HISTORIA DE LA IGLESIA CATÓLICA. Primeros cristianos hasta Constantino (6 aC - 313)

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ARNOBIO, pagano convencido, cuando frisaba los cincuenta años solicita ser aceptado catecúmeno.


ARNOBIO, pagano convencido. De repente, cuando frisa los cincuenta años, solicita ser aceptado como catecúmeno. El obispo que no está del todo convencido de la realidad del extraño cambio, quiere que el aspirante dé prueba pública de sus nuevas convicciones. Y entonces, el orador, encendido de celo, se da a componer un libro contra su antigua religión; el “Adversus Nation (también Adversus gentes), siete libros de apología contra los paganos, cuya fecha de composición se sitúa en los primeros años del s. IV. No se tienen más datos de su vida.

Mueren mártires en Ciro durante la persecución de Diocleciano, los médicos Cosme y Damián.


Mueren mártires en Ciro durante la persecución de DIOCLECIANO, los médicos de hombres y animales, naturales de Siria, COSME y DAMIÁN. Las fuentes les atribuyen la asistencia gratuita de sus pacientes. Su actividad contribuirá a extender la devoción hacia ellos ya durante el siglo IV. Sus nombres pasarán relativamente pronto al canon romano de la misa, y durante la Edad Media se contarán entre los santos más populares por la intercesión que se les atribuirá en casos de enfermedad. Su iconografía será muy abundante.

TIRIDATES III, rey de Armenia, se convierte al cristianismo en el año 303 y establece un reino cristiano.


TIRIDATES III, rey de Armenia, (287-330) se convierte al cristianismo en el año 303 y establece un reino cristiano veinte años antes de que, durante el reinado del emperador romano Teodosio, el cristianismo se convierta en la religión oficial del Imperio romano. Armenia es, pues, el primer país del mundo en adoptar oficialmente el cristianismo como religión estatal. En esta época, Grigori el Ilustrador, Primer Pontífice de Armenia, fundará el monasterio de Echmiadzín, (existente hasta hoy), sede de los patriarcas (catolicos) de la Iglesia armenia. Desde este momento, la Iglesia se identificará con el sentimiento nacional de Armenia, porque la religión permitirá mantener la unidad del pueblo cuando el país quede privado por largo tiempo de su propia organización estatal.

DIOCLECIANO llega a la conclusión de que los cristianos son los culpables de todos sus males.


Durante casi veinte años del largo reinado de DIOCLECIANO, este emperador -en general- no sólo da libertad de culto a los cristianos sino que les abre el acceso a las más altas dignidades. Pero en Febrero de 303, acuciado por las constantes rebeliones en las provincias del Imperio, dejándose llevar por los consejos de su ayudante GALERIO, por los adivinos y por los sacerdotes paganos, DIOCLECIANO llega a la conclusión de que los cristianos son los culpables de todos sus males. Inicia en consecuencia, en la fecha, una persecución que tiene por objeto borrar al cristianismo del Imperio. La despiadada cacería comienza en Nicomedia, ciudad en la que el emperador reside con su corte; el obispo ANTIMO y los cristianos que ocupan puestos importantes son ejecutados, los bienes de la Iglesia confiscados y la gran basílica cristiana destruida. De allí la persecución se extiende a todo el Imperio. Debido a la persecución de cristianos y la destrucción en Roma de todos los escritos de la Iglesia llevadas a cabo por el emperador DIOCLECIANO en el año 303, hoy quedan muy pocas pruebas de la presencia de los primeros cristianos en la zona del monte Vaticano.

DIOCLECIANO da orden de destruir las iglesias y quemar los libros sagrados o bien entregarlos.


En los tres primeros edictos, publicados a partir de esta fecha, por DIOCLECIANO, se da orden de destruir las iglesias y quemar los libros sagrados o bien entregarlos (Quienes los entreguen serán llamados “traditores” -de donde proviene la palabra “traidor”- según el sentido latino de “tradere”, entregar). Sólo en la jurisdicción de CONSTANCIO Cloro -Galia y Bretaña- hay cierta tolerancia. Lo que se pretende por todos los medios, en un primer momento, es hacer apóstatas. Posteriormente, dentro de este siglo IV, los concilios de Elvira (306), Arlés (314), Ancira (314) y Nicea (325) se ocuparán de esta problemática.

La persecución alcanza también a los cristianos pertenecientes al ejército.


