Pese a un temporal, algunas naves de las que se han dirigido a Mallorca, llegan a la Palomera el día 9/9 y otras el 10/9 en Santa Ponça, mientras que el grueso de la flota entra en Portopí el 12/9, desde donde después de librar violentos combates, se inicia el asedio de la ciudad de Mallorca, Madina Mayurca.
JAIME I el Conquistador (Rey de la Corona de Aragón) (1213-1276)
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Jaime I de Aragón el Conquistador (Montpellier, 2 de febrero de 1208 – Alcira, 27 de julio de 1276) fue rey de Aragón (1213–1276), de Valencia (1239–76) y de Mallorca (1229–1276), conde de Barcelona (1213–1276), conde de Urgel, señor de Montpellier (1219–1276) y de otros feudos en Occitania.
La ciudad de Mallorca resiste durante tres meses. La resistencia en otros puntos durará dos años.
Mallorca resiste durante tres meses. Poco después un poderoso de la isla proporciona al rey JAIME I víveres y medios para resistir, a la vez que su influencia, hasta que todas las partidas de Mallorca quedan al servicio del rey JAIME. La ciudad es conquistada al asalto por JAIME I el 31/12/1229. La resistencia en otros puntos de la isla durará, sin embargo, dos años, siendo exterminada, expulsada o reducida a esclavitud la población autóctona de las islas. Así, pues, en Mallorca, el elemento musulmán posterior a la conquista será muy escaso.
Mientras tanto en Valencia hay guerra civil entre los tres grupos musulmanes que gobiernan en la zona.
Simultáneamente con los acontecimientos de la conquista de Mallorca, en Valencia hay guerra civil entre los tres grupos musulmanes que gobiernan en la zona. La lucha civil más importante es la sostenida entre Zayyán y los Ibn Azíz (que obedecen al califa murciano Ibn Húd). Éste sitia (1229-1230) a Zayyán dentro de Valencia, infligiéndole algunas derrotas. Pero posteriormente (1230), tiene que levantar el asedio. A partir de ese momento hay paz entre Zayyán e Ibn Azíz y tal paz sirve para que se afiancen las fronteras entre los reinos moros de Murcia y Valencia.
JAIME I decide crear en Mallorca un reino nuevo e integrarlo en la Corona de Aragón.
Tal como ha quedado establecido en las Cortes de Barcelona de 1228, JAIME I se reserva la mitad del territorio. El monarca la repartirá entre su familia, los templarios, los funcionarios reales y las ciudades que han intervenido en la empresa (Barcelona, Tarragona, Marsella, Lleida, Girona, Besalú…). La otra mitad de la isla se repartirá entre grandes magnates catalanes y estos a su vez la repartirán entre sus vasallos respectivos. JAIME I decide crear en Mallorca un reino nuevo e integrarlo en la Corona de Aragón. La isla será repoblada con contingentes traídos de Catalunya -principalmente de l’Empordà- y Occitania. Estas gentes, dejarán allí su peculiar habla dialectal ampurdanesa llamada «salat» por el hecho de que en vez de utilizar los artículos «la», «lo», utilizan el artículo femenino «sa» (masculino, «es»). Por otra parte, se concede a los barceloneses el práctico monopolio del comercio con las islas.
Pasado el verano de 1230, el rey decide volver a Catalunya
Pasado el verano de 1230, el rey decide volver a Catalunya, dejando en Mallorca como lugarteniente a Bernardo de Santa Eugenia, señor de Torrella. A los tres días de haberse hecho a la vela, en la Palomera, las galeras de D.JAIME arriban a la Porrasa, entre Tamarit y Tarragona.
JAIME I piensa en lograr alguna relación privilegiada con Navarra ante la reunificación de Castilla y León.
JAIME se ha planteado la posibilidad de casarse con la hija del rey de León ALFONSO IX. Éste parece dispuesto a dar una dote muy importante a su hija a cambio de una alianza con el rey de Aragón y Conde de Barcelona. Una alianza que dejará a Castilla en una posición difícil, envuelta al oeste por los leoneses y al este por los aragoneses. Pero, precisamente, regresando de las Islas, le comunican la muerte de ALFONSO IX de León. Y este reino acaba reunificándose con el de Castilla. De esta manera se frustra la posible alianza entre la Corona de Aragón y el Reino de León, mientras Castilla consolida su posición hegemónica en el centro de la Península. Como consecuencia de esto, JAIME I piensa en establecer alguna relación privilegiada con Navarra, un reino que sufre la amenaza constante de Castilla.
