En el año de la fecha, BENEDICTO VIII viaja a Alemania donde asiste al sínodo de Pavía, donde se reafirma el celibato sacerdotal y se condena la simonía, decidiéndose severas penas para los clérigos que caigan en ella. BENEDICTO VIII es un reformador eclesiástico, según lo preconizado por Cluny y es quien incorporará definitivamente a la liturgia el Credo de Nicea. Además del papa BENEDICTO VIII, asisten al sínodo el rey de Francia, ROBERTO II el Piadoso (996 – 1031) y el emperador ENRIQUE II el Santo. El celibato sacerdotal, recomendado por S.PABLO, era ya obligatorio en tiempos de LEÓN I (440-461), pero con la corrupción de las costumbres, muchos sacerdotes se han casado o viven en concubinato. Se ordena que los hijos de tales relaciones sean reducidos a servudumbre.

Fallece en Gottinga, en la fecha, el emperador de Alemania, ENRIQUE II el Santo. Había nacido en Baviera el 6 de mayo de 972. Su cuerpo y el de su esposa Santa CUNEGUNDA, reposan en la catedral de Bamberg (Alemania). No tuvo hijos. Es elegido otro primo para sucederle, que reinará como CONRADO II (1024-1039) e iniciará la Dinastía salia (1024-1125).

Fallece S. ROMUALDO. Una ayuda eficaz a la reforma de la Iglesia la prestaron también las nuevas órdenes monásticas, particularmente la de los Camaldulenses (nombre derivado de Camaldoli, región de Toscana), que luego se difundió ampliamente en Alemania. Fue fundada por San Romualdo.

En la primavera de este año es coronado en Roma por el papa JUAN XIX, el nuevo emperador del SIRG, CONRADO II de la casa de Franconia, que inicia la dinastía de los salios, y su esposa GISELA. CONRADO es un buen guerrero y político, de carácter autoritario, no tan piadoso como sus antepasados y menos respetuoso de las leyes canónicas. Disponía de la Iglesia a su antojo, favoreciendo a algunos familiares. Su política se apoyaba en los pequeños feudatarios, restando poder a los barones, duques y obispos de la alta nobleza. Bajo la Dinastía Salia que ahora empieza, el Sacro Imperio Romano Germánico absorberá el norte de Italia y Borgoña.

MIESZKO II pierde la corona en 1031, después de una guerra perdida con Alemania, Rutenia y Bohemia. Una consecuencia de estas derrotas son el estallido de las luchas por el trono.

El emperador CONRADO II es consagrado por el Papa, rey de Borgoña.

El cónsul Alberico III, conde de Túsculo y hermano del fallecido Papa Juan XIX, a fuerza de dinero logra la tiara para su hijo Teofilacto, un joven apasionado y violento de quince años de edad. Es sobrino, por tanto, del papa anterior y se llamará BENEDICTO IX. (21.10.1032-2.4.1045). Todavía laico, el papa electo, BENEDICTO IX, pasa por la apresurada serie de ceremonias, que incluían la ordenación como subdiácono, diácono y sacerdote, culminando con su consagración como obispo de Roma, sucesor de san Pedro. BENEDICTO IX, aunque de vida escandalosamente disoluta, demuestra una competencia notable como pontífice, un oficio que desempeñará en tres periodos distintos de tiempo. No llevarán con paciencia los romanos las indignidades y crímenes de BENEDICTO IX (adulterios y asesinatos, dicen los cronistas con expresiones tan vagas e imprecisas que bien podemos ponerlas en telas de juicio), mas no osarán levantarse en contra viviendo el emperador CONRADO II. El escudo pontificio con las llaves de S.Pedro será confeccionado durante su papado.

En esta época, Bohemia y Polonia, dos nuevas potencias eslavas, compiten vigorosamente por el predominio. BRETISLAV I de Bohemia (1035-1055), lleva acabo incursiones en Polonia, mientras que el duque de esta última, CASIMIRO I (1034-1058), hace lo mismo en sentido contrario. Por esta razón a ambos soberanos se les dará el sobrenombre de «el Restaurador» en sus respectivas naciones. Pero la realidad es que quien los mantiene en disputa es el emperador CONRADO II, que procura que niguno de los dos adquiera demasiada fuerza.

En 1037, el papa BENEDICTO IX intenta reformar la Curia para librarla de la influencia imperial y centralizar el control romano sobre la misma. Por otra parte, viaja para encontrarse con el Emperador CONRADO II y excomulga a Heriberto Arzobispo de Milán, con quien CONRADO II tiene una antigua enemistad.

Al fallecido Conrado II, le sucede su hijo ENRIQUE III el Negro (1039-1056) gran cristiano y decidido defensor de la fe. Impone al Imperio su máxima centralización llevándolo a la cumbre de su poder.