Verdaguer publica en la «La Publicidad» el primero de los once artículos «En defensa pròpia» de la serie «Un sacerdot calumniat», donde explica cronológicamente con pelos y señales su versión de las desavenencias. Estos textos son el origen de un escándalo monumental que divide la sociedad catalana entre partidarios y detractores del mossèn. Paradógicamente, Jacinto Verdaguer recibe el soporte de los sectores más liberales y de izquierdas. Los jóvenes modernistas loan sus ideales de intelectual libre y rebelde y la identificación con los más desfavorecidos lo convierten en un personaje de una grandísima popularidad. De otro lado, desde las filas conservadoras -teóricamente las suyas- se le da la espalda. La Lliga de Catalunya, propietaria de La Veu de Catalunya, rehusa publicar los escritos de Verdaguer, y el escritor se ve obligado a hacerlo en diarios progresistas. Se abre una gran campaña de difamación sobre la integridad mental del sacerdote.

La aparición de los escritos de Verdaguer se alarga hasta el mes de septiembre, momento en el que se interrumpen gracias a la promesa formal del obispo Morgades de devolverle las licencias. Parece una estrategia disuasoria porque poco después, un médico y escritor, Pere Manuat, basándose en sus artículos, reincide y dictamina públicamente que mossèn Cinto está alienado y que es necesario encerrarlo en un frenopático.

Pero el caso de Verdaguer ha despertado una gran solidaridad y hay mucha gente dispuesta a ayudarlo. En el mes de octubre un grupo de psiquiatras muy prestigiosos, encabezados por Joan Giner i Partagàs, decano de la Facultad de medicina de la Universidad de Barcelona, lo examinan y elaboran, en la fecha, un contradictamen (el conocido «Dictamen pericial») que concluye diciendo que no se advierte en la mente de Jacinto Verdaguer ningún indicio frenopático. Pero el soporte moral no da de comer y los acreedores no le perdonan sus deudas y a falta de bienes le embargan los derechos de autor, el último recurso al cual tiene acceso merced a los nuevos libros que ha escrito: «Sant Francesc» y «Flors del Calvari». Estos libros son reflejos perfectos del estado de ánimo y de la resignación del autor delante del escarnio que padece. El conflicto con el obispo se mantiene. Morgades exige la sumisión pura y simple y el retorno a Vic; Verdaguer exige la licencia para decir misa y la permanencia en Barcelona.

La costumbre manda que se abra el curso académico en el Ateneu Barcelonès con un discurso que desde siempre se hace en castellano, aunque son catalanes la mayoría de los asistentes. Ángel GUIMERÀ -como presidente de la entidad- empieza a leer en catalán su discurso de 1895. El escándalo que se organiza es mayúsculo, pero GUIMERÀ espera sin ningún gesto que acabe la protesta. Al ver su actitud firme, la mayoría de los asistentes al acto, consiguen con una cerrada ovación acallar los gritos de los revoltosos. GUIMERÀ termina su discurso leído totalmente en catalán. La difusión del gesto de GUIMERÀ sirve de ejemplo y hace avanzar mucho el uso público del catalán.

«El cant de la senyera» es el himno de l’Orfeó Català, con letra de Joan MARAGALL y música de Lluis MILLET. Se canta, por primera vez en Montserrat el de octubre de 1896, con motivo de la bendición de la senyera o estandarte de la entidad.

Domènec BATET i Mestres es un militar catalán (nacido en Tarragona) que se distinguirá en la guerra de Cuba donde habiendo ido como voluntario, alcanzará, en 1897, el grado de capitán.

La mayoría de catalanes de final de siglo XIX coinciden, en el tema de Cuba, con la opinión pública española, ya que creen que es necesario dominar por la fuerza el levantamiento de los nacionalistas cubanos. Nada más desde determinadas posiciones catalanistas se levantan voces recomendando la autonomía para Cuba. Pero la voluntad general es muy diferente.

Cuando, en 1897, PRAT DE LA RIBA pronuncia en el Ateneo barcelonés una conferencia sobre «El hecho de la nacionalidad catalana», base de su libro, de 1906, «La nacionalitat catalana», las tesis nacionalistas están ya claramente consagradas.

Nace en Palafrugell Josep PLA (1897-1981) el que será más popular de los prosistas catalanes. Su obra será eminentemente periodística. Su original y extensísima obra literaria, que abarcará de forma ininterrumpida seis décadas y más de 30.000 páginas, será esencial en la modernización de la lengua catalana y en la divulgación de las costumbres y tradiciones locales. Sus artículos de opinión, sus crónicas periodísticas y sus reportajes sociales de numerosos países constituirán también un singular testimonio de la historia del siglo XX.

Por estas fechas, la industria química ve la constitución de algunas grandes empresas, como por ejemplo la Electroquímica de Flix (24/4/1897) y la Sociedad Española de Carburos Metálicos (1897). Electroquímica de Flix produce por primera vez en España sosa càustica mediante la electrólisis de la sal marina.