La autoridad romana es minada y desaparece globalmente en toda la Península Ibérica manteniéndose en la Tarraconense, desde la que se intentará el mantenimiento del poder militar y político sobre el Mediterráneo Occidental. Se ha calculado que el número total de invasores se encuentra entre 80.000 y 200.000, y en ellas se hallan sumadas tanto la población civil como militar (representando ésta no más del 25%). Representaban tan sólo el 5% del total peninsular, entonces unos 5-6 millones de hispanorromanos.

En su camino hacia la Galia, ATAÚLFO pasa por Roma en 413, pero esta vez respeta la ciudad en atención a las súplicas de GALA PLACIDIA, hermanastra del emperador romano de Occidente HONORIO -a la que tiene como rehén desde el anterior saqueo de Roma-.

En otoño del 413, el rey visigodo ATAÚLFO (410-415), en su camino hacia la Galia, decide entrar en Marsella y, al no lograr su propósito, se apodera de Narbona, Tolosa y Burdeos. ATAÚLFO sigue una política ambigua e incluso se casa, en Narbona, con GALA PLACIDIA, hermana del emperador HONORIO. Narbona se convierte en la capital de los visigodos y ATAÚLFO proclama su política de sostener el nombre de Roma por la fuerza de las armas godas.

A finales del siglo IV y principios del V el anclaje de “Les Sorres” en el Delta del Llobregat deja prácticamente de utilizarse. Llegan todavía algunas ánforas de origen africano con conservas de pescado, aceite y vino pero no se encuentra una presencia importante de material comercial como en siglos anteriores. Después de este momento ya no se encuentra nada más. ¿Qué ha pasado?. Hemos entrado en la decadencia del Imperio romano. De hecho se vuelve a la autosuficiencia anterior al siglo IV aC, se vuelve a una situación económica de mil años atrás. A lo largo de los siglos siguientes, se formará el delta encima de este yacimiento.

CONSTANCIO (futuro CONSTANCIO III), general del emperador HONORIO, cerca al rey visigodo ATAÚLFO en Narbona, cortándole los suministros a través de los puertos galos. En el 415, ATAÚLFO se ve obligado a pasar el Pirineo en busca de regiones intactas que le permitan atender a su propia subsistencia.

ATAÚLFO entra, pues, en Hispania. Se apodera de Barcino. Aunque no podrá conquistar toda la Península, sino únicamente la parte septentrional-oriental, denominada por eso -según algunos historiadores- “Gotalaunia” (hoy Catalunya), ATAÚLFO es el primer soberano visigodo de la península. De todas maneras, la entrada que hace GALA PLACIDIA en Barcelona no es de muy buen augurio: llega encadenada en compañía de un grupo de prisioneros, caminando delante del caballo de guerra de ATAÚLFO su marido. GALA PLACIDIA influirá para que ATAÚLFO se convierta al cristianismo, si bien acaba por abrazar el arrianismo. Tendrá por corte a Barcelona. La población de España en estos años es de unos diez millones de habitantes. Los recién llegados no pasarían de los ciento cincuenta mil.

Habiéndose ATAÚLFO aficionado a la vida sedentaria y a la cultura latina, pierde el amor de su pueblo y un grupo de nacionalistas de su séquito enemigos de su política de acercamiento a Roma, encabezados por DUBIO, lo asesinan.

WALIA -hermano de Ataúlfo- se alza con el poder tras dar muerte a cuantos se oponen en su camino. Pero SIGÉRICO -exaltado nacionalista que se supone fue el instigador de la muerte de ATAÚLFO ya que era hermano de Saro, el caudillo godo que fue persegido y ejecutado por ATAÚLFO- se levanta contra WALIA. En los pocos días que mantiene la jefatura ordena matar a los seis hijos de ATAÚLFO -el último de ellos nacido en Barcelona- y envía a Italia a GALA PLACIDIA cargada de cadenas. A los pocos días SIGÉRICO es asesinado y WALIA (415-418) sube al anhelado trono.

Gran parte de los visigodos procedentes de Italia se han asentado en Aquitania -el resto en Narbona- aunque sin autorización oficial para ello. WALIA, su rey, llega a un acuerdo con CONSTANCIO, general del emperador romano HONORIO, comprometiéndose a expulsar a las bandas bárbaras que saquean Hispania. Por este pacto, el pueblo visigodo se compromete a la defensa del territorio del Imperio en contra de otros bárbaros, iniciando la expulsión de éstos. Del 416 al 418 se oponen los visigodos contra los vándalos silingos en la Bética y contra los alanos en la Cartaginense y Lusitania eliminándolos prácticamente (La Tarraconense queda, de momento, fuera de las luchas, ya que a esta región, propiamente, no había accedido ninguno de los pueblos citados).

El paso de los visigodos deja en Tortosa (Catalunya) una huella de cosmopolitismo que ya no se perderá nunca. Existe en este período una pujante colonia griega y otra judía no menos importante, así lo atestigua una lápida trilingüe, en el claustro de la Seo.