Tratado de Tudela entre Sancho VII de Navarra y Jaime I de Aragón.
El rey de Navarra SANCHO VII, retirado en Tudela viejo y sin hijos, concibe, como medio de prever el expansionismo de FERNANDO III, rey de Castilla y León, su proyecto de incorporación del reino navarro al conjunto de estados de la Corona de Aragón. Por eso, coincidiendo en sus deseos, se reúnen en Tudela, en la fecha, SANCHO VII de Navarra y JAIME I de Aragón y acuerdan su muto prohijamiento (adopción) y la designación recíproca como herederos de sus reinos. Se conoce como el Tratado de Tudela y la firma del mismo representa prácticamente la entrega de Navarra en herencia a JAIME I. La diferencia de edad entre ambos monarcas, SANCHO tiene 78 años y no tiene ningún descendiente directo y JAIME I 24, así lo evidencia. SANCHO VII quiere que el rey aragonés le ayude a defenderse contra una inminente invasión castellana. Finalmente, sin embargo, este pacto no se llegará a concretar nunca, a causa de la firme oposición de Castilla, de Francia, de la Santa Sede y de una buena parte de los mismos navarros.
Los musulmanes de Menorca firman un juramento de vasallaje y aceptación del pago de un tributo.
En la primavera de 1231, JAIME I vuelve a Mallorca al tener noticias de una supuesta agresión del rey de Túnez y hace rendir a los castillos d’Alaró, Pollença y Santueri. Por otra parte, los musulmanes de Menorca firman en Capdepera un juramento de vasallaje y aceptación del pago de un tributo.
JAIME I y Blasco de Alagón, un noble aragonés, mantienen una conversación sobre la conquista de Valencia.
A finales de verano de 1231 o en las primeras semanas de otoño, el rey JAIME I ha regresado de Mallorca y se halla en Alcañiz, donde mantiene una conversación, según podemos leer en la Crónica real, con don Blasco de Alagón, uno de los nobles aragoneses más importantes de aquel tiempo, recién vuelto de un destierro al que le ha obligado el rey por unas diferencias habidas entre ambos cuyas causas desconocemos. El tercer miembro de la conversación es Hugo de Fucalquier, maestre de la Orden del Hospital. Don Blasco comunica al monarca que ha estado, durante su destierro, corriendo por las tierras del reino moro de Valencia, y alaba la belleza y riqueza de aquellos parajes, recomendando al monarca su conquista. Deciden, por otra parte, que Burriana es una ciudad adecuada para empezar la conquista, puesto que de ella dependen agrícola y comercialmente buena parte de los castillos del norte valenciano, que privados de su principal fuente de suministros habrían de rendirse. Acordadas así las cosas se separan, a la espera de que las condiciones sean favorables para poder llevar a cabo la idea.
La fortaleza de Morella pasa de Blasco de Alagón a JAIME I. Asimismo recupera el castillo de Ares.
JAIME I que se encuentra en Albarracín, invitado por don Pedro Fernández de Azagra, señor de dicho lugar, está cazando durante varias jornadas. En Gea de Albarracín le llega la noticia de que don Blasco de Alagón, sin contar con el monarca y en contra de lo que ha predicado en Alcañiz, ha tomado sin dificultad la importante fortaleza de Morella. El rey, que no quiere que la conquista de Valencia se efectúe al margen de la Corona, se disgusta por la inesperada victoria de su vasallo y marcha rápido a Morella, para exigir al noble que se la entregue. Después de un largo tira y afloja don Blasco accede a entregársela, pero pide y obtiene la administración perpetua de la villa. Son los últimos días de 1231. El monarca, satisfecho, marcha después a Ares, donde las gentes de la frontera han tomado también el castillo de esta otra población, y desea igualmente tomar posesión del mismo.