Los ingleses que temen los designios de FELIPE II a propósito de su propia nación protestante, ayudan abiertamente a los holandeses. La ayuda es sobre todo financiera, pero en 1585 la reina ISABEL I de Inglaterra manda a las Provincias Unidas un fuerte ejército al mando de su favorito Robert Dudley, conde Leicester, para que, unido a los rebeldes, combata en Flandes contra los agotados tercios españoles de Alejandro FARNESIO. De hecho, se frena el avance español. Por todo ello, la guerra entre España e Inglaterra parece inminente.

Quitada la máscara de paz y amistad con la que durante tanto tiempo se han cubierto la reina inglesa ISABEL I y su antiguo cuñado FELIPE II (ella apoyando secretamente las expediciones de castigo tanto en Flandes como en el Atlántico y él intentando sublevar de un modo más o menos subrepticio la católica Irlanda o interviniendo solapadamente en Escocia para ponerla en contra de Inglaterra) se declara la guerra abierta entre las dos naciones, -oficialmente jamás declarada- que no terminará hasta 1604. Se expulsan los embajadores de ambos reinos y FELIPE II se dispone a dar el golpe de gracia, invadiendo las Islas Británicas.

Sir Francis DRAKE saquea Vigo con cerca de mil quinientos hombres, las Canarias, Cabo Verde, Santo Domingo, Cartagena de Indias y Florida. Otras ciudades y puertos logran evitarle tras una fuerte resistencia y centenares de bajas. Los embajadores de Londres ante España aseguran que ISABEL desaprueba y condena las actividades de ese corso.

Aplastamiento de una conspiración católica al mando de Anthony Babington para liberar a MARÍA Estuardo; Babington y otros son ejecutados. MARÍA Estuardo ha cometido un error fatal. Ha dado su consentimiento por escrito, de que está a favor de la conspiración Babington. De ella forman parte los personajes más influyentes de la Europa católica del siglo XVI: en primer lugar el Papa SIXTO V y FELIPE II, rey de España. El objetivo es el mismo de siempre, matar a Isabel y que María la remplace. Uno de los espías de Isabel, encuentra las cartas donde María da su consentimiento. Ya tienen la prueba definitiva para culpar a MARÍA y poder condenarla a muerte. Se realiza un juicio, donde MARÍA no tiene ninguna posibilidad de defensa y se la acusa de traición siendo condenada a ser decapitada. Isabel duda mucho en si firmar o no la orden de ejecución. Acceder a que ejecuten a MARÍA, puede provocar una venganza por parte de su hijo, el ya Rey de Escocia JACOBO VI. Por otro lado, como réplica, ISABEL de Inglaterra se alíará con las Provincias Unidas y obligará a JACOBO VI de Escocia a un tratado en defensa de la Iglesia protestante en Inglaterra y Escocia.

En Inglaterra, el jefe del espionaje isabelino, sir Thomas Walsingham, ha recabado suficiente material -cartas interceptadas- con que demostrar que MARIA Estuardo estaba al corriente de las conjuras que los católicos urdían para liberarla e, incluso, de algún otro plan para atentar contra ISABEL. El juicio, en la fecha, dura dos días y finaliza con sentencia de muerte, aunque sin fecha fija. Está escrito de antemano: MARIA debe morir. Los consejeros de ISABEL tienen claro que el mayor delito de la Estuardo es seguir viviendo: «Mientras haya vida en ella, habrá esperanza (para los católicos); mientras ellos vivan con esperanza, nosotros viviremos con miedo.»

MARÍA Estuardo, reina de Escocia, es decapitada, con hacha, en la fecha, en el castillo de Fotheringay, a los 44 años de edad. A pesar de la escena final de la ópera María estuardo de Donizetti en la que se produce un «tour de force» entra ambas soberanas -que, por cierto, fue censurada durante un tiempo- MARÍA e ISABEL jamás llegaron a verse las caras. La ejecución fue un verdadero desastre. MARÍA no lo puso fácil, se vistió toda de rojo (color que se atribuye a las mártires para la Iglesia católica), el juez que asistió a la ceremonia, ordenó que los fieles sirvientes de María dejasen la sala, María con la autoridad que suponía como antigua Reina convenció al juez para que les permitiera este mínimo lujo, que como reina se merecía. Por otra parte, parece que el verdugo necesito más de un golpe para cortarle el cuello de la reina, (ya sea por el nerviosismo de matar a un monarca o por mala suerte). También contarán las crónicas, que cuando el verdugo levantó la cabeza para mostrarla a los presentes, esta cayó escaleras a bajo, ya que se había desprendido de la peluca.

A la ejecución de su madre, JACOBO VI responde con una protesta puramente formal. Ante todo, ha sido educado como calvinista, y no siente la menor simpatía por el catolicismo materno. Por otra parte, comprende que aquella muerte le convierte en heredero del trono inglés, y no desea tomar medida alguna que ofenda a ISABEL, con la esperanza de que ésta lo designe sucesor. Sabiendo que siendo escocés precisa del consentimiento de ISABEL, pues de otro modo, los ingleses nunca lo aceptarán.

La ejecución de María Estuardo, colma la paciencia de FELIPE II quien empieza a reivindicar su propio derecho al trono de Inglaterra. La idea de la llamada Armada Invencible, dispuesta por FELIPE II contra Inglaterra, es que pudiese trasladar a las costas inglesas (para desembarcarlo allí) el ejército preparado en los Países Bajos por el talento y la incansable energía de Alejandro FARNESIO que ya se había cubierto de gloria en aquel escenario. Este ejército destronaría a ISABEL I y colocaría en su trono a ISABEL CLARA EUGENIA, hija de FELIPE II. Todos los planes resultarán fallidos.

El prior ANTONIO, tras agotar su lucha por la legitimidad y sus fracasos de instalarse por la fuerza en Lisboa con la ayuda de Francia, logra convencer en Londres a la reina ISABEL de la rentabilidad de que ésta apoye su empresa de tomar el trono de Portugal.

Con el fin de evitar que los barcos supervivientes de la «Armada Invencible» puedan atacar de nuevo a Inglaterra, sir Francis DRAKE y el general sir John NORRIS proponen a la reina ISABEL I un plan de agresión a España. Este plan será conocido como la «La Invencible Inglesa» o «Contraarmada». La reina aprueba el proyecto, y satisfaciendo ambas propuestas, DRAKE y NORRIS parten a mediados de abril para someter a las tropas españolas del archiduque Alberto, virrey de Portugal. Todo acabará en desastre para los ingleses.