HISPANIA ROMANA (219 aC - 415dC)

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Los límites de la Tarraconense van desde los Pirineos a Sagunto, Numancia, León y Asturias.


Los límites de la Tarraconense, después de la división de DIOCLECIANO, van desde los Pirineos a las cercanías de Sagunto, Numancia, León y Asturias. Para la administración de justicia la Tarraconense comprende dos Conventos Jurídicos. Caesaraugusta (Zaragoza) es la capital de uno de ellos, adscrito a la provincia Tarraconense, con capital en Tarraco (capital, al mismo tiermpo, del otro Convento Jurídico). Prácticamente todo el territorio aragonés está incluido en la demarcación del Convento Jurídico Cesaraugustano.

Las primeras comunidades cristianas en Hispania provienen de Cartago, al norte de África.


Las primeras comunidades cristianas en Hispania provienen de Cartago, al norte de África. Pero es difícil seguir la expansión del cristianismo en Hispania en estos tres primeros siglos. Sin embargo, parece que las primeras sedes episcopales son Acci (Guadix) y Iliberri (Elvira, Granada). En efecto, con la crisis del siglo III y el desprestigio del poder imperial a causa de las luchas políticas, el cristianismo ha ido ganando adeptos, ya que el pueblo busca fórmulas religiosas con una espiritualidad más interiorizada. En estos primeros tiempos, la Iglesia además de enfrentarse a persecuciones (Decio, Valeriano, Diocleciano) debe proceder a la clarificación doctrinal, teniendo en cuenta el sincretismo que impera en el culto romano. Antes de la declaración del cristianismo como religión oficial del Imperio romano, la Iglesia cristiana ya se habrá organizado aprovechando el marco administrativo y territorial fijado por Roma: las sedes metropolitanas abarcan la extensión de una provincia romana y las diócesis se ajustan con bastante fidelidad a la jurisdicción territorial de la civitates romanas.

Dentro de la persecución de DIOCLECIANO es martirizada, STA EULALIA, patrona de Barcelona.


Dentro de la persecución de DIOCLECIANO es martirizada, EULALIA, patrona de Barcelona. Se da sepultura a sus restos en Sta María de las Arenas, cementerio situado en el actual emplazamiento de Sta María del Mar, donde se venerarán y permanecerán hasta finales del S. IX, momento en el que serán trasladados a otro sepulcro donde actualmente se levanta la Catedral, que por lo demás está consagrada a su culto. (Algunos dirán que Sta Eulalia de Barcelona es una derivación clónica y ficticia de otra santa española, EULALIA DE MÉRIDA).

Protomártir hispano del siglo IV en tiempo del emperador Diocleciano, es, sin duda, S.VICENTE.


Protomártir español del siglo IV -en tiempo del emperador romano DIOCLECIANO- es, sin duda, VICENTE, cuyo martirio, por los horribles suplicios que ha de sufrir se hará pronto sumamente célebre en todo el mundo. Oriundo de Huesca, ha recibido educación en Zaragoza, donde es arcediano del obispo Valero. Es apresado, y junto con el obispo Valero, llevado a Valencia donde comienza aquella serie de indecibles tormentos. Desde este punto, el heroismo del mártir se confunde con los prodigios más estupendos que Prudencio -el mejor poeta cristiano de su tiempo- nos describe. (No tiene nada que ver con VICENTE FERRER). Con el paso del tiempo, la leyenda irá oscureciendo los contornos históricos del personaje.

ACISCLO, con su hermana VICTORIA, padecen en Córdoba el martirio. En Montseerat hay una ermita.


ACISCLO, con su hermana VICTORIA, padecen en Córdoba el martirio, por orden y en presencia del pretor DIÓN, el año 304, durante la persecución de DIOCLECIANO Y MAXIMIANO, uno de los martirios más feroces de los que se tiene constancia. Después de ser abrasados en una gran fogata, se les sumerge en el río por burla. Sacados de él, son presentados en público; pero como VICTORIA predica a grandes voces su fe, se le cortan la lengua y los pechos y es asaetada; mientras que a ACISCLO se le aplica ya como golpe de gracia, el formulismo legal de la degollación. Córdoba honrará siempre a S.ACISCLO y Sta. VICTORIA (17/11), como sus mártires patronos, y, entre las ermitas a su recuerdo, destacará la de Montserrat.

En numerosos lugares se producen martirios durante la terrible persecución de DIOCLECIANO


Habrá constancia de numerosos lugares de España en los que se producen martirios durante la terrible persecución de DIOCLECIANO: de la Tarraconense, en Girona (Feliu y Narcis), Barcelona (Lucia y Cugat), Zaragoza (Lamberto) y Calahorra (Emeterio y Celedonio); de Gallecia en León; de la Lusitania hay mártires en Mérida y Ávila; de la Bética en Córdoba, Sevilla (Justa y Rufina) y Écija y de la Cartaginense habrá en Toledo y Alcalá. Por otra parte: Bárbara en Nicomedia, Inés en Roma, Catalina en Alejandría, Victorino de Petabio, obispo de Petabio, hoy Pettau, sufren cruel martirio en tiempo de DIOCLECIANO.

La tradición sobre la aparición de la Virgen a Santiago el Mayor, no se conocerá hasta siglos después.


Martirio de Engracia en Zaragoza. La tradición sobre la aparición de la Virgen a Santiago el Mayor en Zaragoza, no se conocerá hasta varios siglos después. De Santiago se sabe que estuvo en Roma, pero no que viajara hasta la península Ibérica. Muchos historiadores e investigadores defienden esta tradición y aducen que hay una serie de monumentos y testimonios que demuestran la existencia de una iglesia dedicada a la Virgen de Zaragoza. El mas antiguo de estos testimonios es el famoso sarcófago de Santa Engracia, que se conserva en Zaragoza desde el siglo IV, cuando la santa -en la fecha- es martirizada. El sarcófago representa, en un bajo relieve, el descenso de la Virgen de los cielos para aparecerse al Apóstol Santiago. La cita más antigua de la existencia de una iglesia dedicada a Santa María en Zaragoza, data del año 989.

El primer obispo conocido de Barcino fue Pretextato (Pretextat).


El primer obispo conocido de Barcino fue Pretextato (Pretextat). En el año 342, asiste al sínodo antiarriano de Sárdica (o Serdica, actual Sofía, Bulgaria), con Osio (Hosius) de Corduba.

De esta época es la famosa lápida trilingüe de Tarragona.


Los judíos, llegados a la península Ibérica a través de las rutas comerciales y de la romanización, la presencia judía en Catalunya se remonta, como mínimo, al siglo IV de nuestra era, fecha probable de la lápida judía más antigua encontrada en la Península, la famosa lápida trilingüe de Tarragona en la que figura el texto “Paz sobre Israel y sobre nosotros y nuestros hijos, amén” y el dibujo de un candelabro, entre otros símbolos.