La Gran Guerra del Norte (1700-1721) concluye con el tratado de Nystadt (en la costa finesa). Se firma el 30 de agosto de 1721, y estipula que Rusia obtiene los países bálticos, pero devolvera Finlandia. La guerra pone fin a la condición de gran potencia que ha adquirido Suecia tras un siglo de conquistas, y convierte a Rusia en una gran potencia que viene a sustituir a Suecia. Estos tratados, devuelven Polonia al elector de Sajonia, AUGUSTO (que como rey de Polonia gobierna como AUGUSTO II), transfieren Stettin y Pomerania Occidental de Suecia a Brandeburgo-Prusia, y Rusia ocupa las posesiones del Báltico oriental que mantiene Suecia. Este Tratado confirma el de Estocolmo del 1 de febrero de 1720.

Gran Bretaña y Francia, deseosas de mantener el juego de fuerzas fijado en Utrecht (1713), firman la Alianza de Hannover o Tratado de Herrenhausen, a la que se unirán Prusia y Holanda y, más tarde, Suecia y Dinamarca. Es la reacción al acercamiento que se había producido entre Madrid y Viena como consecuencia de la inutilidad de las negociaciones de Cambray, la poca confianza que inspira en Madrid la alianza con París y Londres y los deseos matrimoniales de ISABEL de Farnesio respecto a sus hijos.

El Primer Tratado de Viena entre España y Austria, firmado en el mes de abril, va seguido en noviembre de este mismo año por una alianza secreta entre ambos países. Entre sus cláusulas figuran la reconquista para España de Menorca y Gibraltar y el establecimiento de un vínculo matrimonial entre España y Austria. Quedará todo ello sin efecto ante la oposición de Gran Bretaña, Francia y Prusia.

JORGE II, elector de Hannover, rey de Gran Bretaña e Irlanda (1727-1760), sucede a su padre Jorge I. JORGE II estará tan poco interesado en el gobierno de Gran Bretaña como su padre. Los intereses centro-europeos de la Inglaterra de JORGE II son amplios por la relación familiar con la casa de Hannover. Durante la primera mitad del siglo predomina un sistema de alianzas que forman un aspa sobre el mapa europeo, es decir: Inglaterra y Austria frente a Francia y Prusia.

El joven FEDERICO (futuro FEDERICO II el Grande), pronto se plega a la voluntad de su padre y pasa por una etapa de aprendizaje en asuntos administrativos, económicos y militares. Finalmente, en la fecha, llega, incluso, a casarse con Isabel Cristina, hija de Fernando Alberto II de Brunswick, princesa elegida por su progenitor y a la que no ama. Con ella vivirá en el palacio de Rheinsberg, en Brandeburgo, donde podrá por fin dedicarse en paz a la música y la literatura y al estudio de la filosofia. Allí iniciará un intercambio epistolar con Voltaire y escribirá un libro. En él esboza la imagen de un soberano consciente de su deber y amante de la paz, guiado en sus acciones por las ideas de la Ilustración. El bienestar del pueblo debe tener precedencia sobre todo lo demás. En cuanto al soberano, Federico lo considera el «primer servidor del Estado».

Habiendo fallecido Augusto II, rey de Polonia, estalla la llamada Guerra de sucesión Polaca (1733-1735) ya que los posibles herederos a los tronos respectivos no están de acuerdo en aceptar la Pragmática Sanción promulgada por CARLOS VI en 1713. Austria y Prusia defienden la candidatura del hijo del rey muerto, AUGUSTO III (1733-1763), hijo de Augusto II y de Cristina Eberhardina de Brandeburgo. Francia apoya al suegro de LUIS XIV, ESTANISLAO I Leszczynski.

Hacia 1740 los demás Estados alemanes se habían rezagado en su desarrollo, dejando a Austria y Prusia como rivales por el dominio de Europa Central.

Fallece FEDERICO GUILLERMO I de Prusia.

FEDERICO II el Grande sucede a su padre Federico Guillermo I. FEDERICO II el Grande conocido como el “rey filósofo”, la figura más descollante de la dinastía de los HOHENZOLLERN, amigo de Voltaire y mecenas de las artes y las ciencias, encarna la ambivalencia prusiana: civilización y barbarie. Aspira a ser un “déspota benévolo”, o sea, un monarca absoluto, pero que usará su poder para hacer el bien a su pueblo. Elimina la tortura, la censura y la discriminación religiosa (él, personalmente, no practica religión alguna) y hace cuanto puede para fomentar la ciencia y la cultura. Pero lo que más desea es demostrar, recordando a su difunto padre, que es también un guerrero. Y en esto tendrá suerte, pues resultará ser un general de insólito talento. Por otra parte, bajo FEDERICO II el Grande, Berlín se convertirá en un centro cultural intelectual, en una “Atenas del Spree” (Spree es el río que pasa por Berlín). Federico II el Grande, resumiendo, hará realidad el sueño de su padre de convertir Prusia en una gran potencia.

En virtud de una pragmática sanción, sucede a Carlos VI, la hija de este, MARÍA TERESA (23 años), que es en teoría oficialmente reconocida como archiduquesa de Austria, emperatriz (1740-1780), reina de Hungría (1740-1780) y reina de Bohemia (1743-1780), por las cortes europeas, pero, sin embargo, pronto surgirán nuevos problemas respecto a esta cuestión. Baviera, España, Prusia y Sajonia, apoyadas por Francia, presentarán reclamaciones territoriales.