AURELIANO, oficial de la más alta categoría, es nombrado nuevo emperador romano (270-275). Cuando los godos se enteran que Claudio II ha muerto, creen que pueden reanudar impunemente sus correrías por el Imperio, pero AURELIANO los derrotará tan decisivamente como lo hiciera su antecesor.

Alrededor de la fecha, los visigodos dominan totalmente la provincia de Dacia. La riqueza del Imperio romano atrae desde hace años a la tribus germánicas que habitan a lo largo de las fronteras del Rin y del Danubio; éstas -en vista también de la crisis que en el siglo III ya es manifiesta en el Imperio romano- han empezado a unirse en poderosas confederaciones y a realizar no sólo incursiones en el territorio romano, sino a consolidar verdaderas conquistas. Tras la primera gran invasión germana, la alarma general llevará, entre otras cosas, a amurallar todas las urbes. La producción y el comercio se irán resintiendo y se alterará la circulación de moneda. Los ciudadanos de recursos, agobiados por las contribuciones exigidas desde Roma para solventar una administración y un ejército insostenibles, empezarán a establecerse en sus latifundios y en ellos se robustecerán, incluso con milicias. Éste será el primer paso de un amplio movimiento migratorio que tendrá como efecto la ruralización. AURELIANO refuerza la frontera Norte abandonando la Dacia en manos de los visigodos, de los vándalos y de los gépidos. Esa región, situada al norte del Danubio, queda muy expuesta, y se considera que es más conveniente para el Imperio mantenerse fuera de ella, fijando en el Danubio la frontera septentrional. Los ostrogodos se mantienen al norte del Mar Negro.

TÉTRICO I que gobierna junto con su hijo TÉTRICO II, consigue repeler los asaltos de las tribus germánicas que quieren aprovechar la confusión y el vacío de poder tras la muerte de Victorino pero no es capaz de recuperar Aquitania. TÉTRICO I instala su capital en Tréveris.

Los godos serán considerados como el pueblo germánico más romanizado, debido principalmente a haberse convertido en una especie de ejército federado de Roma. Así, por ejemplo, en 332, firman un pacto según el cual lucharán para los romanos allá donde se les necesite. Los “bárbaros” habían atravesado las fronteras ocasionalmente y en calidad de pueblos devastados. Ahora se trata de algo cualitativamente distinto: la federación. Una realidad que los romanos ya han ensayado con los francos y que va a vertebrar los últimos años del otrora esplendoroso Imperio, testimonio, además, de la necesidad que el Estado de Roma alberga de reunir a otras instancias para prolongar su agonía. Es, pues, la federación una alternativa, funcional, provisional, momentánea, a la gran decadencia romana, amenazada ya de muerte.

Los godos inician, por estas fechas, su división en dos importantes grupos: visigodos -o godos del Este- y ostrogodos -o godos del Oeste-. Las noticias sobre los godos son cada vez más y más frecuentes por sus pequeñas incursiones en su incansable búsqueda de un lugar acogedor donde establecerse.

Se da el nombre de luciferianos a los partidarios del obispo Lucifer de Cagliari (Cerdeña) en el siglo IV. Partidarios de una línea intransigente contra los obispos que, habiendo cedido ante el arrianismo, desean ahora volver a la plena comunión con la Iglesia. Su postura durísima les llevará incluso a romper la comunión con el obispo de Roma. Comunidades de este tipo se formarán en España, Italia, Alemania y Oriente dando lugar al denominado cisma luciferino o luciferiano. No se reprocha, pues, a Lucifer de Cagliari ningún error dogmático, sino que es cismático por aversión al arrianismo.

ULFILAS, obispo arriano, es el primero en traducir la Biblia al idioma de los godos, para lo cual tendrá que inventar un alfabeto. Aunque se sabe que ULFILAS es arriano, no está clara su posición exacta dentro del arrianismo. El hecho de firmar en el 360 en Constantinopla una fórmula similar a la de Rímini servirá a algunos autores para considerarlo moderado. Otros empero, lo encuadrarán en una postura radical debido a los fragmentos de su obra escrita, e incluso no faltarán los que le atribuirán un arrianismo específico. Así, el arrianismo sobrevivirá en Europa -gracias, principalmente, a los godos que serán evangelizados por ULFILAS- hasta el siglo VI.

Acuerdo del emperador Flavio VALENTE con los godos (visigodos y ostrogodos), estableciendo el río Danubio como frontera.

Fallece de apoplejía VALENTINIANO I, emperador romano de Occidente que ha invertido la mayor parte de su reinado en las Galias, defendiendo la línea del Rin contra las invasiones de los alamanes.

Los hunos (ahora ya con alanos, gépidos y ostrogodos) que en 374 han llegado a Europa atravesando el Volga, atraviesan ahora el río Dniéster, presionando sobre los visigodos. Éstos, al comprobar que la resistencia es imposible, en vez de ceder, como sus parientes los gépidos y los ostrogodos, prefieren cruzar el Danubio. Miles de personas (doscientos mil guerreros) pasan las fronteras del Imperio para instalarse, pacíficamente y con la anuencia del emperador VALENTE, en la zona de Silistria (Tracia). Los ostrogodos que no se han unido a los hunos se establecen en Panonia y los visigodos en Macedonia. Por primera vez en la existencia del Imperio un pueblo “bárbaro” -los visigodos- obtiene autorización imperial explícita para instalarse dentro de los límites del territorio romano. Con este consentimiento, dos necesidades –una, la visigoda de tierras, otra, la romana de ejército que le proporcionará seguridad- se unen de cara a un objetivo común: defender teóricamente el Imperio de la amenaza bárbara. Pero una vez establecidos los visigodos, se producen abusos de los corruptos comisionados imperiales en el trato hacia ellos.