La explotación de los indios por parte de los colonos españoles de México, convertido en el virreinato de Nueva España (1535/1823), es tal que, por la bula «Sublimis Deus», de este año, el papa PABLO III defiende la racionalidad de los indígenas, en cuanto que los indios son hombres, declara que tienen derecho a su libertad, a disponer de sus posesiones y a la vez tienen el derecho a abrazar la fe, que debe serles predicada con métodos pacíficos, evitando todo tipo de crueldad. Por ello, condena la esclavitud. (Su población, evaluada en 11 millones en el momento de la conquista, no pasará de 1.500.000 en 1650).

El emperador CARLOS del SIRG, con sus posesiones repartidas por toda Europa occidental, gobierna a veintiséis millones de personas; SOLIMÁN, a veintisiete millones. Son dos antagonistas dignos el uno del otro. A CARLOS V le consta que no puede enfrentarse a SOLIMÁN teniendo a sus espaldas un mortal enemigo como Francia (e igualmente a SOLIMÁN le consta que a sus espaldas tiene un mortal enemigo como Persia). En el Mediterráneo, BARBARROJA, a quien FRANCISCO I ha franqueado los puertos, reanuda sus saqueos y ataca a Nápoles, y reconquista Bizerta. En Hungría, SOLIMÁN inflige una dura derrota a FERNANDO, hermano del emperador, en la batalla de Eszek. CARLOS (V) ya no dispone de medios para responder a aquellos ataques conjuntos, y decide reunirse -en la fecha- con FRANCISCO I en Aigues-Mortes. En este coloquio, el rey de Francia promete no reanudar su alianza con los turcos. El emperador le entrega, a cambio, Saboya y los dos tercios del Piamonte, dejando sin resolver la cuestión de Milán.

España , en este año, tiene 7.415.000 habitantes, de los cuales 6.271.000 viven en el reino de Castilla, desigualmente distribuidos. Valencia 50.000 h.; Sevilla 45.000 h.

El 1553, Barcelona tiene poco más de 30.000 habitantes. Perpinyà, Girona y Lleida disponen de una población de entre 5.000 y 8.000 almas y otras cinco ciudades (Tortosa, Tarragona, Valls, Vic y Reus) se sitúan por encima de las 2.000. En el caso de Barcelona, el recinto amurallado en el siglo XIV (actual Raval) continúa estando casi despoblado hasta el siglo XVIII. A pesar de todo, las ciudades mantendrán una importante actividad artesana y comercial.

Los holandeses -tres millones de habitantes- ya hacía siglos que abrían compuertas cuando la marea era baja, elevaban el agua empleando fuerza humana o animal, levantaban diques, pero poco podían aprovechar el suelo recuperado al carecer de buenos medios de secaje. Por otra parte con estos medios rudimentarios les fue imposible combatir inundaciones tan terribles como las que sufrieron a lo largo del siglo XVI, especialmente la violentísima del año 1560 en el día de Todos los Santos. Estos hechos obligaron a las autoridades a crear una política de aguas con más rigor de la que ya se había iniciado en el siglo XIII. A partir de entonces, toda la Holanda septentrional quedó sembrada de molinos de viento, muy eficaces para el bombeo de las aguas.

El 1 de septiembre de 1561 se produce el anunciado traslado de la Corte, que se encontraba en Toledo, primero a Valladolid y después a Madrid. FELIPE II, que había puesto gran empeño en la renovación y ampliación del Alcázar Real de Madrid, se decide de esta manera a fijar su residencia y la de su familia definitivamente en Madrid que cuenta solo con unos 5.000 habitantes.  Madrid, por cierto, no estaba fortificada. El rey piensa que el saludable clima madrileño y los amplios espacios abiertos del río Manzanares resultarán más adecuados para su esposa ISABEL de Valois, de frágil salud, que la abigarrada y comprimida Toledo. Por otra parte, la situación de Madrid en el centro geográfico de la península favorece el intento de establecer un sistema radial. También tuvo en cuenta la singular abundancia de agua y la pervivencia de los diferentes acueductos, legado de la dominación árabe. La elección de Madrid, al margen de los deseos del rey, dará al Imperio un carácter cada vez más castellano, lo que no contribuirá precisamente al buen entendimiento entre castellanos, aragoneses, catalanes, valencianos e italianos.

Diez años más tarde, en la relación remitida por D. Antonio de Lugo, corregidor de Madrid, en febrero de 1571, se puede calcular que Madrid sin incluir los pueblos de su jurisdicción -Getafe y Fuenlabrada- tenía unas catorce mil almas.

El rey FELIPE III de españa, entrará en Valladolid el 9 de febrero. La ciudad acogerá, entonces, a unos 15.000 vecinos y se construirán en ella 400 casas grandes o palacios, entre los que destacará el del Duque de Lerma, todos ellos labrados en cantería. Con ello, el valido, Francisco de SANDOVAL, además de hacer pingües negocios vendiendo propiedades que previamente ha adquirido a bajo precio (especulación), mantiene a FELIPE III y a su joven esposa en un dorado aislamiento de fiestas y cacerías, mientras él maneja a su antojo las riendas del Estado. La verdad es que a partir de este momento cualquier acontecimiento era ocasión para celebrar por todo lo alto, un verdadero rosario de festejos. Para algunos, por otra parte, se trata de una estrategia dirigida a revitalizar la economía castellana y leonesa con Valladolid como motor.

La fundación española en el territorio actual de Bolivia se caracteriza por presentar una base minero-agrícola. La ciudad de Potosí, la más poblada de América en 1574 (120.000 habitantes), se convierte en un gran centro minero por la explotación de las minas de plata del Cerro Rico de Potosí y en 1611 es la mayor productora de plata del mundo. El rey CARLOS I ha otorgado a esta ciudad el título de villa imperial después de su fundación.

En Catalunya, entre 1500 y 1630, la población casi se duplica, recuperando, así, los niveles anteriores a la peste negra de 1348 (500.000 habitants). El crecimiento vegetativo y la inmigración occitana han sido las causas. Hacia 1630, comienza un período de regresión, provocado per la consecución del techo demogràfico y concretado en las sucesivas hambres y pestes (como la de 1651-1654) y en la Guerra dels Segadors (1640-59).