SERBIA / SERBIOS

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Serbia ve desvanecerse el sueño de un gran imperio serbio.


Serbia espera su ocasión, ya que no se muestra dispuesta a perder un territorio en que un tercio de población es de origen serbio. Trastornada por el ultraje que representa el hecho de que Bosnia-Herzegovina haya sido incorporada al Imperio Austro-Húngaro como provincias. Serbia ansía desesperadamente ir a la guerra contra Austria-Hungría, pero precisa del apoyo de Rusia, la cual no se halla en situación de prestarle ese servicio. Serbia ve desvanecerse el sueño de un gran imperio serbio y aunque ha de desistir de sus propósitos, a partir de ese momento empiezan a constituirse sociedades secretas dedicadas a la conspiración, y con la finalidad de hacer cuanto esté en su mano por perjudicar a Austria-Hungría.

NICOLÁS I de Montenegro se eleva su título de príncipe a la dignidad de «rey».


Montenegro se siente tan ultrajado como Serbia por la anexión austrohúngara de Bosnia-Herzegovina, pero aún puede hacer menos al respecto. En la fecha, el príncipe NICOLÁS I de Montenegro se compensa a sí mismo por aquella pérdida, elevando su título a la dignidad de «rey».

Tras la crisis de Bosnia-Herzegovina, Serbia manifiesta duramente su enemistad hacia Austria-Hungría.


Tras la crisis de Bosnia-Herzegovina, Serbia manifiesta su propósito de llevar a las últimas consecuencias su enemistad hacia Austria-Hungría. Se muestra incluso dispuesta a constituir una alianza con Bulgaria, con la que ordinariamente mantiene una competencia hostil. Rusia, deseosa en todo momento de causar problemas a Austria-Hungría, respalda la alianza. La dificultad estriba en que mientras Serbia quiere que la alianza se dirija contra Austria-Hungría, Bulgaria pretende que su objetivo sea el Imperio otomano. (La guerra de Trípoli contra Italia había puesto de manifiesto con particular crudeza la debilidad del Imperio y eso es suficiente para Bulgaria.)

Grecia, Serbia, Montenegro y Bulgaria, se unen para acabar con la influencia otomana en los Balcanes. Así nace la llamada «Liga Balcánica».


Desde mediados del siglo XIX, los pueblos balcánicos van liberando sus territorios del poder otomano, mientras éste se va debilitando. En mayor o menor medida, Grecia, Serbia, Montenegro y Bulgaria consiguen liberarse del yugo otomano, ayudados por potencias como Rusia, que ve en los pueblos balcánicos sus primos (tanto Rusia como Grecia, Serbia, Montenegro y Bulgaria son ortodoxos, y estos tres últimos son además eslavos, como los rusos) y que además, tiene a Turquía como enemiga. A principios de siglo, sin embargo, la influencia turca aún se hace notar, tanto a nivel geográfico como político. De hecho sigue controlando Macedonia y Albania. El entonces presidente griego Eleftherios Venizelos idea que los países balcánicos ortodoxos (Grecia, Serbia, Montenegro y Bulgaria) deben unirse para acabar por fin con la influencia otomana en los Balcanes. Así nace, en 1912, la llamada «Liga Balcánica».

Montenegro declara la guerra al Imperio otomano.


Montenegro declara -en la fecha- la guerra al Imperio otomano por la discriminación que sufre la población no islámica en la zona europea de Turquia. El hecho de que tome la iniciativa el más pequeño de los Estados balcánicos constituye todo un gesto de desafío para los demás Estados balcánicos. En efecto, diez días después, los países aliados de Montenegro en la Liga Balcánica -Bulgaria, Grecia y Serbia- se unen a la lucha. Debilitado por dificultades políticas internas y por la guerra de Trípoli contra Italia, el Imperio otomano opone escasa resistencia a los ataques. En pocas semanas, el «hombre enfermo del Bósforo», perderá todas sus posesiones europeas, a excepción de una pequeña región próxima a Constantinopla.

Se firma en Londres el Tratado que pone fin a la «Primera Guerra Balcánica».


En la fecha, se firma en Londres el Tratado que pone fin a la «Primera Guerra Balcánica». Por otra parte se reconoce también en dicho Tratado la independencia de Albania que no incluye la región de Gjirokastër en manos de Grecia. Kosovo queda dividida, una parte para Serbia -como provincia autónoma- y otra para Montenegro. Se reduce, pues, notablemente las posesiones turcas en Europa. En ese largo período de ocupación otomana han sucedido varios hechos determinantes para la actual cultura albanesa: gran parte de la población urbana ortodoxa se ha exilado, principalmente en el sur de Italia y Grecia, mientras que la mayoría de la población que se ha mantenido en el país se ha convertido al islam, a lo largo de los siglos de ocupación. Tras la progresiva conversión al islam (por interés y supervivencia) y la asimilación turca de gran parte de los albaneses, Albania se convierte en un Estado privilegiado y leal al Imperio, alcanzando altos cargos en la administración del Imperio y también como fuerzas de choque para mantener el control sobre Grecia, Serbia, el territorio de la actual República de Macedonia y Bulgaria.

Las naciones balcánicas, vencedoras de la «Primera Guerra Balcánica» (1912-1913) no tardan en disputar entre ellas.


Los acuerdos de Londres que dan fin a la «Primera Guerra Balcánica» no han dejado satisfecho a ninguno de los protagonistas. Las naciones balcánicas, vencedoras de la «Primera Guerra Balcánica» (1912-1913) no tardan en disputar entre ellos por el reparto de las tierras conquistadas. Bulgaria que ha cosechado algunas brillantes victorias y ha perdido más hombres que el ejército griego, serbio y montenegrino, trata de llevarse la parte del león en Macedonia y sus tropas empiezan a penetrar en este país. Serbia hubiera accedido en el caso de que se le hubiera permitido anexionar Albania y, con ella, lograr una salida al mar. Pero Austria-Hungría, sin embargo, se muestra inflexible en cuanto a la independencia de Albania y al mantenimiento de Serbia como país interior (Una Serbia con salida al mar puede desarrollar un comercio marítimo y puede ganarse la amistad de Gran Bretaña). En estas circunstancias, Serbia debe asegurarse de que Bulgaria no cobre excesiva fuerza.

PEDRO I de Serbia declara la guerra a Bulgaria con lo que empieza la «Segunda Guerra balcánica».


PEDRO I de Serbia declara la guerra a Bulgaria con lo que, en la fecha, empieza la «Segunda Guerra balcánica». Grecia se pone del lado de Serbia. También Turquia se añade a la coalición, reanuda las hostilidades y reconquista Tracia oriental, cedida a Bulgaria en la «primera guerra balcánica», junto con la ciudad fortificada de Adrianópolis. Rumania, por su parte, ve la oportunidad para arrebatar la Dobrudja del sur a la debilitada Bulgaria. También Montenegro lucha en el lado serbio.