Tras varios años de guerra y ante la posibilidad de que Inglaterra abandone su neutralidad benévola hacia Francia, LUIS XIV busca una paz de compromiso. En Nimega (Países Bajos) se firma el primero de una serie de tratados entre las Provincias Unidas, España y Francia el 10/8/1678 poniendo fin a la “Guerra de Holanda”. España cede a Francia territorios en el sur de Flandes (Valenciennes, Cambrai, Saint Omer). Por otra parte España recupera Puigcerdà y Francia afianza su dominio en el Rosellón. Sin embargo, las hostilidades continuarán en los años siguientes en la Cerdanya, el Ripollès y l’Empordà. Francia retiene Lorena y se hace con el Franco Condado, que primero ha sido borgoñón y luego español durante casi trescientos años, y con más puestos fortificados en la frontera de Flandes. España será la gran perdedora. Las Provincias Unidas logran mantener la integridad de su territorio y obtener algunas ventajas económicas, pero habrán de comprometerse a mantenerse neutrales. Luego, LUIS se adueña de más territorios de los que le conceden los tratados, y no habrá nadie que lo detenga.

Hacia 1679 la política seguida por JUAN JOSÉ de Austria ha dejado de esperanzar a los españoles, ya que se encuentra más preocupado en desterrar a sus enemigos políticos y premiar a sus apoyos, sobre todo a los aragoneses. Son muchos los nobles que acuden a visitar a la reina madre confinada por JUAN JOSÉ en el alcázar de Toledo. Madrid está lleno de hojas volanderas y pasquines criticando su gestión. Sólo la muerte libra al primer ministro de una caída inminente, después de perder sus apoyos nobiliarios.

Se celebra en Fontaineblau la boda por poderes de CARLOS II de España el Hechizado  con MARÍA LUISA de Orleans, primogénita de Felipe de Orleans y Enriqueta de Inglaterra. Felipe de Orleans es hermano de LUIS XIV. Su situación en la corte fue muy difícil por la actitud frecuentemente antiespañola del rey de Francia. La princesa es llevada al altar por el delfín de Francia, de quien se dice que estaba enamorada. La reina madre de Carlos II se opone a la boda, rechazando un compromiso con la casa de Borbón, y tampoco María Luisa desea a su feo y enfermizo novio, pero éste se ha ilusionado, y la boda se celebra.

Pero pronto empiezan las críticas a la política interior realizada por Juan José de Austria, en especial por el incontenible aumento de los precios. En 1679, la muerte -tal vez por envenenamiento- viene a librar a Juan José de Austria de un definitivo fracaso y de una más que previsible destitución. Hijo bastardo de Felipe IV y director de la política española durante mucho tiempo, en sustitución primero de la regente Mariana de Austria y después de su hermanastro Carlos II. Juan José de Austria, buen gobernante, ha sido, sin embargo, altamente ambicioso, llegando a proponer a su padre el matrimonio con su hermanastra la infanta Margarita cuando, fallecido Baltasar Carlos, no hay hijos varones, lo que le aseguraría el título de regente. Esto le valió la eterna repulsa paterna, aunque Felipe IV lo recomendó a sus sucesores.

Día del encuentro de Carlos II con su esposa, María Luisa de Orleans, en Quintanapalla, cerca de Burgos. Se adelantó a ese día la misa de velaciones para satisfacer los impulsos del joven rey (18 años), que con todo no pudo cumplir con sus deberes viriles, pues, como se decía, «el rey tiene constipadas las partes». Finalmente se cumplió el milagro, pero sin conseguirse que la reina quedara en estado, al parecer porque «la cópula no era perfecta, no habiendo logrado ambos simultanear sus efusiones», según confidencia de la reina realizada a un diplomático francés.

Tras la muerte de Juan José de Austria, el débil e inepto CARLOS II confía el gobierno al duque de Medinaceli, casi tan inepto como él mismo. Posteriormente, es nombrado el conde de Oropesa.

Pasados los años de tranquilidad que produjo la Paz de Nimega, comienzan en 1684 otra vez las hostilidades al negarse España a ceder al rey de Francia el condado de Alost, de los Países Bajos. Entran las tropas de Francia por la frontera de La Jonquera. La ciudad de Girona es asediada el 15/5 y a pesar de haber conseguido los franceses entrar en ella, los habitantes de Girona se defienden con tal fuerza que consiguen que los franceses se retiren dejando en su huida más de tres mil muertos, nueve banderas, algunos cañones y muchos prisioneros.

A pesar de haber firmado la Paz de Nimega en 1678, LUIS XIV de Francia no pone fin a sus intereses expansionistas. Trata de ampliar sus fronteras, en el ideal de recuperar la Francia natural que corresponde a la antigua Galia. Con este fin ocupa diversas localidades alemanas y otras pertenecientes a los Países Bajos españoles. España intenta defender sus intereses con las armas, pero se queda sin aliados. Provincias Unidas y Francia firman, por un plazo de veinte años, la Tregua de Ratisbona el 29 de junio de 1684, sumándose España a ella unos meses después. Por esta Tregua, se acepta la retención por parte de Francia, durante este período, de Estrasburgo y las ciudades anexionadas antes de 1684 mediante la aplicación de la política de “reuniones” (incorporación de territorios dependientes de otros ya incorporados).

En la fecha, Molinos, escritor místico y teólogo español, defensor del “quietismo”, es apresado por el Santo Oficio. Algunas de las confesiones que extrajeron los inquisidores bajo tortura podrían estar enumeradas en un escrito del obispo de Téano, Giuseppe Maria Giberti, que en 1687 escribirá en su Ragguaglio della pessima vita di Michele Molinos: “No observaba el ayuno ni viernes ni sábado ni día de vigilia ni de cuaresma, sino que siempre comía carne, y el pez era sólo para aguzarse el apetito, juntamente con la carne. Haber tenido durante dieciocho años continuos comercio con una mujer (ésta también del Santo Oficio, y que cada mañana la hacía comunicar). Que para conseguir la libido, se hacía servir en la mesa y desnudarse a más mujeres desnudas, y otra veces estaba presente para ver mujeres y hombres desnudos entrelazarse juntos y relacionarse. De haber sido más veces sodomizado (acto que él decía que no era pecado porque no estaba escrito en el Decálogo, lo mismo que decía del bestialismo)”.

El Papa INOCENCIO XI no es un enemigo de Miguel de Molinos, pero aún así cede a la enorme presión que cae sobre el para confirmar en 1687 el juicio de los inquisidores, por el cual 68 proposiciones molinistas son condenadas como blasfemias y herejías.