Los propietarios de la Canadiense son casi todos extranjeros. Primero fueron casi todos canadienses, norteamericanos e ingleses y, a partir de 1924, mucho después de la muerte de Pearson, la compañía pasa a manos de la sociedad belga Sofina que también tiene un accionariado muy diverso e internacional. En el moment de explotar la Guerra Civil española, la dirección efectiva de la empresa la ejerce a distancia Dannie Heineman, un directivo norteamericano de origen alemán, desde la sede de Sofina en Bruselas. Heineman se ha introducido en el sector eléctrico europeo como representante del grupo aleman AEG, de la família judía Rathenau. En España, la persona de confianza de Heineman es el abogado barcelonés Francesc CAMBÓ, líder de la Lliga Regionalista.
CATALUNYA (Región española) (1716-1979)
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El 1936, con la Guerra Civil, la Canadiense entra en una etapa difícil.
El 1936, con la Guerra Civil, la Canadiense entra en una etapa difícil. Primer es intervenida, después confiscada y finalmente militarizada. El Comité Central de Control Obrer de Gas i Electricitat de Catalunya, que se hace cargo de la empresa desde un primer momento, suspende el pago de dividendos e intereses a los inversores con acciones y obligaciones de la compañía.
Lluis COMPANYS consigue hacerse con el control del poder, no sin pasar por graves apuros.
Fracasado el golpe militar en Catalunya, el control de a pie queda en manos de las organizaciones obreras, especialmente de los anarquistas. La Generalitat se ve impotente para controlar la situación y negociar con la CNT la creación del Comité Central de Milicias Antifeixistes, organismo integrado por todas las organizaciones de izquierdas (ERC, CNT-FAI, UGT, PSUC, POUM), y que durante unos meses será el centro de poder en Catalunya. La tarea del Comité debe consistir en restablecer el orden público (cosa que no consigue del todo), coordinar las acciones de las diferentes fuerzas que lo componen, preparar la defensa (al mismo tiempo que organiza las milicias populares) y organizar la economía en un sentido socializante. Al fin, Lluis COMPANYS conseguirá recuperar el control del poder, que en un primer momento ha pasado, de hecho, a manos del Comité Central de Milicias Antifascistas, bajo predominio anarquista. COMPANYS decide dejar partir por el puerto de Barcelona en barcos extranjeros a unas cinco mil personas sospechosas de poca simpatía con el régimen republicano cuya seguridad no puede garantizar en el clima de desbordamiento por la gran cantidad de asesinatos que se producen en la retaguardia en los días posteriores.
Tras el golpe militar de Francisco FRANCO, Francesc CAMBÓ ha de exiliarse al extranjero.
En Barcelona, el golpe militar nada más tiene el soporte de pequeños núcleos monárquicos, falangistas (como José María Fontana) y tradicionalistas. Las medidas colectivizadoras y la represión indiscriminada de algunos sectores del obrerismo, sobre todo del anarcosindicalismo de la CNT-FAI, sin embargo, hacen que los afectados (personas profundamente católicas, eclesiásticos, empresarios y la mayoría de los políticos de derechas) den soporte al bando de FRANCO. Muchos de éstos, entre los cuales hay numerosos seguidores de la Lliga Catalana como Francesc CAMBÓ e Ignasi Agustí, han de exiliarse al extranjero, a Burgos o a Sant Sebastián. Algunos hacen una labor propagandística a favor de FRANCO desde el extranjero (caso de Joan Estelrich) o colaboran con el Servicio de Información Político-Militar de espionaje a favor del bando de FRANCO.
Cuando llega a Barcelona el general GODED es hecho prisionero y llevado a presencia de Companys.
Cuando llega a Barcelona el general GODED, que debe dirigir el levantamiento ante la negativa de adhesión del capitán general de Catalunya, los insurgentes ya han sido reducidos por lo que el General GODED es hecho prisionero y llevado a presencia del presidente de la Generalitat. COMPANYS le presiona para que proclame por radio su rendición. La batalla ha producido 400 muertos y en las calles de Barcelona aparece el espectáculo insólito de ver juntos a milicianos y a guardias civiles celebrando la victoria. Una sublevación iniciada al amanecer está sofocada a la caída de la tarde. Pero al día siguiente todavía quedan dos reductos en poder de los sublevados: el cuartel de Atarazanas y el Convento de los Carmelitas, donde se han refugiado fuerzas del Regimiento de Santiago. El ataque al cuartel, apoyado por aviones de la base del Prat, hace que pronto las fuerzas populares entren al asalto. Los que defienden el Convento de los Carmelitas acaban por rendirse y salir con las manos en alto. Esto da lugar a una incontrolada matanza.
