PÍO XI (Papa) (1922-1939)

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PÍO XI impulsa la enseñanza católica, la ciencia y los medios de comunicación.


PÍO XI impulsa la enseñanza católica, la ciencia y los medios de comunicación. El 12 de febrero de 1931 se inaugura una emisora de radio en el Vaticano (En 1935 PÍO XI inaugurará un Observatorio astronómico en Castelgandolfo y se crearán Universidades Católicas en Italia, en Holanda y en Polonia). PÍO XI en 1931, hace pública una resonante Encíclica, la «Quadragesimio anno» (llamada así porque aparece en el cuarenta aniversario de la Rerum Novarum de León Xil), en la que condena el materialismo marxista y el comunismo. Pone de manifiesto la absoluta incompatibilidad entre esas ideologías y la doctrina de la Iglesia, mostrando que tales «remedios» contra los abusos del capitalismo son más nocivos que los males que tratan de subsanar. PÍO XI, por otra parte, diagnostica que nuestra economía «está gravemente enferma».

PÍO XI publica una encíclica en la que critica la concepción fascista, la cual identifica con el nazismo, el comunismo y el jacobinismo.


En 1931, las diferencias entre Mussolini y el Vaticano son evidentes y PÍO XI publica una encíclica -Non abbiamo bisogno- en la que critica la concepción fascista, la cual identifica con el nazismo, el comunismo y el jacobinismo.

PÍO XI inaugura una emisora de radio en el Vaticano.


Radio Vaticano nace en un momento histórico muy convulsionado, cuando algunos regímenes limitan a la Iglesia su libertad de expresión. Una vez firmados los pactos lateranenses, entre la Iglesia y el Estado Italiano en 1929, Pío XI encarga a Guillermo Marconi, inventor de la Radio, la realización de una estación de radio dentro del nuevo Estado Vaticano, que le permita comunicarse con el mundo entero. Las primera palabras del Vicario de Cristo, con voz clarísima, son: «Oíd, Oh Cielos, lo que estoy por decir, escuchad tierra la palabra de mi boca… oíd y escuchad oh pueblos lejanos….». Son exactamente las 16 horas y 49 minutos del 12 de febrero de 1931. La Radio Vaticano acababa de nacer.

MUSSOLINI visita oficialmente en el Vaticano al soberano pontífice PÍO XI.


\»Un acontecimiento importante por su significación simbólica tiene lugar en Roma el 11 de febrero: MUSSOLINI visita oficialmente en el Vaticano al soberano pontífice PÍO XI. Es la primera vez desde la creación del reino italiano, es decir, después de sesenta y un años, que un jefe de gobierno italiano es recibido por el jefe de la cristiandad. La reconciliación de la Iglesia con la nación italiana ya es un hecho. Al mismo tiempo se ha sellado la reconciliación de la Iglesia con el Fascismo\» (L\’Ilustration 20/2/1932)

1933 es el Primer Jubileo de la Ciudad del Vaticano.


1933 es el Primer Jubileo de la Ciudad del Vaticano. Es también el primer año jubilar retransmitido por la radio. Y como el Papa Pio XI ya no era «prisionero» de nada ni de nadie, volvió a visitar las basílicas jubilares, que ningún sucesor de San Pedro pisaba desde 1870. Las canonizaciones de este años fueron, entre otras: Luisa de Marillac, Bernadette Soubirous y Juan Bosco. Por otra parte, Gema Galgani y Antonio María Claret, fueron beatificados. El Año Santo extraordinario para 1933 será conocido como el de la Redención. Después de haber instituido la fiesta de Cristo Rey y de haber consagrado la humanidad al Sagrado Corazón de Jesús, en la vigilia del centenario de la muerte de Cristo el Papa anunciaba el Año Santo de la Redención. Los tiempos litúrgicos de este Jubileo fueron diversos de los anteriores. En efecto, la apertura de la Puerta Santa fue fijada para el Domingo de Pasión (y no la noche de Navidad), y la clausura para el Lunes de Pasión del año sucesivo. Pío XI creó así un gran acontecimiento religioso centrado en la figura de Cristo Redentor. Este Jubileo fue la primera ocasión, después del fin del poder temporal, en el que algunas celebraciones presididas por el Papa se realizaron fuera de la Basílica de San Pedro.

Concordato entre el tercer Reich y la Santa Sede.


