JAIME I aprenderá el catalán, que será su lengua más habitual durante toda la vida. Como es costumbre de la época, su formación será básicamente religiosa y militar. En su caso particular se caracterizará por un clima de gran austeridad y pocas concesiones a la instrucción literaria y todavía menos científica. De hecho, la religiosidad y el providencialismo que le transmitirán los caballeros templarios le acompañarán toda la vida y JAIME siempre creerá -y así lo expresará en sus crónicas- que todos los hechos de su vida han estado marcados por la voluntad divina.

Una asamblea de paz y tregua de Dios de prohombres catalanes y aragoneses, representantes de los tres estamentos (Iglesia, nobleza y ciudades), reunida en el castillo de La Suda en Lleida, considerada a veces como la primera reunión de Cortes en la Corona de Aragón, recibe a JAIME I como soberano, jurando respetarlo y defenderlo. El sexagenario SANCHO I de Rosellón y Cerdeña, hijo tercero de RAMON BERENGUER IV y de PETRONILA, y, por tanto, hermano de ALFONSO el Casto y tío abuelo de JAIME I, se pone al frente del reino como Procurador General a quien asistirá un grupo de prohombres -la “Cort comtal o reial”- nombrados por el papa.

JAIME I, a la edad de seis años, y su primo Ramón BERENGUER V, conde de Provenza, son internados en el castillo de Monzón, al lado del río Cinca, para ser educados bajo la tutela del maestro del Temple GUILLEM de Montrodon. La lucha de intereses con relación a la figura del joven monarca JAIME I es intensa y peligrosa. Además del regente y de los templarios, existen las presiones internacionales de la Santa Sede y de Francia. Y, por si todo ello no resultara suficiente complicado, existen diversas facciones nobiliarias y eclesiásticas que, tanto en Catalunya como en Aragón, se enfrentan por el poder. Así, durante los tres años de tutela, los templarios entenderán que su objetivo es evitar que el rey JAIME I quede a la merced de los intereses políticos de los señores feudales. JAIME I aprenderá el catalán, que será su lengua más habitual durante toda la vida. Como es costumbre de la época, su formación será básicamente religiosa y militar. JAIME I siempre creerá -y así lo expresará en sus crónicas- que todos los hechos de su vida han estado marcados por la voluntad divina.

Los templarios, no sólo cuidarán de la educación del futuro JAIME I de Aragón, también vigilarán la actuación del sexagenario procurador general SANCHO I. Sin embargo, la capacidad de gobierno del regente está muy limitada, porque la Santa Sede ha prohibido que la Corona de Aragón cobre impuestos hasta la mayoría de edad del rey JAIME. El objetivo es liquidar la capacidad de reacción de los catalanes, después de la batalla de Muret, porque, sin recursos financieros, no hay capacidad militar. Además, las finanzas de la monarquía están bajo el control de los templarios. Y estos sostienen que el escaso dinero disponible se ha de destinar a sanear la pésima situación financiera causada por la política del rey PEDRO el Católico.

Con sólo nueve años de edad, el joven monarca JAIME I abandona el castillo de Monzón.

La “Cort comtal o reial” da paso en Catalunya a las “Corts”, institución más numerosa y compleja, consistente en la asamblea formada por los representantes de cada uno de los tres brazos del reino, a saber: nobles, eclesiásticos y burgueses, y que es convocada, a partir de la fecha, con carácter extraordinario por el rey JAIME I (Cort solemne o general). La denominación de brazos para los distintos estamentos no comenzará, sin embargo, hasta el siglo XV, como resultado de la teoría medieval que considerará un país como un cuerpo vivo, del cual es la cabeza el rey, y eran los brazos, los nobles, los eclesiásticos y los burgueses de las ciudades. Cada uno de los brazos deliberaba por separado en las Cortes y más tarde se comunicaban las decisiones acordadas por medio de los llamados “tractadors” o “raonadors”

Durante la minoría de edad de JAIME I se produce la renuncia a todas las aspiraciones y derechos sobre Occitania. En un primer momento, el procurador general SANCHO, envía tropas que, en la fecha, reconquistan Tolouse. Pero la inmediata reacción contraria del Papa y la opinión de un sector de la nobleza, que desea la expansión del reino hacia el sur musulmán, llevan a la renuncia a cualquier empresa en aquella zona.

El Procurador General, SANCHO, no conforme con la reacción de los nobles catalanes ante la situación en Occitania, renuncia a su regencia de JAIME I de Aragón. JAIME I es manipulado por los grupos feudales que se disputan el poder. La Constitución “Pau i treva”, aprobada recientemente y que estará vigente hasta 1227, no servirá parta mantener la paz. Estas luchas internas, tan habituales en la época, vendrán a ser especialmente dramáticas a causa de la corta edad del monarca.

Poco a poco, se configuran en el reino dos grupos claramente definidos y enfrentados. Por un lado la antigua nobleza, apegada a la tierra y deseosa de nuevas conquistas territoriales que redunden en su beneficio; por otro, la burguesía catalana, que busca su provecho en la anhelada expansión marítima.

PEDRO NOLASCO -antiguo mercader- recibe de la Virgen -en la madrugada del día de la fecha- la misión de fundar una orden para remediar la triste situación de tantos cristianos que en aquel tiempo sufren cautiverio. (No está clara la procedencia de este mercader, ya que los historiadores le atribuyen diversas procedencias). Según Pere Gaver, cronista mercedario de mediados del siglo XV, la fundación de una orden con esta finalidad, no sólo es revelada a PEDRO NOLASCO, sino además al mismo rey JAIME I -tiene diez años de edad- y a RAIMUNDO DE PEÑAFORT, que apoyan desde el principio la iniciativa del caballero. Tanto PEDRO como RAIMUNDO llegarán a ser santos.