La Lliga Catalana se diluye y muchos de sus dirigentes darán soporte a FRANCO.
Al empezar la Guerra Civil en España, la Lliga Catalana se diluye y muchos de sus dirigentes darán soporte a FRANCO. (Posteriormenete, a partir de 1939 muchos ocuparán cargos de ámbito local y provincial).
COMPANYS crea el Comité Central de Milicias Antifascistas para encarrilar el proceso revolucionario.
El 20 de julio de 1936, el presidente COMPANYS, por tal de encarrilar el proceso revolucionario que se ha puesto en marcha en la calle, crea el Comité Central de Milicias Antifascistas que reúne las diferentes fuerzas republicanas y obreras. Este Comité se crea bajo la presión ejercida por las centrales sindicales anarquistas CNT-FAI que han capitalizado la lucha obrera en las calles de Barcelona que ha conseguido doblegar a los militares sublevados contra la Segunda República Española. El Comité presenta un claro predominio de las organizaciones anarquistas, si bien también se encuentran representadas en el mismo todas las fuerzas del Frente Popular. Hacia el 27 de septiembre se tomará la decisión de suprimir su funcionamiento y el 1 de octubre de 1936 se autodisolverá, entre otros motivos, por una cierta estabilización de la situación y la necesidad de reforzar el papel de gobierno de la Generalitat. Algunos representantes del Comité se integrarán en el Gobierno de Catalunya.
El Parlament català levanta la sesión del día y no se volverá a reunir hasta el 18 de agosto de 1937.
El Parlament català «donades les circunstàncies» se ve obligado, en la fecha, a levantar la sesión del día. No se volverá a reunir hasta el 18 de agosto de 1937
Se aplica la división de Catalunya en 38 comarcas reunidas en 9 regiones.
Una vez concedida la autonomía a Catalunya, hace falta una nueva división territorial, basada en la comarca, una reivindicación histórica del catalanismo político, que responda a las necesidades y conveniencias del país. En octubre de 1931, por iniciativa del consejero de Cultura, Ventura Gassol, se crea la Ponencia de la División Territorial formada, entre otros, por Pau Vila y Josep Iglésies. Su tarea consiste en delimitar unas demarcaciones territoriales que sirvan de base a los órganos administrativos, judiciales y gubernativos que se deben crear. Finalmente se aprueba la división de Catalunya en 38 comarcas, reunidas en 9 demarcaciones más grandes denominadas regiones. Las circunstancias políticas atrasan su aplicación hasta agosto de 1936.
Se organiza en la zona franquista, entre el 8 y el 9 de 1936, el Tercio Virgen de Montserrat.
El Tercio Virgen de Montserrat es una unidad militar (180 hombres) organizada en la zona franquista entre el agosto y el septiembre de 1936 y formada por requetés catalanes que huyen de la zona republicana. De entre sus miembros podemos destacar el conde del Montseny y Martí de Riquer. El Tercio se incorpora al ejército franquista y participa en varias acciones bélicas, por ejemplo, en la batalla de Belchite. Más tarde la unidad es reorganizada y ampliada y participa en la batalla del Ebro (encuadrada en la 74 División), en los sectores de Vilalba dels Arcs, dónde intervino en durísimos combates, y en Gandesa. De hecho, durante la Guerra civil española los tercios de requetés, que combatirán junto a Franco, tendrán una actuación destacada. En total se constituirán 41 tercios: 10 compuestos por navarros, 8 por vascos, 8 por castellanos, 7 por andaluces, 6 por aragoneses, 2 por asturianos y 1 por catalanes. Los nombres de todos ellos se encuentran grabados en las estaciones del Via Crucis de Montejurra. Alrededor de 60.000 requetés participarán en la guerra civil y de ellos unos 6.000 morirán.


