En la fecha, los alamanes atraviesan el limes renano (que ESTILICÓN ha desguarnecido de legiones para cortar el paso a los visigodos de ALARICO) y consiguen establecerse en Alsacia, Lorena, el Franco Condado y el Palatinado.
IMPERIO ROMANO DE OCCIDENTE. (395-476).
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Las tribus germánicas (suevos, vándalos, alanos) empiezan a abrirse paso a través de la frontera renana.
Las tribus germánicas de más allá de las fronteras del Rin y del Danubio (suevos, vándalos, alanos) están inquietas, alteradas… Carecen de espacio suficiente, pues su población aumenta, y empiezan -empujadas por el hambre y por los movimientos de los pueblos del Asia Central, principalmente por los hunos- a abrirse paso asimismo a través de la frontera renana, atravesar el Rin helado en las inmediaciones de la ciudad de Mogontiacum (Maguncia, Alemania), para arrojarse sobre las fronteras del Imperio y atravesar la Galia. La resistencia popular a las invasiones germánicas es escasa o nula. A los germanos se oponen las fuerzas romanas (a menudo integradas asimismo por germanos) o los guardias mercenarios. Si esas fuerzas fracasan no se constituyen guerrillas ni estallan insurrecciones populares. El pueblo llano está tan amedrentado por siglo y medio de continuas incursiones tribales y guerras civiles, que ya no establece diferencia exacta entre sus opresores.
Las tribus germánicas que se introducen en el Imperio romano de Occidente, nunca serán expulsadas.
Las invasiones de germánicos, no constituyen novedad alguna, pues éstos vienen efectuando penetraciones en las fronteras romanas desde tiempos de Marco Aurelio, casi doscientos cincuenta años antes. Pero hasta el momento, los romanos han conseguido hacerles retroceder a la fuerza. Ahora es distinto. Esta vez las tribus germánicas que se introducen en el Imperio romano de Occidente, nunca serán expulsadas. Se apoderarán de tierras, impondrán su propio derecho, dominarán a los nativos romanos y los convertirán en campesinos y siervos. Los suevos, vándalos y alanos atravesarán las Galias sin apenas oposición. El Imperio romano está herido de muerte, los bárbaros acortarán su agonía.
Cuando Italia es arrasada por visigodos, suevos y vándalos, ESTILICÓN llama a las legiones de Britania.
ALARICO, que quiere cobrarse del Imperio romano occidental los extraordinarios servicios que le ha proporcionado al luchar contra los romanos del Imperio oriental, recibe del Senado romano una rotunda negativa. Ante esta posisición y teniendo en cuenta la situación del ejército romano, ALARICO que sigue a la espera no lejos de Italia, aprovecha su oportunidad penetrando en la península itálica con un contingente de setenta mil guerreros (al cruzar el Danubio eran doscientos mil). Italia es arrasada. ESTILICÓN se ve forzado a recurrir a cualesquiera tropas disponibles, y llama a las legiones estacionadas en Britania que empiezan a abandonar la isla en 407 y se dirigen a Italia. Esta retirada sin duda se considera temporal al principio, pero acabará siendo definitiva. Mientras Britania ha pertenecido a Roma, no ha calado mucho el cristianismo en la isla ya que estaba demasiado alejada de los centros cristianos y, sin las legiones, no tardará en perder su barniz romano. Así pues, regresará a su cultura celta.
HONORIO declara a ESTILICÓN enemigo público de Roma.
ESTILICÓN, a pesar de sus éxitos, su ascendencia bárbara y su fe arriana provocan rechazo a los ojos de los consejeros imperiales, que intrigan contra él. Extienden falsos rumores contra él, de manera que el joven y manipulable emperador se deja convencer por sus consejeros y pese a que ESTILICÓN le ha intentado educar para ser un buen emperador, HONORIO declara a ESTILICÓN enemigo público de Roma. ESTILICÓN se retira a Rávena, en donde le toman en cautiverio. Aunque está dentro de su capacidad disputar las acusaciones, no resiste, debido a la culpabilidad o por miedo de las consecuencias sobre el estado ya precario del imperio occidental.
El emperador HONORIO da orden de ejecutar a su suegro ESTILICÓN que es asesinado en Pavía.
La invasión de la Galia por suevos, vándalos y alanos (406) se achaca a la incapacidad de ESTILICÓN, pese a que ha hecho cuanto ha podido para proteger al menos a Italia. El emperador HONORIO, en la fecha, da orden de ejecutar a su suegro ESTILICÓN que es asesinado al día siguiente. Antes de ejecutarlo, le son retiradas sus insignias de magister militum. Por otra parte, su hijo Euquerio es asesinado en Roma poco tiempo después para evitar que los partidarios de ESTILICÓN lo traten de aupar al trono. Los germanos que constituyen el grueso del ejército «romano», desertan indignados. El imperio, privado de su más firme sostén, pronto se derrumbará.
Los hunos, en el continente europeo, invaden Tracia.
Se forman bandas de “bagaudas”, pobres que no tienen nada que perder y que sólo subsisten del saqueo.
Los habitantes de la Península Ibérica -principalmente de la Meseta- no tienen muchas más alternativas para subsistir que dedicarse al pillaje y al saqueo. Se forman bandas de “bagaudas”, gente pobre que no tiene nada que perder y que sólo subsiste de lo que saquea. Por contagio se alzan bandas de cántabros y astures (pueblos ambos poco romanizados) que se unen a la revuelta “bagauda”. Los “bagaudas” pronto serán un problema serio para el orden público en las mitades Norte de las provincias Tarraconense y Cartaginense. Sin fuerzas militares para contrarrestar la amenaza, el Imperio verá como en las comarcas indicadas la autoridad imperial o simplemente provincial se esfuma.
Flavio Claudio CONSTANTINO III, se proclama emperador y cruza las Galias. Establece su corte en Arlés.
La inquietud local en Britania, las incursiones sajonas a lo largo de la línea costera y el estado de disolución en que se halla el imperio en el reinado de HONORIO, provocan una serie de proclamaciones imperiales. Como resultado de las cuales, el usurpador Flavio Claudio CONSTANTINO III, abandona Britania, cruza las Galias y establece su corte en Arlés siendo reconocido coemperador por HONORIO ya que no tiene fuerzas para combatirlo. Tras la marcha de CONSTANTINO III, Britania ya nunca se recuperará como provincia romana. Estará gobernada por hombres que las fuentes romanas describirán como «tiranos», esto es, reyezuelos locales más o menos continuadores del poder romano.
La entrada de los germanos en la Península Ibérica empuja a masas de población hacia el Norte y el Oeste.
La entrada de los germanos en la Península Ibérica causa un efecto secundario de un alcance inimaginable para ellos. Las comarcas altas del Ebro, y las situadas más al norte, lo que hoy es La Rioja, la Baja Navarra, Álava, con parte de las actuales provincias de Burgos y Cantabria, son de las más pobres de la Hispania romana, aunque bastante menos que las zonas aún más norteñas (lo que hoy son las provincias de Cantabria, Vizcaya y Guipúzcoa). La entrada de los germanos empuja a masas de población hacia el Norte y el Oeste desde las comarcas mencionadas en primer lugar. Entre ellos a los vascones que hasta entonces habían vivido al Sur del Ebro. Esta masa de gente se vuelca sobre unas tierras ya de por sí pobres y azotadas además por revueltas (más antiseñoriales que antirromanas) desde finales del siglo III. Con lo cual se crea una situación explosiva.