ALIADOS (Países opuestos a las Potencias del Eje durante la Segunda Guerra Mundial)

Total de piezas: 130

Tres son las líneas de avance que seguirán los aliados para rematar la Segunda Guerra Mundial.


Mientras tanto, en el oeste, tres son las líneas de avance: la del británico Montgomery, cruzará el Rin hacia el norte y avanzará por Alemania hasta Hamburgo; la del norteamericano Bradley tiene como objetivos Colonia y Bonn; y la de su compatriota Devers, Maguncia y Friburgo.

Argentina declara la guerra a Alemania y Japón.


A pesar de las alegaciones de solidaridad con la causa aliada, el gobierno argentino sigue reprimiendo toda actividad democrática y protegiendo a los agentes alemanes. En julio, el gobierno estadounidense acusa a la Argentina de ayudar a las potencias del Eje. Finalmente, el 27 de marzo de 1945, cuando la victoria de los aliados en Europa está asegurada, Argentina declara la guerra a Alemania y Japón.

Los norteamericanos completan el cerco a la región industrial del Ruhr.


Los ejércitos Primero y Tercero norteamericanos se encuentran y completan el cerco a la región industrial del Ruhr. Su rendición significa el fin de las grandes batallas en el oeste. El imparable avance aliado encuentra cada vez menos resistencia.

Los aliados, en Italia, vuelven a atacar y los alemanes serán incapaces de parar el golpe.


En el frente sur, en Italia, los alemanes están resisitiendo al sur de Bolonia desde que ha empezado el invierno. Los aliados, en la fecha, vuelven a atacar y los alemanes serán incapaces de parar el golpe.

La ciudad prusiana de Königsberg se rindió al Segundo Frente Bielorruso al mando del general Konstantín Rokosovski.


El 9 de abril de 1945 la ciudad prusiana de Königsberg se rindió al Segundo Frente Bielorruso al mando del general Konstantín Rokosovski. Inmediatamente después Rokosovski y sus tropas avanzaron al frente del Óder. La orden de Stalin a sus generales había sido la de avanzar velozmente por un amplio frente, sin dejar espacios en la orilla derecha el río Rin que los aliados occidentales pudieran ocupar primero.

Harry S. Truman jura el cargo de presidente de los EEUU. (1945-1953).


Fallecido Roosevelt, Harry S. Truman jura el cargo de presidente de los EEUU. (1945-1953). Truman, renueva la apuesta del país por un juicio que documente los crímenes nazis además de castigar a los culpables. Poco después, en el marco de la conferencia fundacional de la ONU en San Francisco, la presión norteamericana surte efecto en el reticente gobierno británico, que finalmente asume la posición de sus aliados. CHURCHILL ha dado su brazo a torcer, tal vez preocupado porque su país se quede aislado en la nueva escena intemacional que surja de la creación de la ONU y de la inminente victoria aliada. De cualquier modo, jamás aceptará el proceso. Años después, en sus memorias, justificará la muerte de Mussolini con estas palabras: “Al menos ahorró un Nuremberg italiano”.

Con el Rin ya cruzado, la derrota final de Alemania está a la vista.


Con el Rin ya cruzado y aseguradas por completo las cabezas de puente, los aliados tienen la situación en su mano y los grupos de ejércitos 12 y 21 se disponen para la siguiente fase de su ofensiva. En el norte, el 21.° Grupo de Ejércitos tiene mucho éxito al avanzar al interior de Holanda y hacia la costa báltica. El 18 de abril de 1945 estaba en los suburbios de Bremen y acercándose a Hamburgo. Al sur, el 12.° Grupo de Ejércitos avanza con parecida velocidad, cerrando la bolsa del Ruhr en las primeras dos semanas de abril. En esta situación, el problema más importante para los americanos es la cantidad de alemanes que se rinden, lo que causa dificultades administrativas para hacerse cargo de los prisioneros. El avance del 9.° Ejército hacia el Elba también va bien. El 4 de abril cruza el Weser; cuatro días más tarde había salvado el Leine, tres días después llega al Elba por el sur de Magdeburgo. Sólo encontraron alguna resistencia seria el 7.° Ejército de EE.UU. y el Iº Ejército francés, alrededor de Würzburg y Karlsruhe, respectivamente; pero ni siquiera esto es suficiente para retrasar gravemente el avance. El 18 de abril de 1945, la derrota final de Alemania está a la vista.

Aunque muy envejecido, HITLER sigue imponiendo su voluntad sobre quienes le rodean.


Aunque muy envejecido y con un andar vacilante, HITLER sigue imponiendo su voluntad sobre quienes le rodean. Sin embargo, ahora rehuye el contacto con su pueblo, y promulga duras directrices como las “Medidas de destrucción en el territorio del Reich (Decreto Nerón), que establecen una política de tierra quemada, o aquella que ordena el fusilamiento de todos los varones de las casas en que ondee una bandera blanca. Tampoco son infrecuentes sus largas divagaciones sin relación alguna con lo que se está tratando, o sus estallidos de cólera contra todo y todos, en especial sus generales, a los que acusa de ineficacia y traición y a los que cubre de insultos e improperios. Ello contrasta con el tono amable y paternal que emplea con sus allegados y el personal de servicio. Por otra parte, desde que se ha trasladado al búnker de la Cancillería, destruida ésta por los bombardeos aliados, su particular noción del tiempo se ha acentuado. No resulta extraño que las reuniones con sus ayudantes sean convocadas a horas intempestivas porque él se ha levantado a media tarde.

HITLER es consciente de que los días del Tercer Reich, y con él su propia persona, han llegado a su fin.


De la estructura jerárquica del Tercer Reich, tan sólo acompañan a Hitler en el búnker el ministro de Propaganda Joseph Goebbels, el jefe de la Cancillería Martin Bormann, el jefe del Estado Mayor del Ejército Hans Krebs y algunos oficiales de enlace. La disciplina se ha relajado, y se fuma y bebe incluso en presencia de Hitler. Éste muestra por primera vez en su vida signos de dejadez. Aunque sigue moviendo tropas imaginarias y haciendo planes para después de la guerra, es consciente de que los días del Tercer Reich, y con él su propia persona, han llegado a su fin. Las defecciones de Góring (que ha mandado un teletipo diciendo que, de no recibir noticias en contra, asumirá el mando) y de Himmler (que intenta negociar con los aliados por medio del diplomático sueco Folke Bernadotte) no hacen sino confirmarlo. Hasta los más allegados están abandonando el barco. Sólo las zonas céntricas de Berlín quedan en poder de los alemanes, cuyas tropas se ven cada día en una situación más crítica, sin opciones de refuerzos externos, y con una creciente escasez de armas, municiones y suministros médicos.

Se decide por los partisanos la ejecución de MUSSOLINI.


En la fecha, después de varias comunicaciones telefónicas entre los dirigentes de la resistencia y con el aviso de que al día siguiente llegará un avión de los Aliados dispuesto para recoger al Duce para ser juzgado por las Naciones Unidas, se decide por los partisanos su ejecución. De madrugada, Mussolini y su amante, parten en dirección a Blevio, a medio camino se decide trasladarlos a una casa de montaña en el término municipal de Mezegra.