Los suecos permanecen en el escenario bélico incluso después de la muerte de Gustavo Adolfo, pero, en los días 6 y 7 de septiembre de 1634 (del 26 al 27 de agosto del calendario juliano), en Nördlingen, en el sudoeste de Alemania, se enfrentan en una batalla decisiva a un ejército imperial que incluye una considerable fuerza española. Los suecos son casi aniquilados. JORGE GUILLERMO se retirará de la guerra.

Consternados por la catástrofe de Nördlingen, los dirigentes de la coalición protestante abandonan la lucha. En 1635, se declara una tregua -la Paz de Praga- en la Guerra de los Treinta Años entre el Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, FERNANDO II, y la mayoría de los estados protestantes del Imperio. Así termina la que se considerará tercera fase de la Guerra de los Treinta Años. Sin embargo, los suecos ansian terrenos, mientras que los franceses, dirigidos por el cardenal RICHELIEU, están determinados a someter a los Habsburgo. JORGE GUILLERMO I firma la paz de Praga con el emperador FERNANDO II el 30 de mayo de 1635. En 1635, cuando parece que los Habsburgo (que detentan el poder del Sacro Imperio Romano Germánico) pueden unificar toda Alemania bajo su mandato, Richelieu introducirá a Francia en la guerra como aliada de los protestantes suecos y holandeses contra los Habsburgo católicos. Se iniciará la cuarta fase de la Guerra de los Treinta Años

Suecia llega a intentar asentarse en la costa de Norteamérica, tal como está haciendo Holanda. En 1637 se crea la «Compañía de Nueva Suecia».

En 1638 un grupo de colonos suecos parte a América encabezado por Peter Minuit (el comprador de la isla de Manhattan).

El emperador FERNANDO III se muestra reacio a permitir la existencia de protestantes en su reino, pero ahora está dispuesto a dejarlos en paz en toda Alemania. Su opción por la paz se acentúa cuando los suecos, bajo el mando del competente general Lennart Torstenson, derrotan a los imperiales, en la fecha, cerca de Leipzig.

En la fecha, se inician conversaciones entre el Imperio de una parte y Francia y Suecia de otra.

FERNANDO III, emperador del SIRG, da a todas las regiones de Alemania el derecho de conducir su propia política exterior (ius belli ac pacis). De este modo el Emperador trata de ganar a más aliados en las negociaciones con Francia y Suecia. Este edicto contribuye a la erosión gradual de autoridad imperial en el Sacro Imperio Romano.

El ejército sueco derrota a Dinamarca, que apoya a los imperiales y que tras la Paz de Brömsebro (1645) es eliminada definitivamente del conflicto por la hegemonía en el Báltico.

Durante casi un siglo después de la muerte de Gustavo Adolfo, Suecia aspira a una posición de gran potencia, algo que realmente no le permitirá ni su población ni su fortaleza económica. Tras la abdicación de la reina Cristina en 1654, CARLOS X Gustavo, su medio primo hermano, se convierte en rey de Suecia (1654-1660).

Unos días antes de morir, el 24 de diciembre de 1654, el papa INOCENCIO X permite la conversión de Cristina de Suecia al catolicismo.