ALFONSO II de Aragón en cuanto cumple la mayoría de edad se lanza hacia las tierras del sur y conquista Gúdar, Monteagudo del Castillo, Alcalá de la Selva y Teruel (ciudades que formaban parte del reino moro de Valencia). De esta forma queda territorialmente perfilado el reino aragonés, cuyas fronteras coinciden con las actuales salvo ligeros retoques e incorporaciones en los reinados de Pedro II (Manzanera, Rubielos de Mora, Ademuz) y de Jaime I (Linares de Mora). La única excepción será el señorío de Albarracín, en manos de la familia navarra de los Ruiz de Azagra, a partir del año siguiente y que no se incorporará al Reino hasta 1284.

En 1170, ALFONSO VIII se encuentra en Sahagún con ALFONSO II de Aragón y los dos firman un pacto por el que renuevan la amistad entre ambos reinos, y en definitiva, aplican lo acordado en el tratado de Tudején (1156). Concluida la reunión, los dos monarcas marchan a Tarazona, donde ALFONSO VIII contrae matrimonio con LEONOR de Inglaterra. La historia señala la perfecta unión de LEONOR con el rey castellano. La leyenda, sin embargo, explica que poco después de su boda ALFONSO se enamoró locamente de la judía RAQUEL, con quien vivió durante siete años en Toledo. Desde la misma Tarazona, ALFONSO II emprende una campaña contra los musulmanes, atacando las riberas del Guadalamar y del Alfambra y conquistando la ciudad de Caspe.

ALFONSO II de Aragón, conjuntamente con ALFONSO VIII ataca la plaza de Albarracín, cuyo señor, Pedro Ruíz de Azagra obedece al rey navarro SANCHO VI, pese a que su señorío está situado en la zona de expansión aragonesa. Pero el problema no se resuelve y Albarracín estará en el centro de una larga disputa navarro-castellano-aragonesa.

ALFONSO II de Aragón concede en 1177 a la aldea de Teruel, el título honorífico de villa y un fuero de repoblación que la convertirá en cabeza de un amplio territorio que desgaja del que ha otorgado a Daroca en el fuero de 1142.

Los aragoneses han empezado, por su parte, la conquista de Valencia el 1180 (o almenos antes de 1194) con la toma de Olocau

ALFONSO II de Aragón concierta, un tratado de paz con RAMON V, conde de Tolosa. El condado de Provenza es entregado a SANCHO, hijo de ALFONSO II, bajo la tutela del conde de Foix. ALFONSO II logra poner a gran parte de la Galia meridional bajo su influencia y señorío. Los condes o Vizcondes de Nimes, Beziers, Carcasona, Bearn, Foix, Bigorre, serán feudatarios de la Corona de Aragón.

Fallece D. Pedro Ruíz de Azagra -señor de Albarracín- y su hermano D. Fernando Ruíz de Azagra pasa a ser el segundo señor en la historia de Albarracín, hasta su muerte en el año 1196. ALFONSO II de Aragón se reúne en Agreda con ALFONSO VIII de Castilla, y ambos acuerdan continuar la lucha y acabar con la rebeldía del señor de Albarracín (protegido de Navarra), que continúa con su insumisión frente al rey de Aragón. Pero poco después, quizás atemorizado por la fuerza que va adquiriendo Castilla, ALFONSO II cambiará su política de amistad con ALFONSO VIII y se acercará a Navarra, olvidándose de Albarracín, por el momento. Además, D.Fernando Ruíz de Azagra y ALFONSO II llegarán a ser amigos, frenando las aspiraciones del castellano que aspiraba a anexionarse Albarracín.

Los firmantes de la Liga de Huesca del mes de marzo, firman a su vez, una tregua con los almohades por una duración de cinco años. Esta decisión política parece bien acertada, a la vista del terrible descalabro que sufren las armas castellanas en la batalla de Alarcos, frente a las tropas musulmanas comandadas por el famoso guerrero el Miramamolín. Castilla se queda aislada y su crecimiento se hace más dificultoso. Esta política, sin embargo, no durará demasiado porque el Papa quiere la unión de todos los reyes cristianos para luchar contra los sarracenos

Al morir Alfonso II el Casto de Aragón, deja Aragón y Catalunya a su primogénito PEDRO -con 19 años- que será llamado PEDRO el Católico (1196-1213) II de Aragón. Empieza a reinar bajo la tutela de su madre SANCHA de Castilla, hija de ALFONSO VII.

Muchos cátaros, huyendo de Francia, ante la actuación de los tribunales permanentes, se refugian en Catalunya -principalmente en la Diócesis de Urgell- y Aragón. Las primeras persecuciones en Catalunya contra ellos, datan de 1197, siendo ordenadas por PEDRO II de Aragón, quien dicta una ley de expulsión de los herejes y la pena de muerte en la hoguera.