiene la intención de añadir laureles a sus victorias y ganar la amistad de una España geográficamente importante, STALIN persigue despojar a la República de las reservas de oro del Banco de España, utilizar la guerra como moneda de cambio para un futuro pacto de no agresión con la Alemania nazi y eliminar a los izquierdistas no estalinistas.

El control de Madrid es fundamental para los republicanos y desde septiembre hasta noviembre de 1936, voluntarios catalanes se han trasladado a la capital para contribuir a su defensa. Se trata de soldados y milicianos de diversas organizaciones obreristas (socialistas, comunistas y anarquistas). Las más importantes son el Batalló Jaume Graells (formado por las Joventuts Socialistes de Catalunya), la Centúria Gastone Stozzi (formada por italianos y catalanes), la Columna Llibertat (del PSUC), la Columna Tierra y Libertad, la Columna DURRUTI (formadas por los anarquistas) y la columna de milicianos del POUM.

Solamente desde el 18 de julio de este año hasta septiembre, periodo de máxima actividad de la FAI, han sido ejecutados en Catalunya 4.682 personas, en su mayoría religiosos (2.441) y ciudadanos de derechas. De hecho, en la retaguardia catalana entre julio de 1936 y febrero de 1939 se producirán en total 8.352 asesinatos.

Comienzan a actuar los Tribunales Populares en Catalunya.

A primeros de septiembre se produce en el Alcázar de Toledo una nueva descarga de víveres y un nuevo mensaje de aliento, esta vez del general MOLA. Se llega incluso a crear un periódico durante el asedio para tratar de elevar la moral de los sitiados, lo que no evita que se produzcan algunas deserciones.

En septiembre, cuando ya los milicianos catalanes han desembarcado en Mallorca, son derrotados y expulsados por los insurrectos, que tienen el apoyo de la aviación italiana. A partir de la fecha, Mallorca se convierte en una importante base aérea y naval, dirigida por los italianos, desde dónde parten los aviones y los barcos que posteriormente bombardearán Barcelona y otros lugares de Catalunya.

El presidente del Gobierno de la República, José GIRAL Pereira, no puede impedir que continúe la sublevación. Enfrentado a un movimiento militar en las peores circunstancias, no consigue tener el apoyo de los partidos políticos obreros. Por eso, toma la decisión de presentar su dimisión al Presidente de la República española, Manuel AZAÑA. Éste encarga, el 4 de septiembre de 1936, la formación de un nuevo gabinete a Francisco LARGO CABALLERO, en el que participan socialistas, comunistas, gentes de Izquierda Republicana, Unión Republicana, Esquerra Republicana y del Partido Nacionalista Vasco (PNV) (4/9/1936-18/5/1937). Adopta algunas medidas ineludibles para afrontar la guerra, como la militarización de las milicias voluntarias, que, bajo la dirección de Vicente Rojo y del general Miaja, conseguirán frenar el avance rebelde sobre Madrid.