CONCILIOS Y SÍNODOS DIVERSOS DE LA IGLESIA CATÓLICA

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El Concilio de Narbona corrobora las disposiciones que con respeto al tribunal eclesiástico contra las herejías, ha establecido el Concilio de Verona de 1184.


El Concilio de Narbona, en la fecha, corrobora las disposiciones que con respeto al tribunal eclesiástico contra las herejías, ha establecido el Concilio de Verona de 1184. Sus principales bases son: 1º Investigaciones e instrucciones preliminares por los obispos, señores y bailías. En este tema se establece que los obispos, en sus visitas pastorales a parroquias, concedan audiencia a vecinos de confianza, buenos cristianos, que deseen colaborar con el sostenimiento de la fe denunciando a los feligreses sospechosos de herejía; 2º Juicio por un tribunal eclesiástico; 3º Ejecución por un tribunal seglar de las penas promulgadas por el derecho canónico o por el derecho civil. Dicha organización queda constituida en toda Europa, sufriendo luego algunas modificaciones. Por otra parte, según este mismo concilio, todo edil que se muestre poco celoso en perseguir a los herejes ha de ser despojado de sus bienes e incapacitado para ejercer cargos públicos.

FEDERICO II marcha sobre Roma porque el papa convoca un concilio para confirmar su excomunión.


El Papa GREGORIO IX convoca un Concilio para confirmar la excomunión de FEDERICO II. Éste anuncia por su parte su oposición total a la celebración de un concilio que, convocado por el Papa, no tiene otra motivación que la de su deposición y sustitución por lo que ordena a sus tropas que apresen a todos los que viajan a Roma con la intención de participar en el mismo. En efecto, una flota imperial apresa las naves en que viajan un centenar de obispos franceses y españoles que se dirigen a Italia y los mete en una fortaleza. Luego FEDERICO II marcha sobre Roma.

Se celebra un Concilio en Tarragona, siendo su arzobispo D. PEDRO de Albalat. En este concilio, se fijan normas a seguir en los juicios de la inquisición.


Se celebra un Concilio en Tarragona, siendo su arzobispo D. PEDRO de Albalat. En este concilio, se fijan normas a seguir en los juicios promovidos por la Inquisición, se establece la pena de prisión perpetua para los que no abjuren, se regulan las penitencias y fórmulas de las abjuraciones, etc. Los reconciliados deben ponerse todos los domingos de cuaresma a la puerta de la iglesia, por espacio de diez años, con el hábito de penitente, en el cual han de estar pegadas dos cruces de diferente color que el hábito. El dominico Poncio de Blanes muere envenenado por los herejes.

Se declara que toda persona investida de un cargo público que se muestre negligente en perseguir la herejía, será considerada cómplice de los herejes.


En el Concilio de Narbona que se celebra este año, se declara que toda persona investida de un cargo público que se muestre negligente en perseguir la herejía, será considerada cómplice de los herejes y sujeta por ende a las mismas penas en que incurran éstos; esta disposición alcanza a los que dejen pasar la ocasión de apoderarse de la persona de un hereje. En una palabra, desde el emperador hasta el más modesto de los ciudadanos, todos están obligados a perseguir a los herejes, so pena de incurrir en todas las sanciones espirituales y temporales de que dispone la Iglesia. Dichos principios forman parte tácita o expresamente, de todo el derecho europeo. Teniendo en cuenta este estado de cosas, fácilmente se comprende que si alguna vez los inquisidores imploran la clemencia de las autoridades civiles para que libren a los sentenciados a la hoguera, no es sino una pura fórmula, nacida del deseo de no aparecer los eclesiásticos como causantes de las sentencias capitales.

Algunos de los griegos orientales deseosos de coincidir con Roma y alcanzar la unión, se conocen por “Uniatas”.


Los griegos orientales deseosos de coincidir con Roma y alcanzar la unión, habían incentivado la convocatoria del concilio a sólo treinta años del anterior. Concretaron los temas discutidos y los aprobaron y firmaron en su gran mayoría. Cuando regresaron a sus respectivas comunidades, las autoridades, monjes, clero y pueblo se opusieron rotundamente y los llamaron traidores y vendidos a los romanos; la unión fracasó. Sin embargo, algunos grupos aislados quedaron adheridos a Roma y se les llama en su lengua eslavo, “Uniatas”, que aún hoy mantienen lazos de jerarquia y de fidelidad a la Iglesia Católica.

Esta pieza también aparece en ... IMPERIO ROMANO DE ORIENTE (BIZANCIO)(395 - 1453).

El concilio de Burdeos prohíbe escribir o dictar cartas en las que se mencione algún juicio de sangre.


El concilio de Burdeos prohíbe escribir o dictar cartas en las que se mencione algún juicio de sangre. De esta manera, la Iglesia hace toda clase de esfuerzos para no verse manchada en la sangre de sus condenados y por otra parte inducir a los príncipes temporales por el camino de la persecución; la corona del soberano descansa sobre el celo con que éste se dedica a la extirpación de la herejía y sobre el cuidado con que se muestra ajeno a toda misericordia en punto a aplicación de las leyes que tocan a la represión y persecución de los disidentes. Ya por aquellos años no falta quien satirice este procedimiento: Nuestro papa no mata, ni manda a nadie que mate, pero la ley da muerte a los que el papa permite matar; de donde resulta que se matan a sí mismos los que hacen algo que les pone en condiciones de ser muertos. ( Es el mismo proceso que actualmente sigue cualquier juicio con jurado y abogados. Ellos solamente determinan el grado de culpabilidad de un acusado. La ley, a través del juez, es la que fija el tipo de correctivo que debe aplicarse).

El Concilio de Salzburgo propone formar una sola orden militar agrupando a los Templarios, los Hospitalarios y los Caballeros Teutónicos.


El Concilio de Salzburgo propone formar una sola orden militar agrupando a los Templarios, los Hospitalarios de Jerusalén y los Caballeros Teutónicos bajo la regla de la Orden del Temple, pero el Gran Maestre de ésta, BERNARDO DE MOLAY, rechaza la propuesta con un escrito que dirige al Papa redactado de tal forma que le convence.

BONIFACIO VIII convoca a FELIPE IV de Francia y al espiscopado francés a un concilio a celebrar en Roma.


BONIFACIO VIII en desacuerdo con la actitud del rey FELIPE IV de Francia ante el nombramiento del nuevo obispo de Pamiers, emite entonces la bula Ausculta fili en la que convoca a FELIPE IV de Francia y al espiscopado francés a un concilio a celebrar en Roma, el 1 de noviembre de 1302, con el fin de definir de una manera definitiva la relación entre el poder temporal y la Iglesia. El rey FELIPE IV de Francia prohibe la asistencia al concilio convocado por BONIFACIO VIII, que no obstante se celebra sin la asistencia de los franceses