La persecución de DIOCLECIANO alcanza también a los cristianos pertenecientes al ejército. Entre los episodios más famosos sobre esta cuestión se recuerda la matanza de la Legión Tebea (llamada así porque estaba compuesta por elementos originarios de la Tebaida). Según la narración de Eusebio, obispo de Lyón, dicha legión compuesta exclusivamente de cristianos, mientras se encontraba de guarnición en Aganium, no obedeció la imposición de ayudar a los perseguidores de sus hermanos en la fe y por orden de MAXIMIANO fue diezmada primero por dos veces y luego exterminada. MAURICIO, su líder, se convertirá en el santo patrón de Helvecia tras la fundación de un monasterio de renombre europeo. Su insignia, cruz blanca sobre fondo rojo, se convertirá, con los años, en el emblema nacional.

Concilio de Sinuessa en el que el Papa MARCELINO es acusado de apostasía por los donatistas.


Concilio de Sinuessa en el que el Papa MARCELINO es acusado de apostasía. En efecto, MARCELINO es acusado por los donatistas de haber ofrecido -en mayo de este año- sacrificios e incienso a los dioses paganos y de haber entregado los libros sagrados a las autoridades romanas. Estas acusaciones serán rebatidas por AGUSTÍN de Hipona, pero aunque la historia de su defección se ha puesto en entredicho, las pruebas son bastante convincentes. Documentos fiables tratarán la historia como un hecho constatado, aunque tratarán de presentarlo favorablemente, en especial afirmando de él que se arrepintió de inmediato, se desdijo y murió mártir. Los presbíteros Marcelo, Melquiades y Silvestre -que serán también papas- hacen lo mismo. En los años posteriores, los donatistas utilizarán estos hechos a favor de su tesis.

Último edicto de DIOCLECIANO que obliga a todos los cristianos a sacrificar a los dioses.


Cuarto y último edicto de DIOCLECIANO que obliga a todos los cristianos a sacrificar a los dioses. La efectividad de este edicto, se extenderá hasta el 311, llamándose a esta época la era de los mártires. El Imperio presencia crueldades horrendas. Deben emplearse toda clase de medios y los más exquisitos tormentos para obtener la apostasía, y en caso de resistencia obstinada, darles la pena de muerte. Esta persecución está considerada la “décima y última” ordenada contra los cristianos por los emperadores romanos. El número de los cristianos alcanza ya el 50% de la población. ¿Cuántos son los mártires?. En los siglos siguientes se hablará de centenares de miles y hasta de millones de víctimas. Estas cifras son claramente exageradas. Por el contrario, algunos historiadores del siglo XX sólo tendrán en cuenta a los mártires de los que se ha conservado el nombre y el relato de su ejecución. El número se reduce entonces considerablemente: menos de 3.000 en la última persecución. Seguramente la verdad se sitúa entre los dos extremos, si tenemos en cuenta el recuerdo tan horroroso que dejará la persecución de DIOCLECIANO.

En numerosos lugares se producen martirios durante la terrible persecución de DIOCLECIANO


Habrá constancia de numerosos lugares de España en los que se producen martirios durante la terrible persecución de DIOCLECIANO: de la Tarraconense, en Girona (Feliu y Narcis), Barcelona (Lucia y Cugat), Zaragoza (Lamberto) y Calahorra (Emeterio y Celedonio); de Gallecia en León; de la Lusitania hay mártires en Mérida y Ávila; de la Bética en Córdoba, Sevilla (Justa y Rufina) y Écija y de la Cartaginense habrá en Toledo y Alcalá. Por otra parte: Bárbara en Nicomedia, Inés en Roma, Catalina en Alejandría, Victorino de Petabio, obispo de Petabio, hoy Pettau, sufren cruel martirio en tiempo de DIOCLECIANO.

El martirio de un tal JORDI no está documentado históricamente. Pero es indiscutible el culto hacia él.


Está históricamente probado que un noble cristiano de Nicomedia saca uno de los edictos de DIOCLECIANO del lugar público en que ha sido colocado y lo hace pedazos. Este cristiano es inmediatamente quemado vivo. Se querrá identificar con un soldado llamado JORDI, pero no existe argumentación sólida que lo pruebe. (Parece que ha sido un tal EUETHIOS, citado en el martirologio siro el 24 de febrero). Sólo es indiscutible el floreciente culto, cien años después, hacia San JORDI. En efecto, durante el siglo IV la veneración al santo se extiende desde Palestina al resto del Imperio Romano de Oriente y en el siglo V su popularidad llega a la parte occidental del imperio.