CÁTAROS O ALBIGENSES (Herejes maniqueos)

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La cruzada albigense (denominación derivada de Albi, ciudad situada en el suroeste de Francia), también conocida como cruzada contra los cátaros, fue un conflicto armado que tuvo lugar entre los años 1209 y 1244, por iniciativa del papa Inocencio III con el apoyo de la dinastía de los Capetos (reyes de Francia en la época), con el fin de reducir por la fuerza el catarismo, un movimiento religioso calificado como herejía por la Iglesia católica y asentado desde el siglo XII en los territorios feudales del Languedoc, favoreciendo la expansión hacia el sur de las posesiones de la monarquía capetana y sus vasallos.

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PEDRO II de Aragón, concierta el enlace de su hijo JAIME con AMÍCIA, hija de SIMÓN de Monfort.


PEDRO II de Aragón, que en el tema de los cátaros o albigenses, intenta infructuosamente hacer de mediador entre asediados y cruzados, a fin de evitar que prosigan las masacres, concierta, en una reunión celebrada en Montpellier, el enlace de su hijo JAIME (futuro JAIME I el Conquistador) con AMÍCIA, hija de SIMÓN de Monfort, enviándole, en custodia, a su hijo que va a cumplir los tres años y que a partir de entonces va a vivir en Carcassona. (El casamiento, sin embargo, no se celebrará nunca).

Los cruzados toman Lavaur y más de 300 cátaros son enviados a la hoguera.


SIMÓN de Monfort se introduce por el territorio del conde de Tolosa. Después de un mes de asedio, los cruzados toman Lavaur y, en la fecha, más de 300 cátaros son enviados a la que seguramente es la hoguera más impresionante de los tiempos de la Cruzada. Eimeric que defiende la villa es colgado en la horca, junto con ochenta caballeros; como Eimeric rompe la cuerda, SIMÓN para ir más deprisa, los pasa a todos a cuchillo. A la esposa de Eimeric la tiran al fondo de un pozo, y mientras grita, llora y chilla le van arrojando piedras hasta cubrirla por completo.

Se impone a RAMON VI la condición, para obtener el perdón de la Iglesia, de expulsar a los herejes de sus dominios.


En una reunión de obispos de la Iglesia con la presencia de algunos condes que -en la fecha- se celebra en Arlés, se impone a RAMON VI la condición, para obtener el perdón de la Iglesia, de expulsar a los herejes de sus dominios y arrasar los castillos y las plazas fuertes de su condado. RAMON, indignado, sale de la asamblea decidido a no obedecer y a defender a toda costa su ciudad de Tolosa. Se inicia, en consecuencia, por SIMÓN de Monfort y el apoyo de grandes refuerzos que le vienen de Francia, Lombardía y de Austria, un primer asedio de la ciudad de Tolosa. La ciudad está bien defendida por lo que se levanta el asedio y los cruzados se dirigen hacia el condado de Foix, quemando Altarriba, devastando Pàmies y arrasando el burgo de Foix, sin poder conquistar el castillo.

SIMÓN de Monfort continúa dominando plazas en el territorio del conde de Tolosa: Puigllorenç, Cassès, Montferrand, Montdey, etc…


SIMÓN de Monfort continúa dominando plazas en el territorio del conde de Tolosa: Puigllorenç, Cassès, Montferrand, Montdey, etc… hostigando a los herejes hasta tal punto, que si no abjuran van derechos a la hoguera. La mayor parte prefiere la muerte. Por doquiera que pasan aquellos cruzados dejan como trofeos cadáveres de caballeros enemigos colgados de los árboles, montones de cuerpos carbonizados, mujeres arrojadas al fondo de los pozos. Hasta el papa tiene que moderar los ímpetus, recomendando mayor benignidad, pues los cruzados más que por los altos fines de la Cruzada, proceden por una verdadera codicia de los bienes y tierras de los herejes.

PEDRO II de Aragón trata de convencer al papa INOCENCIO III para parar la guerra. No consigue nada en absoluto.