En realidad, la iniciativa de un concordato entre el tercer Reich y la Santa Sede no surge ni de los nazis ni de la Iglesia, sino de un político católico del Centro, Franz von Papen, a quien Hitler mantiene en su gobierno como vicecanciller. Como católico y miembro del gobierno, cree que un acuerdo sirve para resolver las posibles fricciones que ya empiezan a manifestarse. Con este fin, von Papen aparece en Roma en abril de 1933. En Roma, las principales figuras con las que tenla que entrevistarse eran dos: el Papa Pío XI, y su Secretario de Estado Pacelli. Los dos eran favorables a firmar un concordato, y pensaban que, por pocas que resultaran ser las ventajas, siempre resultaba conveniente intentar entenderse con los diferentes regímenes, aunque fueran hostiles a la Iglesia, como se habla demostrado, por ejemplo, con la república española

El concordato con el Reich alemán, no ha requerido largas negociaciones.


El concordato con el Reich alemán, no ha requerido largas negociaciones. Básicamente reproduce el contenido de los recientes concordatos con varios «länder» alemanes, Baviera (1924), Prusia (1929) y Baden (1932), que ha sido negociados por el nuncio Pacelli (futuro Pío XII). Sólo hay un punto controvertido. Pío XI, que tantas esperanzas tiene puestas en las organizaciones confesionales quiere dejar bien atado que conservarán su independencia, especialmente las juveniles. La experiencia italiana le muestra que ese es un punto de fricción. Al final se llega a un acuerdo, y la firma es pregonada como un éxito por ambas. La Iglesia no se hace ilusiones al respecto, pero considera que el concordato servirá de referencia para denunciar los previsibles abusos que cometerán las autoridades, y quizás por ello para mitigarlas. Es difícil calibrar hasta que punto servirá para conseguir este ultimo objetivo, pero puede aventurarse que tuvo cierta utilidad. En cuanto al instrumento en si, no parece en absoluto desacertado su contenido si se tiene en cuenta que este concordato de 1933 seguirá en el siglo XXI.

El Papa Pío XI publica, en la fecha, la encíclica Dilectísima Nobis a «condenar el espíritu anticristiano del régimen español».


El Papa Pío XI publica, en la fecha, la encíclica Dilectísima Nobis a «condenar el espíritu anticristiano del régimen español», afirmando que la Ley de Congregaciones «nunca podrá ser invocada contra los derechos imprescriptibles de la Iglesia» y animando a la unión de los católicos contra la República: «ante la amenaza de daños tan enormes, recomendamos vivamente a los católicos de España que, dejando a un lado recriminaciones y lamentos y subordinando al bien común de la patria y de la religión todo otro ideal, se unan todos, disciplinados, para la defensa de la fe y para alejar los peligros que amenazan a la misma sociedad civil». Estas y otras manifestaciones de ruptura, así como las incendiarias prédicas de los diputados derechistas en las Cortes, acentúan en los católicos un reflejo de persecución y dotan a la actividad antirreformista de la oposición conservadora de un cierto aire de cruzada, hasta el punto de ser la movilización religiosa del electorado una de las causas de la recuperación de la derecha no republicana en las elecciones de noviembre de 1933.

Una de las claves del pontificado de PÍO XI es el acuerdo con la Alemania de Hitler, que es negociado por el cardenal Pacelli.


Una de las claves del pontificado de PÍO XI es el acuerdo con la Alemania de Hitler, en la fecha, que es negociado por el cardenal Pacelli. Los pormenores de la negociación del concordato pueden iluminar uno de los asuntos más debatidos de la historia, como es el papel de la Iglesia frente al nazismo. El cardenal alemán Faulhaber llama a PÍO XI el mejor amigo de los nazis. Por otra parte, este acuerdo implica, como el Tratado de Letrán para Italia, la imposición del Código de Derecho Canónico en Alemania y la desarticulación de la intervención en política de los católicos. En el caso de Alemania, el Partido del Centro del ex canciller Heinrich Brüning y de clara raíz democristiana es disuelto, con lo que los nazis quedan sin oposición legal alguna en su país. En 1934 para no entorpecer sus relaciones con los fascistas, PÍO XI prohibe a la conferencia mundial judia que mencione su nombre a proposito de una supuesta defensa de los judíos.

A partir de 1935, la propaganda nazi lanza una campaña de desprestigio de la Iglesia Católica.


El gobierno nazi ha incumplido el concordato desde el primer momento. Y desde el primer momento han empezado a llover las denuncias por parte de los obispos alemanes. Se hostiga a la Iglesia de diversos modos, sin excluir encarcelamientos de eclesiásticos. Desde Roma se apoya a la jerarquía local, y Pacelli envía varios escritos de protesta a las autoridades alemanas, y el mismo PÍO XI aprovecha varias peregrinaciones de alemanes para formular públicamente sus quejas. A partir de 1935, la propaganda nazi lanza una campaña de desprestigio de la Iglesia Católica, con el montaje de varios procesos amañados a eclesiásticos acusados de fraude.