Desterrados italianos de los grandes principados de Roma, Venecia, Nápoles, Milán y Florencia han encontrado acomodo en la corte francesa y animan a CARLOS VIII a intervenir en las luchas intestinas italianas, reivindicando sus derechos a Nápoles, adquiridos de su abuela Maria de Anjou contra las pretensiones del rey FERNANDO de Aragón. CARLOS VIII apoyado por Ludovico SFORZA, llamado el Moro» por su color moreno, que gobierna Milán, se corona rey de Nápoles y con treinta mil hombres entra en Italia en agosto de 1494.

FERNANDO no se conforma sólo con la insaculación y adopta una serie de medidas complementarias. Así, por ejemplo, crea en la fecha, el Consell Suprem d’Aragó, organismo destinado a asesorar al rey en el gobierno de la Corona de Aragón, de donde está casi siempre ausente. Una tendencia que se consolidará definitivamente durante el reinado de sus sucesores y que institucionalizará la figura del lugarteniente. Además, a pesar del control que ejerce sobre la Generalitat, FERNANDO II no quiere dejar la interpretación y salvaguarda de las constituciones en las manos de esta institución. Por esto, esta función será asumida por los jueces de la Real Audiencia. El hecho que estos jueces sean nombrados por el rey convierte la corona en actor y árbitro del juego de equilibrios jurídicos e institucionales. En cierta manera, pues, la teoría política pactista y su expresión constitucional llegan a ser papel mojado, vacíos de cualquier contenido práctico. Esta situación se mantendrá como mínimo hasta la muerte de FERNANDO II (1516), cuando la corona perderá, hasta 1652, el control de las insaculaciones.

Hacia 1495 se inicia una recuperación de la economía catalana. Se reanuda la navegación comercial hacia Sicilia, Nápoles, Cerdenya, Norte de África y próximo Oriente, a pesar de la proliferación de piratas y corsarios, gracias a una flota de vigilancia, armada conjuntamente por Catalunya, Valencia y Mallorca.

La paz de Castilla y Aragón con Francia resulta de poca duración. FERNANDO el Católico no acepta las pretensiones francesas en Italia sobre el reino de Nápoles ya que la influencia aragonesa se hace sentir en dicho reino desde hace mucho tiempo.

FERNANDO de Aragón, encargado por la Liga de llevar a cabo la defensa de Italia, envía un ejército acaudillado por GONZALO FERNÁNDEZ de Córdoba, que, junto con los marineros que comandaba el almirante Recasens, en la fecha, desembarca en Mesina. Reunidas estas fuerzas con las del rey de Nápoles se empieza la campaña contra los franceses (Primera expedición a Italia de GONZALO FERNÁNDEZ de Córdoba).

Los Reyes Católicos se preocupan por reforzar la posición de Castilla y León en el campo internacional y uno de los medios empleados son los enlaces dinásticos. Por ello, deciden en la fecha, casar a sus hijos e hijas con herederos de las familias reinantes. En consecuencia, se acuerdan los enlaces matrimoniales de los hijos de los Reyes Católicos, D.JUAN y Dña. JUANA, con los de MAXIMILIANO de Austria, la princesa MARGARITA y el archiduque FELIPE el Hermoso (habidos con MARÍA de Borgoña), si bien no se celebrarán estos matrimonios hasta 1496 el de Dña. Juana y hasta 1497 el del príncipe JUAN.

Fallece el rey de Nápoles FERNANDO II sin sucesión, ocupa el trono su tío FEDERICO II, hermano de ALFONSO II.

JUANA, hija de los Reyes Católicos, se casa con FELIPE el Hermoso -hijo del emperador Maximiliano I-, en la colegiata de San Gumaro de la ciudad de Lierre. Previamente, en agosto, lo ha hecho por poderes, en Valladolid, según el acuerdo alcanzado por sus respectivos padres en 1495. Los Reyes Católicos no tienen hijos varones que hereden sus Estados. Obviamente, si a aquella pareja le nace un hijo, un Habsburgo reinará en Austria, los Países Bajos, España y los otros países que Austria y España dominan en Europa, por no hablar de los crecientes dominios españoles en América. Parece que los dos esposos se quieren mucho, al menos en los primeros tiempos. Luego FELIPE se apartará de su mujer y reanudará las relaciones que mantenía con varias queridas. Esta situación llenará de desesperación y celos a JUANA que no se sentirá a gusto en aquellas tierras creyéndose cercada de rivales y espías. Preferirá quedarse sola muchas veces, fuera de toda compañía, sin participar en las fiestas palaciegas. Entonces comenzará a mostrar cierta propensión a la melancolía y a la vida retirada.

Por la bula «Si convenit» expedida por el Papa BORGIA, ALEJANDRO VI, el 19 de diciembre de 1496, es concedido a los reyes de España, Fernando e Isabel el título de Católicos (a los reyes franceses se les aplica el título de Cristianísimos). Las razones que el Papa invoca para la concesión del título son: 1. La liberación de los estados pontificios y del feudo papal del Reino de Nápoles, invadidos por el rey Carlos VIII de Francia (también Cristianísimo). 2. Las virtudes personales de ambos Reyes manifestadas en la unificación, pacificación y robustecimiento de sus reinos. 3. La reconquista de Granada de manos del Islam. 4. expulsión de los judios que no hubiesen aceptado el bautismo en 1492. 5. Por los esfuerzos realizados por ambos monarcas en intentar llevar adelante la cruzada contra los mahometanos. (El título de «Católico» se volvió a dar a Carlos V en 1517, después de lo cual quedó incorporado al uso diplomático y de las cancillerías.)

Parece que a partir de la fecha, JUANA, la Loca manifiesta repulsión hacia las prácticas católicas y aquella actitud da motivos para las persecuciones tanto de su padre como de su hijo. Por tanto, es posible que JUANA sea víctima no sólo de la ambición polìtica sino también del fanatismo religioso de sus familiares.