PEDRO II de Aragón, reconocido como soberano de todo el Languedoc, contempla con alarma cómo en la guerra contra los albigenses SIMÓN de Monfort cede a los franceses las tierras de Occitania. Pero aunque está abiertamente a favor de su cuñado, RAMON VI, conde de Tolosa, trata de convencer al papa INOCENCIO III para que inicie conversaciones con representantes de uno y otro bando con vistas a parar la guerra. También intenta hacer comprender al papa el peligro que comporta la extrema avidez conquistadora de SIMÓN de Monfort. No consigue nada en absoluto. Todo lo contrario, el papa, considerando que el conde de Tolosa es condescendiente con los herejes, da orden a los cruzados de que no hagan tratos con él si no entrega su castillo.

A RAMON VI nada más le queda Montalban y la capital Tolosa. La ciudad está aislada.


En 1212, SIMÓN de Monfort conquista Agen, Castelsarrasin, Moissac, etc, todo el arco que, por el norte, depende del conde de Tolosa. Al final de setiembre, a RAMON VI nada más le queda Montalban y la capital Tolosa. En octubre la ciudad está aislada. Pero está muy cerca el invierno para iniciar el asedio de Tolosa por lo que SIMÓN de Monfort prefiere dedicarse a otro tipo de acción contra el Languedoc: convoca en Pàmies una asamblea de notables para fijar las normas que habrán de regir el nuevo país del Languedoc, desde el punto de vista de su nuevo señor. La tarea principal de los convocados es la distribución de los señoríos occitanos entre los compañeros de SIMÓN de Monfort más fieles. De hecho, se elimina la nobleza local y queda reemplazada por la que llega de las tierras del norte. A partir de este momento, quedan derogadas las leyes propias, con el golpe que representa para la avanzada sensibilidad occitana, y nada más privan las que son características del reino de Francia. A la Iglesia no se le permite la palabra.

Mientras JAIME continúa en las manos de SIMÓN de Monfort, muere su madre MARÍA de Montpeller


En la fecha, mientras el joven príncipe JAIME continúa en las manos de SIMÓN de Monfort, la reina MARÍA de Montpeller muere en Roma, donde se encuentra suplicando al papa INOCENCIO III que le sea devuelto su hijo.

PEDRO II de Aragón el Católico se dirige a Tolosa donde los cruzados tienen sitiado a su cuñado RAMON VI.


PEDRO II de Aragón el Católico se dirige a Tolosa donde los cruzados tienen sitiado a su cuñado RAMON VI. Con el ejército que le acompaña, PEDRO se interpone entre ambos bandos e intenta una negociación. Pero todo es inútil y, después del homenaje que le hacen los condes de Tolosa, Foix y Bearn, PEDRO debe declarar la guerra a los cruzados enfrentándose a SIMÓN de Monfort. La batalla decisiva se da -en la fecha- en Muret, a orillas del Garona, donde el rey PEDRO II de Aragón es derrotado y muerto. (Fué sepultado en el monasterio de Sijena al lado de su madre Doña Sancha). JAIME I el Conquistador, hijo de PEDRO II de Aragón, dirá de su padre que es “home molt donat a fembres”. En efecto, ha pasado la noche en compañía de una mujer y ha quedado tan exhausto que en la misa que se celebra antes de la batalla, al llegar al Evangelio, no puede tenerse de pie y tiene que sentarse. No es de extrañar que en las primeras de cambio el rey cayera de su caballo y perdiera la vida a manos de los franceses.

La noticia de la muerte del rey cae como un mazazo en el ejército occitano.


La noticia de la muerte del rey cae como un mazazo en el ejército occitano. El Pánico se apodera de las tropas, que emprenden una desordenada huida sin que hayan llegado a intervenir en la batalla. El caos es absoluto. Y comienza la segunda fase de la batalla, en la que los cruzados de Montfort cargan contra los caballeros que huyen. Y contra la infantería occitana que, mientras tanto, ha logrado comenzar un ataque al castillo. La furia del ataque causa una increible matanza; además, miles de hombres mueren ahogados en las aguas del Garona cuando tratan de huir desesperadamente. Se calcula que mueren entre diez mil y quince mil combatientes del ejército de] rey Pedro, mientras que las tropas de Montfort apenas registran unos doscientos muertos, casi todos en el combate contra el rey y sus caballeros. En 1875, una fuerte crecida del río Garona dejará esparcidos por las orillas gran número de huesos que, en opinión de algunos, son los despojos de aquella terrible batalla. JAIME I, habiendo sido tomado como rehén por SIMÓN de Monfort lo sigue teniendo bajo custodia en Carcassona. Después de esta derrota, empieza una etapa de luchas entre la nobleza y de debilitamiento del patrimonio real.